Columna | Especial o no, un vistazo a lo que marcó la vida de este mexicano distinguido

No todos los días el gobierno mexicano me otorga un premio, pero sucedió a principios de este año cuando el Instituto de los Mexicanos en el Exterior –a través del Consulado de México en Fresno– me otorgó el premio al Mexicano Distinguido.

En la ceremonia del 8 de diciembre, en la que Yammilette Rodríguez recibió el Premio Ohtli, me uní a otros mexicanos distinguidos como el presidente de Fresno State, Saúl Jiménez-Sandoval, y el fundador de Radio Bilingüe, Hugo Morales.

Para un niño que solía ayudar a su abuelo a sacar agua del pozo de su rancho de Valle de Juárez, en Chihuahua, y luego la transportaba en una carreta tirada por caballos, es un gran honor. El premio se otorga a mexicanos que residen en el extranjero y “tienen una trayectoria destacada en cualquier área del quehacer humano”.

Es una lección de humildad para un periodista que tomó por primera vez un cuaderno y una pluma de reportero cuando cursaba el segundo año en Delano High School y que ha llegado a escribir más de 3,000 reportajes, la mayoría de ellos sobre la gente que sigue construyendo el Valle de San Joaquín. También he tomado muchas fotos para ayudar a ilustrar esas historias.

Las historias son muchas: Una adolescente divorciada de 16 años, madre de tres hijos, que llegó a ser una empresaria de éxito; una higienista dental que se convirtió en multimillonaria de la radio y la televisión; una maratoniana de élite que huía de un padre maltratador; y una jueza federal que durmió en un saco de dormir hasta que consiguió su propia cama a los 15 años.

Son hijos de inmigrantes y habitantes de toda la vida que representan la cara del Valle.

México, ¡muchas gracias!

Esta es mi única oportunidad para contarles un poco más sobre mí.

- En un ensayo de tercer grado sobre lo que quería hacer en mi vida, quería graduarme de la Universidad de Texas en El Paso, colarme a China para iniciar una guerra civil, convertirme en sacerdote y comprar un auto para llevar gratis a la gente. Nada de eso ocurrió.

- Soy hijo de una madre y un padre que se casaron y divorciaron dos veces. Mi madre también se casó, se divorció y luego se casó con mi padrastro.

- Me han echado de un bar.

- Mi último trabajo de tiempo completo antes de comenzar la universidad fue fabricando suturas en una instalación de Johnson & Johnson en Texas.

- Fui jurado en un par de concursos de belleza.

- Participé en una subasta de solteros (una mujer se retiró de la puja para poder invertir en una bicicleta y luego me recogió en el aeropuerto de Stockton tras completar mi cita de soltero. Sí, se convirtió en mi novia).

- Quedé segundo en un concurso de sincronización labial.

- En la preparatoria escribía 78 palabras por minuto en una máquina de escribir manual.

- Anunciaba los resultados deportivos los sábados por la mañana en una emisora de radio de Delano.

- Me castigaron por llegar demasiado pronto a la escuela en primero de primaria... después de que mi hermana y yo aceptáramos ir en auto en lugar de caminar 1.5 millas.

- Corrí mi primer maratón (San Francisco, 1983) con resaca. Resultó ser mi maratón más rápido (3:08) de 14.

- Fui monaguillo.

- Organicé una fiesta de Tupperware y me negué a organizar una segunda.

- Corrí una carrera de 10 kilómetros disfrazado de conejo de Pascua.

- Hice una lámpara Tiffany como regalo de bodas hace 40 años.

- He gritado “¡Paren las rotativas!” (Stop the presses!)una vez en mi carrera.

- Una vez me pusieron dos multas por exceso de velocidad en cuatro horas.

- Reprobé una clase de corrección de textos en Fresno State, y saqué un sobresaliente en la misma clase el semestre siguiente.

- Vi a Fleetwood Mac, Police y Santana en el US Festival de 1982, el primer concierto que cubrí.

Bien, ya es hora de empezar a escribir historias sobre otras personas.

Juan Esparza Loera es editor de Vida en el Valle.