Comedor ‘halal’ para musulmanes y cristianos en uno de los barrios más humildes de España

Elche (Alicante), 18 dic (EFE).- Un humilde comedor social en uno de los barrios más pobres de España, el de Carrús en Elche (Alicante, sureste), ofrece cada día 150 raciones de comidas 'halal' (permitida por las normas islámicas) gratis, tanto a musulmanes como a cristianos que viven en la calle o en situación de vulnerabilidad.

El comedor de la comunidad islámica ‘Al Taufik’ (‘Puertas abiertas’) está regentado por María Eugenia Bermúdez, una sevillana del barrio de Santa Catalina, de 64 años, que lleva más de media vida en Elche con su marido, el tunecino Ahmed Zarrouk, un peluquero ya jubilado de 71.

Desde 2008 tienen este espacio solidario en el tercer barrio español con menos renta bruta por persona, donde con varios voluntarios preparan un menú sin cerdo ni alcohol y con carne sacrificada extrayendo la sangre, con una oración y mirando a La Meca (tal como especifica la tradición musulmana).

Hasta 150 personas sin hogar o con un techo pero que, a través de un trabajador social, acreditan ingresos inferiores a los 600 euros mensuales (unos 650 dólares), comen gratis de domingo a viernes en este espacio de convivencia que cuidan con la única regla del respeto mutuo, explican en una entrevista con EFE María Eugenia y Ahmed.

“No podemos hacer comida para unos y diferente para otros, así que como el dinero no da para más y somos musulmanes preparamos comida 'halal' para todo el mundo, y de hecho vienen más no musulmanes que los que sí lo son", relata María Eugenia, quien no duda de que "aquí se come mejor que en muchas casas".

"Y caliente, claro, todo caliente", continúa mientras muestra una fideuà (un plato de fideos similar a la paella) alicantina recién hecha de pescado, con ensalada y yogur de postre.

El menú semanal tiene una base de legumbres, sobre todo alubias, lentejas y garbanzos, y verdura, sin que falten tres o cuatro días de carne, mientras que últimamente escasea la fruta a favor de los lácteos: "No nos la podemos permitir para tanta gente por los precios", según Ahmed.

"Creo que no guisamos mal porque hasta rebañan con el pan", relata María Eugenia sobre los usuarios de toda edad, algunas familias enteras con niños, la mayoría españoles y también del norte de África, latinoamericanos y del este de Europa.

En este comedor sin normas más allá del respeto mutuo atienden a todo aquel que acuda a las 12.30 horas al local, donde no hay lemas políticos aunque sí hay una pizarra escolar donde estas semanas se ha escrito con tiza el lema 'Vida para Palestina' en vez de colocar el nombre de los donantes de comida.

"Personas que están solas, en la calle o sin familia, están deseando llegar porque es el momento del día en que hablan con otros", según María Eugenia, quien destaca que en los años que lleva apenas ha habido incidentes pese a que los usuarios comparten mesas y proceden de distintas partes del mundo.

A los que llegan con envases para llevar a la familia se les obliga a comer aquí primero y en todo caso nadie se va de manos vacías porque si la olla se ha vaciado se prepara un bocadillo. Parte de los usuarios son vecinos de la localidad mayores con casa propia que han trabajado toda la vida sin cotizar y ahora sólo tienen pensiones menores.

La pareja ya piensa en un "menú especial" para los días 24 y 31 de este mes con la colaboración por segundo año de la Fundación LaLiga, según cuenta Ahmed, donde no faltarán refrescos y zumos en lugar del agua habitual, y platos navideños como cordero, ensaladilla y otros elaborados para la ocasión. EFE

Por Antonio Martín

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