“Ahora sí vamos a comer”, familias de Acapulco inician éxodo en Guerrero tras daños por Otis

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La familia Vázquez de la colonia María de la O, de Acapulco, agarró lo poco que les quedó de sus pertenencias tras el paso del huracán Otis y se trasladó a Chilpancingo. Los acompañan unos gemelos que nacieron hace apenas seis meses.

Las instalaciones de Estrella de Oro y Estrella Blanca, empresas de autobuses de pasajeros, lucen llenas de personas y en su mayoría provienen de Acapulco.

Algunas familias viajan a Chilpancingo a comprar víveres y otras para mudarse con alguno de sus familiares hasta que la situación en Acapulco se normalice, al menos en el suministro de agua y luz eléctrica.

“Nosotros nos vamos con unos familiares de mi suegro que viven en Tlapa y allá estaremos mientras sepamos que haya lo más necesario para vivir en Acapulco porque ahorita no tenemos nada”, contó Miriam Ariadna Vázquez, una de los 11 integrantes de la familia.

—¿Dicen que allá en Tlapa hace mucho calor verdad?—  pregunta una de sus familiares a Miriam Ariadna.

—No sé, pero al menos ahora sí vamos a comer pero para eso tenemos que buscar trabajo—, le contesta.

Miriam Ariadna cuenta que la noche del martes 25 y madrugada del miércoles 26 vivieron horas de terror. “Nomás vimos como el techo de nuestras casas las volaba el viento y el agua se metía a chorros”, dijo.

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Narra que cuando los vientos y la lluvia estaban muy fuertes lo único que hicieron fue salvar sus vidas. “Todos nos abrazamos muy fuerte para que el viento no nos levantara”, dice Miriam Ariadna.

Asegura que a una semana del paso del huracán Otis, a las familias de las colonia María de la O, ubicada en lo alto de un cerro al poniente de Acapulco, no ha llegado ninguna ayuda del gobierno.

“Me da risa lo que ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador de que ya hay despensas y suministro de luz a las colonias pobres pero todo eso es mentira, no hay nada”, reprocha.

familias Acapulco otis
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Viajan de Acapulco a Chilpancingo por delincuencia y olvido institucional

María Eugenia Esteban Flores, una costeña oriunda de Acapulco desde hace 54 años, junto con su esposo, hijos, nuera y nietos salieron del puerto porque solamente les quedó el cascarón de su casa en la colonia Bella Vista, ubicada arriba de la zona de hospitales en la avenida Ruiz Cortines.

Vecinos aseguran que al estar en una zona alta, los vientos los golpearon con fuerza y la mayoría de las familias lo perdieron todo.

El gobierno debería de ir a las colonias de las partes altas de Acapulco a desenterrar a los muertos“, dice Jesús quien también mencionó a los daños causados por el huracán se suma la delincuencia, pues en las calles están asaltando a las personas.

María Eugenia y su esposo Jesús tenían un puesto de ropa afuera de Playa Caleta, pero todo quedó destruido a causa del huracán Otis, por lo que llegaron a Chilpancingo y se dirigen a Mochitlán, donde planean vivir con sus familiares durante los próximos meses.

“Somos 12 integrantes de la familia y pues son muchas bocas pero tenemos que trabajar para ganarnos la comida”, dijo María Eugenia Esteban.

María Eugenia considera que Otis fue más terrible que el huracán Paulina, en 1997 y la tormenta tropical Manuel y el huracán Ingrid en el 2013. Cuenta que en el huracán Paulina se durmieron toda la noche con la lluvia y despertaron al otro día dándose cuenta del desastre.

“Pero ahora con el huracán Otis no dormimos toda la noche porque estuvo muy horrible, fue como una película de terror”.

A las dos centrales de autobuses de Chilpancingo también llegaron familias para comprar víveres como como arroz, atún, papel de baño y agua en el mercado central Baltasar R. Leyva Mancilla.

Otros afectados por el huracán Otis llegaron en sus vehículos e hicieron largas filas para comprar gasolina en las estaciones de servicio ubicadas en distintos puntos de Chilpancingo.

De Amapola Periodismo Transgresor