Comentario: Paul vs. Tyson fue un éxito para Netflix y la taquilla, pero también una tristeza boxística
El deporte del boxeo tiene la capacidad de caer muy bajo en ocasiones, pero también tiene la habilidad para levantarse de la lona una y otra vez. El viernes fue una de esas noches en las que este deporte llegó a un nuevo nivel de bajeza.
En la casa de los Cowboys, Mike Tyson (50-7, 44 KOs), uno de los peleadores más temidos en el pugilismo hace cuatro décadas, “salió del retiro” a sus 58 años para medirse a Jake Paul (11-1, 7 KOs), de 27 años, un YouTuber convertido en boxeador profesional.
Lo que vimos fue algo que se esperaba, o probablemente un poco peor. ¿Pero debimos esperar algo más de este duelo tan disparejo?
Realmente no.
Tyson se comportó el viernes en el AT&T Stadium de Arlington, Texas, como lo que realmente es: un muy lejano recuerdo de un boxeador furioso y salvaje. El excampeón del mundo se subió al escenario como lo que es, un señor de 58 años de edad que fue a cobrar un cheque de más de $20 millones de dólares y a los pocos minutos de haber iniciado el combate confirmó lo que ya él mismo sabía de su triste realidad física: sus piernas no le daban para más, su condición física era muy limitada y cada vez que se acercaba al muchacho que tenía enfrente se podía sentir que la contienda podría terminar en cualquier instante.
Este Tyson del viernes no tiene nada que ver con el Tyson que aterrorizó a los pesos pesados en los ochenta y noventa, y cualquier aficionado con un poco de sentido común debería de saber eso. Lo único increíble es que el veterano pugilista no haya cerrado el capítulo como boxeador profesional y aún dejó abierta la posibilidad de enfrentar a alguien más.
También, el duelo del viernes enseñó a los amantes de las redes sociales que 10 o 15 segundos de un video de TikTok de hace cuatro años no es lo mismo que ver a un boxeador arriba del ring ante un muchacho 31 años más joven.
“Esta es una de esas situaciones en las que pierdes, pero, aun así, ganas. Estoy agradecido por lo de anoche. No me arrepiento de haber subido una última vez más”, declaró Tyson el sábado en sus redes sociales, para luego recordar que la contienda fue postergada en mayo pasado debido a que tuvo problemas de salud.
“Casi muero en junio. Me hicieron 8 transfusiones de sangre. Perdí la mitad de mi sangre y 25 libras en el hospital y tuve que pelear para estar sano para pelear, así que gané”, declaró Tyson, quien no había peleado desde 2005. “Que mis hijos me vean pelear cuerpo a cuerpo y terminar 8 asaltos con un boxeador con talento de la mitad de mi edad ante un estadio de los Dallas Cowboys abarrotado, es una experiencia que ningún hombre tiene derecho a pedir. Gracias”.
Más de 72,300 aficionados presenciaron el duelo sancionado como un combate profesional y en los hogares también fue un éxito. Netflix reportó que 60 millones de suscriptores vieron el duelo entre Paul y Tyson, y que llegaron a tener hasta 65 millones en un momento. La recaudación de la taquilla de Paul vs. Tyson superó los 18 millones de dólares, venciendo el récord de Canelo Álvarez ante Billy Joe Saunders en 2021 de nueve millones de dólares.
El éxito de Netflix para este tipo de espectáculos, así como la recaudación en la taquilla, afirma que la calidad de los combates e incluso la calidad de los peleadores de estas peleas no tienen que ser del máximo nivel para alcanzar cifras millonarias de recaudación. Mientras peleadores profesionales se arriesgan la vida los viernes por la noche por $20,000 en escenarios modestos, pugilistas como Paul han ganado más que el mismo Canelo, el peleador que más dinero genera en el boxeo profesional.
La popularidad de Paul lo ha llevado a retar a Canelo y hasta despreciarlo, pues “él lo necesitaba más”. Si se trata de buscar peleas millonarias, Paul no está tan equivocado al decir que Canelo debería estar más interesado.
Si enfrentara a Paul, Canelo ganaría mucho más de lo que generaría un duelo ante David Benavidez. Además, el YouTuber estadounidense es un pugilista mucho más limitado. Como ya lo hemos visto en sus peleas, Álvarez es un hombre de negocios, así que no podríamos descartar ese combate por más descabellado que luciera.
Actualmente, Álvarez enfrenta a campeones del mundo, pero también él elige a sus rivales, con taquillas millonarias y seguidores que llenan estadios a donde él vaya, sin importar tanto el nivel de sus oponentes. El modelo de Paul tampoco es tan diferente, pero sí más extremo.
Paul ha hecho muchas de sus peleas ante estadios llenos con aficionados que no son de los más conocedores del deporte, pero que sí cuentan con el poder adquisitivo que buscan los promotores. Paul, un hombre de negocios con mucha visión para este tipo de espectáculos, tampoco es muy fácil de encontrar, pues tiene seguidores fieles que garantizan el éxito de sus eventos.
Por lo que se refiere al combate, probablemente no le sirvió ni al propio Paul para ver si había mejorado o no. El joven estadounidense no se empleó a fondo y peleó todo el tiempo preocupándose de que Tyson llegara a los ocho asaltos, evitando que este último pasara el ridículo.
“Quería dar un espectáculo a los aficionados, pero no quería lastimar a alguien que no necesitaba ser lastimado”, expresó Paul.
El viernes, fue un capítulo vergonzoso del boxeo, el cual deja muy poco espacio para el reclamo, pues al final de cuentas, los que se sienten decepcionados, se deberían de preguntar a si mismos:
¿Esperaban más?
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Este artículo fue publicado por primera vez en Los Angeles Times en Español.