Comicios en EEUU: una prueba entre las mentiras electorales
Antes incluso de que se conozcan los resultados, el último día de votación en las elecciones estadounidenses de media legislatura llegó el martes con un gran interés sobre el proceso de voto en sí, tras dos años de afirmaciones falsas y teorías conspirativas avivadas por el presidente Donald Trump tras su derrota electoral en las últimas elecciones presidenciales.
Trump y sus aliados lograron sembrar la desconfianza sobre la forma en la que se depositan y se cuentan los votos al fomentar afirmaciones falsas de fraude generalizado. La campaña ha mermado la confianza de la población en las elecciones y la democracia, lo que derivó en restricciones al voto por correo y nuevos requisitos de identificación en algunos estados de gobierno republicano, y provocó amenazas de muerte contra funcionarios electorales.
La jornada electoral estaba marcada este año por el temor a nuevos incidentes de acoso y la posibilidad de interferencias en centros de votación y oficinas electorales donde se contarán los sufragios. Las autoridades electorales dijeron estar preparadas para gestionar cualquier problema que se presente e instaron a los votantes a no dejarse disuadir.
“Este proceso transparente, bipartidista administrado por profesionales electorales en todo el país será seguro, será preciso y tendrá integridad”, dijo Matt Masterson, que fue funcionario de seguridad electoral de alto rango en el gobierno de Trump, en una conferencia de prensa organizada por The Aspen Institute. “La mejor respuesta para todos nosotros es salir y participar en él”.
No se reportaron grandes problemas durante el proceso de voto anticipado. Antes incluso de la pandemia, muchos estados habían empezado a abandonar el modelo de un día único para permitir que la gente pudiera votar en persona con días o semanas de antelación o enviar sus boletas por correo.
Casi 44,5 millones de personas en todo el país habían votado ya antes del martes.
La tendencia política parecía ser un factor cada vez más determinante en la forma de voto. El escepticismo republicano hacia el voto por correo ha persistido bajo los ataques de Trump y sus aliados. Algunos activistas y candidatos republicanos han llegado a instar a los votantes que recibieron boletas por correo a que esperasen hasta el último momento para enviarlas con el argumento de que eso impediría de algún modo que los demócratas robaran los comicios.
No hay pruebas de fraude generalizado ni manipulación de máquinas de voto en 2020. Todas las exhaustivas revisiones en estados donde Trump presentó impugnaciones confirmaron la victoria de Biden, y docenas de jueces, incluso los que había nombrado Trump, desestimaron numerosas demandas que hacían acusaciones infundadas de infracciones.
Las autoridades electorales han defendido el sistema. Señalan a los muchos controles que existen para asegurar que sólo se contabiliza un voto por persona, las revisiones que garantizan que las máquinas cuentan las boletas con precisión y los esfuerzos por identificar cualquier intento de fraude.
“Las elecciones estatales y locales tienen planes de contingencia para que los votantes puedan tener confianza en nuestras elecciones”, indicaron funcionarios electorales en un comunicado de la Asociación Nacional de Secretarios de Estado y la Asociación Nacional de Directores de Elecciones Estatales.
Pero las afirmaciones falsas se han extendido mucho entre los republicanos, alimentadas por teóricos de la conspiración en medios sociales y en actos organizados en todo el país. Un sondeo de octubre de Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research reveló que el 45% de los republicanos tenía poca o ninguna confianza en que los votos de las elecciones de media legislatura se contaran con precisión. Y una mayoría de republicanos, el 58%, sigue creyendo que el presidente, Joe Biden, no fue elegido de forma legítima, aunque el porcentaje ha bajado un poco desde el 66% de julio de 2021.
Las autoridades electorales admiten que los sistemas de voto electrónico pueden ser vulnerables y han tomado muchas medidas para aumentar la seguridad desde la votación de 2016, cuando se determinó que Rusia había buscado vulnerabilidades. El Congreso ha enviado casi 900 millones de dólares a los estados para aumentar sus ciberdefensas, lo que incluye contratar más personal de tecnologías de la información, sustituir sistemas anticuados y añadir pruebas periódicas de seguridad.
Además, la mayoría de los votantes emplea boletas marcadas a mano o utiliza máquinas que producen un registro en papel de su voto. Esos documentos se utilizan después de las elecciones para comprobar que las máquinas utilizadas para contar votos funcionan de forma adecuada.
Antes de las elecciones, grupos conservadores y republicanos reclutaron observadores electorales y trabajadores electorales locales. Motivados por las mentiras sobre los comicios de 2020, algunas personas incluso se colocaron cerca de buzones electorales en Arizona con armas visibles, equipo antibalas y el rostro oculto por máscaras. Apenas la semana pasada, un juez ordenó que esos grupos se mantuvieran al menos a 250 pies (76 metros).
Desde las elecciones de 2020, las acusaciones falsas han provocado una oleada de acoso y amenazas de muerte contra trabajadores y responsables electorales. Eso ha hecho que algunos abandonen la profesión, una pérdida de experiencia que ha agravado los desafíos de celebrar unas elecciones sin incidentes este año.
Las autoridades electorales han prometido que no dudarán en contactar con las fuerzas de seguridad para proteger a los votantes y al personal de los comicios. Una coalición de grupos de defensa del derecho al voto tiene voluntarios disponibles para asistir a cualquier votante que tenga problemas en la jornada electoral, con el teléfono 866-OUR-VOTE.
Los resultados empezarían a llegar con el cierre de urnas. Las diferencias entre normas y plazos límite para entregar las boletas harían que algunos estados reportaran datos más rápido que otros. Las autoridades electorales en Pensilvania, Wisconsin y Michigan no pueden empezar a procesar los votos por correo hasta el día de las elecciones o unos pocos días antes, lo que dará trabajo adicional a las autoridades locales, y podría suponer demoras. Otros estados, como Florida y Georgia, dan semanas a sus autoridades electorales para preparar los votos por correo para contarlos, lo que acelera el proceso.
“Los resultados, como siempre, tomarán un tiempo porque el día de las elecciones no es el día de los resultados”, dijo Sylvia Albert, directora de votación del grupo no partidista de derecho al voto Common Cause.
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Mulvihill informó desde Cherry Hill, Nueva Jersey.