Una combinación de amor juvenil y represión rusa: se dieron el ‘Sí, acepto’ en una prisión moscovita

En una fotografía sin fecha proporcionada por Aleksandra Popova, Nadezhda Shtovba después de su ceremonia nupcial en una prisión en el centro de Moscú. (Vía Aleksandra Popova vía The New York Times)
En una fotografía sin fecha proporcionada por Aleksandra Popova, Nadezhda Shtovba después de su ceremonia nupcial en una prisión en el centro de Moscú. (Vía Aleksandra Popova vía The New York Times)

MOSCÚ — Nadezhda Shtovba no usó vestido blanco en su boda. No había damas de honor ni padrinos de boda. Ella y su esposo, Yegor, tampoco intercambiaron alianzas (los anillos están prohibidos en la Prisión de Butyrka).

Ahí es donde Yegor Shtovba ha pasado los últimos quince meses en detención preventiva. En septiembre de 2022, declamó un poema de amor escrito para Nadezhda en una reunión pública, fue la primera vez que compartía su obra frente a una multitud. La policía realizó una redada en el evento esa noche, lo detuvo y presentó cargos en su contra por “exhortos públicos a actividades dirigidas en contra de la seguridad del Estado”. La policía lo acusó de vitorear un poema antibélico leído por otro poeta, un acto que Shtovba niega.

Durante su boda con Nadezhda, en una ceremonia breve el mes pasado en una prisión en el centro de Moscú, fue la primera vez que la pareja tuvo contacto físico desde su arresto.

Nadezhda, quien ahora usa el apellido Shtovba, acaba de cumplir 18 años y cose juguetes de peluche para ganar dinero, comentó: “Durante diez minutos, simplemente estuvimos parados y abrazados”.

La boda, ante la presencia de la persona que hizo el registro y funcionarios de la cárcel, fue un testamento de su amor juvenil, que puede ser glorioso pero también complicado, confuso y difícil de sobrellevar incluso en circunstancias favorables. En Rusia, un Estado autoritario en medio de un combate estricto a la libertad de expresión, el momento feliz del matrimonio puede convertirse en una lucha ardua.

Nadezhda Shtovba, emocionada por usar el apellido de su nuevo marido, quien cumplió 23 años el mes pasado, relató: “Por supuesto, no pensé que me casaría tan joven. Pero como su novia no tendría ninguna relación legal con él y sería imposible verlo”.

Aleksandra Popova, una activista cuyo esposo era un codefensor en el juicio de Yegor Shtovba, afuera de la Prisión de Butyrka en Moscú, el 21 de diciembre de 2023. (Nanna Heitmann/The New York Times)
Aleksandra Popova, una activista cuyo esposo era un codefensor en el juicio de Yegor Shtovba, afuera de la Prisión de Butyrka en Moscú, el 21 de diciembre de 2023. (Nanna Heitmann/The New York Times)

Según Memorial, un grupo de derechos humanos vetado por las autoridades, hay cientos de presos políticos en Rusia. Algunos son integrantes muy conocidos de la oposición, como Alexéi Navalni e Ilya Yashin, cuya sentencia de ocho años y medio de cárcel por criticar la invasión rusa a Ucrania se ratificó el mes pasado.

No obstante, otros cientos son menos conocidos y la mayoría tiene seres queridos que luchan para mantenerse en contacto mientras estos están “en la zona”, un término de la jerga para las prisiones de alta seguridad en Rusia.

Alexandra Popova, una activista cuyo marido, Artyom Kamardin, era un codefensor en el juicio de Yegor Shtovba, mencionó: “Es muy difícil cuando te arrancan a la persona más querida y amada con la que estás planeando una familia y un futuro”.

La semana pasada, se sentenció a Yegor Shtovba a cinco años y medio en prisión y a Kamardin, quien también es un poeta, a siete años, por lo que las autoridades describen como el socavamiento de la seguridad nacional y la incitación al odio. Las sentencias largas ilustran la determinación que tiene el Kremlin de erradicar cualquier tipo de protesta antibélica.

Nadezhda y Yegor se conocieron de la misma manera que lo hacen muchas parejas jóvenes: en el centro comercial, por casualidad. La pareja conversaba en las redes sociales constantemente y, a la larga, se volvieron mejores amigos antes de enamorarse, recordó ella en una entrevista. Rompieron durante un rato y habían comenzado a salir de nuevo cuando a él lo arrestaron.

La policía arrestó a Yegor Shtovba el 25 de septiembre de 2022, varios días después de que el Kremlin emprendió una iniciativa nacional poco popular de movilizar a por lo menos 300.000 hombres a combatir en Ucrania. Yegor había finalmente reunido el suficiente valor para declamar en público algunos de sus poemas de amor, que antes solo había compartido con Nadezhda, y decidió ir a una lectura de poemas en la plaza Triumfalnaya en el centro de Moscú, junto a una estatua de Vladimir Mayakovsky, un poeta de principios del siglo XX.

Durante 13 años, las “Lecturas de Mayakovsky” atrajeron a asistentes con ideas de oposición. Era un lugar con historia: a finales de la década de los cincuenta y durante la de los sesenta, los poetas disidentes se reunían ahí para recitar sus obras y aquellas de otros escritores con mentalidades independientes. Al final, las lecturas se suprimieron y se prohibieron con violencia, hasta que se volvieron a hacer a partir de 2009.

En la reunión de septiembre de 2022, Kamardin, un ingeniero y activista, declamó un poema llamado “Mátame, militar” y un pareado breve (repleto de vulgaridades) que condenaba la guerra.

La policía empezó a detener a los participantes, incluido Yegor Shtovba, que las autoridades afirman vitoreaba mientras Kamardin hablaba, una acusación que su esposa y su abogado niegan. Yegor envió un mensaje a Nadezhda en el que le menciona que no podría verse con ella esa noche como habían planeado y, después, quedó incomunicado.

Al día siguiente, la policía allanó el apartamento donde Kamardin y Popova habitaban con un compañero de vivienda. Popova aseguró en una entrevista que las fuerzas de seguridad le hicieron ver un video en el cual se ve que sodomizan a Kamardin con la barra de una mancuerna de ejercicio en otra habitación en su hogar. Después, lo obligaron a grabar un video en el que suplica perdón por sus acciones.

Popova aseveró que los agentes la golpearon, la jalaron del cabello y le pusieron un pegamento extrafuerte en su rostro y boca.

Popova señaló que fue impactante “que, en el centro de Moscú, las autoridades pueden torturar a alguien y nadie hace nada”.

Popova, quien organiza campañas de redacción de cartas y apoya a presos al enviarles por correo alimentos y ropa, esperaba a Nadezhda Shtovba cuando salió después de su breve ceremonia nupcial el 6 de diciembre.

Popova recordó su propia experiencia y contó: “Ella me dijo que tenía miedo de tocarlo, de abrazarlo, temía que eso lo quebrantara, que él estaba tan frágil. Comentó que había olvidado que Yegor es muy alto, que se siente Pulgarcita junto a él. Quiero decir, es tan extraño y tan triste cuando olvidas cómo es tu persona amada, cómo huele”.

En un mensaje en la aplicación de mensajería Telegram enviado después de la boda, Nadezhda Shtovba manifestó que era verdad.

Shtovba expresó: “Bueno, estoy muy poco acostumbrada a él”.

c.2024 The New York Times Company