Lo que conducir un Tesla autónomo nos dice sobre el futuro de la autonomía

JACKSONVILLE, Florida — Cuando decidimos que era hora de comer, Chuck Cook tocó la pantalla digital del tablero de su Tesla Model Y y le dijo al auto que nos llevara al Bearded Pig, un local de barbacoa al otro lado de la ciudad.

“No sé cómo le irá. Pero creo que va a ir bastante bien”, dijo con el entusiasmo tradicional y contagioso que puso en casi todos los momentos de nuestro recorrido de un día por Jacksonville, Florida, en un auto que podía conducirse solo.

Durante más de dos años, Tesla ha estado probando una tecnología que denomina Full Self-Driving con Cook, piloto de aviación y apicultor aficionado de 53 años, y un número limitado de propietarios de autos de todo el país.

Tesla lleva mucho tiempo ofreciendo un sistema de asistencia al conductor llamado Autopilot, que puede dirigir, frenar y acelerar sus automóviles en autopistas. Pero la conducción autónoma total es algo diferente. Es un esfuerzo por extender ese tipo de tecnología más allá de las autopistas y a las calles de las ciudades.

Este verano, Elon Musk, director ejecutivo de la compañía, aseguró que el sistema estaría disponible en más de un millón de autos a finales de año. En agosto, pasamos un día conduciendo con Cook y su Tesla para evaluar los avances de esa tecnología experimental.

Durante seis horas, su auto recorrió autopistas, rampas de salida, calles urbanas, rotondas, puentes y estacionamientos. Con las manos cerca o sobre el volante y los ojos en la carretera, el auto intentó dar más de 40 giros a la izquierda hacia el tráfico en sentido contrario. Nos mantuvo al borde del asiento.

Todo el tiempo, las cámaras de video grabaron todo lo que vivimos, incluyendo una GoPro montada en el techo, así como las ocho cámaras instaladas por Tesla en las partes delantera, trasera y laterales del auto.

El viaje al Bearded Pig

El momento más revelador llegó cuando el auto nos llevaba a comer. Tras sortear un tráfico denso en una carretera de cuatro carriles, tomar una curva inesperada y volver a trazar rápidamente la ruta hacia el restaurante, el vehículo giró a la derecha en una calle corta junto a un pequeño motel. Pero cuando el Tesla se esforzaba por comprender el entorno y se desviaba de la carretera para entrar en el estacionamiento del motel, Cook tuvo que retomar el control.

Después de rodear el motel, el auto cometió casi de inmediato el mismo error, esta vez metiéndose en el estacionamiento. Fue aleccionador ver lo cerca que estuvimos de chocar contra un automóvil estacionado después de pasar por encima de un bordillo bajo que separaba el estacionamiento de la carretera. Incluso la pantalla interna del auto sugería que le costaba distinguir el bordillo.

Tesla modifica de manera constante la tecnología para corregir sus defectos. Desde el día que condujimos por Jacksonville, la empresa ha lanzado dos veces nuevas versiones de la tecnología que muestran señales de mejora. No obstante, el momento vivido en el estacionamiento del motel demostró por qué puede pasar mucho tiempo antes de que los autos puedan conducir solos y con seguridad a cualquier parte.

Las experiencias de usuarios beta como Cook son una ventana a la apuesta enormemente ambiciosa y costosa que Tesla está haciendo por la tecnología de conducción autónoma. Tanto Tesla como otras empresas están invirtiendo miles de millones en la investigación y el desarrollo de vehículos autónomos: taxis que nos lleven por la ciudad, camiones que nos entreguen nuestros pedidos por internet y quizá algún día autos que lleven a nuestros hijos al entrenamiento de fútbol.

Elon Musk y Tesla no respondieron a las solicitudes para hacer comentarios destinados a este reportaje. Sin embargo, el Modelo Y de Cook ofrece un atisbo del futuro hacia el que avanzamos, que puede resultar más seguro, más fiable y menos estresante, pero al que aún le faltan años para convertirse en realidad.

La tecnología de Tesla puede funcionar extraordinariamente bien. Cambia de carril por sí sola, reconoce los semáforos en verde y es capaz de hacer giros normales contra el tráfico que se aproxima. Pero, de vez en cuando, comete un error y obliga a intervenir a usuarios que prueban la tecnología, como Chuck.

