Comienza el juicio de la masacre de la sinagoga Árbol de la Vida

La masacre de la sinagoga Árbol de la Vida en 2018 fue el ataque antisemita más mortífero de la historia del país. (Hilary Swift/The New York Times)
La masacre de la sinagoga Árbol de la Vida en 2018 fue el ataque antisemita más mortífero de la historia del país. (Hilary Swift/The New York Times)

En la mañana del 27 de octubre de 2018, un hombre armado entró en la sinagoga Árbol de la Vida en Pittsburgh y mató a once personas que se habían reunido para rezar, el ataque antisemita más mortífero en la historia del país. El lunes, más de cuatro años después, el juicio contra el hombre acusado de la masacre comenzó con la selección del jurado.

El juicio se desarrollará en dos fases, la primera relativa a la culpabilidad y la segunda sobre la pena. Como los hechos que rodearon el tiroteo son en su mayoría indiscutibles, será un tribunal de un mes de duración sobre si el acusado, Robert Bowers, de 50 años, debe ser ejecutado. Sus abogados han ofrecido resolver el caso declarándolo culpable de todos los cargos a cambio de cadena perpetua sin posibilidad de excarcelación, pero los fiscales federales han rechazado esas ofertas.

Los juicios contra responsables de tiroteos masivos son relativamente poco comunes, dado que esas masacres suelen terminar con la muerte del atacante. El hombre que mató a doce personas en un cine de Colorado en 2012 fue condenado a cadena perpetua tras un juicio de diez semanas; el supremacista blanco que mató a nueve feligreses negros en Charleston, Carolina del Sur, en 2015 fue declarado culpable y condenado a muerte. El exalumno que mató a diecisiete personas en un colegio de Parkland, Florida, se declaró culpable, pero se enfrentó a un juicio de sentencia el año pasado, en el que un jurado votó a favor de mantenerlo en prisión de por vida.

El lunes, cada uno de los posibles miembros del jurado en el caso del Árbol de la Vida fueron interrogados durante casi 30 minutos, en su mayoría sobre sus pensamientos con respecto a la pena de muerte. La selección del jurado podría durar varias semanas.

Esto es lo que hay que saber ahora que comienza el juicio:

¿Quiénes eran las víctimas?

En el momento del atentado, la sinagoga Árbol de la Vida-Or L’Simcha, situada en un barrio acogedor con una rica historia judía, albergaba tres congregaciones distintas, que se reunían para los servicios religiosos en diferentes partes del edificio. La congregación Árbol de la Vida, fundada en Pittsburgh hace más de 150 años, y la congregación Nueva Luz, más pequeña, pertenecen a la rama conservadora del judaísmo; la tercera congregación, Dor Hadash, es reconstruccionista, una rama más liberal.

En el atentado murieron miembros de las tres congregaciones. Las víctimas fueron Joyce Fienberg, de 75 años; Richard Gottfried, de 65; Rose Mallinger, de 97; Daniel Stein, de 71; Melvin Wax, de 87; Irving Younger, de 69; Jerry Rabinowitz, de 66; el matrimonio Bernice, de 84, y Sylvan Simon, de 87; además de los hermanos Cecil, de 59, y David Rosenthal, de 54.

Seis personas resultaron heridas, entre ellas cuatro policías.

El atentado provocó conmoción e indignación en todo el mundo e hizo que personas de todas las comunidades religiosas de Pittsburgh se acercaran a apoyar a las congregaciones atacadas. Algunos miembros de Dor Hadash crearon una organización sin fines de lucro para ejercer presión a favor de nuevas leyes en materia de armas. El edificio de Árbol de la Vida, que permaneció vacío durante años tras la masacre, lo está rediseñando el arquitecto Daniel Libeskind y pronto se convertirá en la sede de una nueva organización dedicada a acabar con el antisemitismo. El domingo, los miembros de la congregación del Árbol de la Vida se reunieron en el jardín de la sinagoga para despedirse de su antiguo edificio.

¿Quién es el atacante acusado?

Bowers creció en un suburbio de Pittsburgh, criado por su madre y su familia extensa. Cuando era niño, su padre, al que no veía, fue acusado de violar a una mujer en el mismo barrio donde más tarde se produciría el tiroteo masivo, y se suicidó antes del juicio.

Después de la preparatoria, Bowers trabajó como repartidor en una panadería y más tarde como camionero de larga distancia. Le gustaba arreglar electrodomésticos, trabajaba en la página web de un programa de radio conservador y, según sus vecinos, era muy reservado, al menos fuera del internet.

