Los comercios del viejo Damasco esperan la vuelta de los turistas internacionales

La entrada del Zoco Al-Hamidiyah, el zoco más grande y central de Siria, en la antigua ciudad de Damasco, frente a la Mezquita de los Omeyas.

Un mes después de la caída de Bashar al Asad, el gobierno de transición quiere enfocarse en sacar a Siria de la ruina. La cancillería ha pedido a Estados Unidos levantar las sanciones que pesan sobre su economía y que impiden a la población acceder a suministros básicos. Nuestra enviada Melissa Barra estuvo en la ciudad vieja de Damasco, donde los trabajadores esperan que el regreso del turismo relance su economía.

En la ciudad vieja de Damasco, la tienda de artesanías de Mahmud es como una cueva de Ali Baba al pie de la majestuosa Mesquita de los Omeyas, construida en el siglo 8. Sus muros milenarios veían pasar visitantes del mundo entero hasta que el país se cerró con la guerra civil.

Suvenires con la nueva bandera

“El turismo interno existe pero el externo no. Los únicos extranjeros en los últimos 14 años han sido los iraquíes, iraníes y libaneses. Durante años nos ahogaron económicamente. Estaba prohibido usar dólares. Mis tres hermanas se fueron del país”, cuenta Mahmud.

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Como todos los vendedores del sector, se dedica ahora a vender suvenires de madera pintados de los colores de la nueva bandera con tres estrellas rojas. “Está hecho en Siria. Cortamos la madera con láser. Los sirios lo compran mucho, gracias a Dios”, precisa.

“Soy optimista”

Al otro lado de la ciudad está la histórica Puerta Bab Tuma, donde ocurrió la primera protesta en Damasco contra Bashar al Asad, en febrero de 2011. La comisaría y los carros de la antigua policía han sido destrozados y dejados a la vista. Los nuevos agentes tienen prohibido hablar con la prensa.


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