“Ese momento demuestra que el auto solo puede saber lo que está entrenado para saber”, comentó Cook sobre el giro repentino en el estacionamiento. “El mundo es muy grande y hay muchos casos para los que Tesla puede no haberlo entrenado”.

Los expertos dicen que ningún sistema podría tener la sofisticación necesaria para manejar todos los escenarios posibles en cualquier carretera. Para ello se necesitaría una tecnología que imitara el razonamiento humano, una tecnología que los humanos aún no sabemos construir.

Esa tecnología, denominada inteligencia artificial general, “está todavía muy lejos”, afirmó Andrew Clare, director de Tecnología de la empresa de vehículos autónomos Nuro. “No es algo en lo que tú o yo o nuestros hijos debamos confiar para que nos ayude a desplazarnos en auto”.

‘La vuelta de Chuck’

En la comunidad de entusiastas de Tesla, accionistas, blogueros y expertos en redes sociales, Chuck Cook es famoso. Este verano, Musk se fijó en la meticulosidad con la que exploraba los límites de la tecnología en una serie de videos de YouTube.

Cook había estado subiendo en internet videos de su Tesla en los que intentaba sortear una vuelta a la izquierda cerca de su casa de Jacksonville. (Cook utiliza el dinero de los anuncios de YouTube y las donaciones de los espectadores para pagar las cámaras y otros equipos). Para realizar esa vuelta, el auto debe atravesar tres carriles de tráfico que se aproximan por la izquierda, colarse por un hueco en el camellón e incorporarse a otros tres carriles de tráfico que se aproximan por la derecha.

A veces, el auto daba el giro con aplomo, metiéndose en la vía pública y esperando el momento en que pudiera pasar a toda velocidad a un carril más alejado. Otras veces, se quedaba atascado junto al camellón a mitad de la curva, con el parachoques trasero sobresaliendo hacia el tráfico que se aproximaba.

Pronto, Musk se dio cuenta de los videos y prometió solucionar lo que los entusiastas de Tesla empezaron a llamar “la vuelta de Chuck”. En las semanas siguientes, Tesla equipó varios autos de prueba con una nueva versión de su tecnología de conducción autónoma y los envió al barrio de Cook, donde pasaron varias semanas probando el nuevo software y recopilando datos que pudieran ayudar a mejorarlo.

Cook y yo pasamos buena parte del día pidiendo a su auto que tomara la curva que lleva su nombre. Cada intento era distinto del anterior. A veces, los automóviles se acercaban mucho más rápido por la izquierda. Otras veces, desde la derecha. A veces, la distancia entre los dos era enorme. Otras veces, era minúscula.

Poco después de aquel día en Jacksonville, Tesla lanzó una nueva versión de su software para Cook y otros usuarios beta. La pantalla del auto mostraba ahora una superposición azul que indicaba lo que era una zona segura en el camellón.

Cuando se enfrentaba a tráfico denso, podía dirigir la vuelta de Chuck con una precisión que no había sido posible en el pasado. Así, si tenía que detenerse junto al camellón, se colocaba de forma que el tráfico pudiera pasar con seguridad tanto por delante como por detrás.

La vuelta de Chuck es solo una de las infinitas situaciones a las que puede enfrentarse un Tesla en carretera.

Algunos son relativamente comunes. Las empresas como Tesla pueden probar y volver a probar sus tecnologías en estas situaciones hasta que están seguras de que un auto puede manejarlas con seguridad. Pero otros escenarios son raros e inesperados, lo que los expertos del sector llaman “casos límite”.

“Es muy fácil resolver el primer 90 por ciento del problema, pero muy difícil resolver el último 10 por ciento”, afirmó Clare, refiriéndose al esfuerzo de décadas para crear vehículos autónomos. “Hay que ser capaz de manejar esos casos extremos con elegancia”.

Tras publicar la nueva beta, Musk suavizó sus afirmaciones sobre el futuro inmediato de la tecnología. Ahora dice que la tecnología no estará disponible de forma generalizada hasta el año que viene y que es poco probable que los reguladores aprueben su uso sin las manos en el volante. Autopilot aún requiere esa supervisión.

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