En línea, era una presencia prolífica y virulenta en foros de extrema derecha; chateaba con destacados supremacistas blancos y reenviaba mensajes suyos en los que mostraba una especial animadversión hacia los inmigrantes y los judíos.

En varios mensajes antes del asesinato, dirigió su ira contra HIAS, una organización que ayuda a reasentar refugiados en Estados Unidos. Dor Hadash había sido una de los cientos de congregaciones judías de todo el país que celebraron un Shabat Nacional de los Refugiados una semana antes de la masacre. Bowers lo destacó en sus mensajes, escribiendo poco antes de la matanza: “A HIAS le gusta traer invasores que matan a nuestra gente. No puedo quedarme sentado viendo cómo masacran a mi gente. Al diablo su óptica; yo voy a entrar ahí”.

Las autoridades dijeron que tenía 21 armas registradas a su nombre, y que llevó a cabo el tiroteo en la sinagoga Árbol de la Vida con tres pistolas Glock .357 y un rifle semiautomático Colt AR-15.

Bowers resultó herido durante un tiroteo con la policía que puso fin al ataque. Luego fue acusado de 63 delitos, entre ellos once delitos de odio con resultado de muerte y once delitos de obstrucción al libre ejercicio de creencias religiosas con resultado de muerte. También se enfrenta a 36 cargos estatales, entre ellos once de asesinato, pero el fiscal del condado de Allegheny mantiene esos cargos en suspenso a la espera del proceso penal federal.

¿Qué dicen sus abogados?

El equipo de defensa de Bowers ha argumentado en sus informes que una serie de pruebas psiquiátricas y neurológicas, junto con “acontecimientos significativos” en su historia vital, han establecido que padece una “enfermedad mental grave” que incluye esquizofrenia, además de tener “deficiencias cerebrales estructurales y funcionales”, y epilepsia.

Su equipo de defensa incluye a Judy Clarke, que ha hecho carrera suplicando a los jurados que perdonen la vida a personas responsables de algunos de los actos de violencia más notorios del país, como uno de los terroristas del maratón de Boston, el Unabomber y el hombre que abrió fuego en el estacionamiento de un supermercado de Arizona, donde mató a seis personas e hirió a trece, entre ellas la exdiputada Gabrielle Giffords.

Los abogados de Bowers han impugnado de manera reiterada pero infructuosa la intención del gobierno de solicitar la pena de muerte. En un recurso presentado este año, los abogados defensores argumentaron que, bajo el mandato del fiscal general Merrick B. Garland, el Departamento de Justicia había sido arbitrario a la hora de decidir si pedía o no la pena capital. Citaron cientos de otros casos de asesinato en los que Garland había optado por no solicitar la pena de muerte, incluido el tiroteo masivo de 2019 perpetrado por un extremista antiinmigrante en un Walmart de El Paso, Texas.

El gobierno ha rebatido estos argumentos insistiendo en que hay factores en este caso, como el abierto antisemitismo de Bowers y su decisión de atacar durante un servicio religioso, “que hacen que la pena de muerte esté específicamente justificada”.

¿Qué han dicho los miembros de las congregaciones sobre la petición de pena de muerte?

Existe una amplia gama de opiniones sobre este caso entre los miembros de las tres congregaciones, incluso entre los que sobrevivieron al atentado y los familiares de las víctimas.

El rabino de New Light y los miembros de Dor Hadash han instado públicamente al gobierno a que no aplique la pena de muerte, una oposición motivada, según dijeron en cartas y discursos, por principios religiosos y éticos, así como por la preocupación de los efectos de un juicio prolongado en personas ya traumatizadas. Ese calvario, escribió el presidente de Dor Hadash en una carta a Garland, podría “impedir el proceso de curación de algunos de nuestros miembros”. Los fiscales federales han expresado su intención de reproducir en el juicio las llamadas al 911 de congregantes aterrorizados que describen los asesinatos tal y como se produjeron y mostrar fotografías gráficas de la autopsia.

Sin embargo, los familiares de nueve de las once víctimas escribieron en una carta a The Pittsburgh Jewish Chronicle el año pasado que aceptar una declaración de culpabilidad de Bowers, evitando así un juicio y la posibilidad de su ejecución, sería dejarle “la salida fácil”.

“Sus crímenes merecen la pena de muerte”, escribieron.

c.2023 The New York Times Company