El terror del Clan Úsuga, la banda criminal más peligrosa de Colombia

Desde la época de la violencia generada por los carteles de la droga como el líderado por el narcotraficante Pablo Escobar, en Colombia no había una amenaza tan latente que llevara a tomar medidas drásticas. En la última semana se reactivó el Bloque de Búsqueda -el comando élite de la policía colombiana que no operaba desde la lucha contra el cartel de Medellín- para intentar frenar a la más temible de las organizaciones criminales del momento: el ‘Clan Úsuga’.

Se trata de la mayor banda criminal del país, que se hace llamar Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC) y se dedica al narcotráfico, la extorsión y otros delitos, nació después de la desmovilización de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), que llegaron a un acuerdo para dejar las armas en 2006.

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Persecución de bandas criminales. (Foto: Policía Nacional de Colombia)

El pasado 31 de marzo el ‘Clan Úsuga’ realizó un paro armado, que paralizó las vías de transporte y la actividad comercial en los departamentos de Córdoba, Chocó, Antioquia y Sucre, al noroccidente del país. Este afectó a seis departamentos y dejó al menos cinco integrantes de la fuerza pública muertos y ocho heridos.

“Me mostraron una imagen con una parálisis total de la ciudad. Del transporte y de la economía formal e informal. Demuestra un gran temor o un gran poder de intimidación de estos grupos armados. Cubrió cerca de dos millones de personas”, narra una fuente, que reserva su identidad, sobre cómo fue el paro armado en Montería, capital de Córdoba, a donde viaja regularmente por motivos de trabajo.

“Ya no es algo puntual sino una territorialidad extremadamente grande. Lo que comentan es que es una evolución de parte de las bases de las Farc hacia el ‘Clan Úsuga’, donde ellos entran a copar territorios, que tenían las Farc, especialmente donde tenían los cultivos de coca, que están en crecimiento exponencial. También la minería de oro. Y el control de corredores de tráfico de muchas cosas: personas, armas, contrabando, gasolina, etc”, señaló la misma fuente.

Pared pintada con las letras de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), en un barrio al suroccidente de Medellín (Foto: EFE)

En un panfleto que distribuyeron firmaron como Autodefensas Gaitanistas de Colombia y argumentaron que se encontraban en el “conflicto no por voluntad propia, sino en legítima defensa, ante un Estado incapaz de garantizar la vida y bienes de sus asociados. Somos una organización con dominio territorial, unidad de mando y operaciones militares continuadas a lo largo del tiempo”.

Ante este hecho, los diferentes actores políticos volvieron a poner en entredicho la naturaleza y el objetivo que persiguen todas estas organizaciones criminales.

Por un lado, son “puro y simple crimen organizado. Bandidos que buscan el lucro a través del delito”, enfatizó el ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, en un evento llamado el ‘Debate sobre el Estado de la Nación’, organizado por la Universidad del Rosario, el diario El Tiempo y la Fundación Konrad Adenauer.

Aún así ya existe una orden de captura emitida por la Fiscalía, para detener a la cúpula de este grupo criminal, en la que estaría el presunto líder de la banda, Dairo Antonio Úsuga, alias ‘Otoniel’, y a sus supuestos lugartenientes identificados como Roberto Vargas (’Gavilán’), Carlos Moreno Tuberquia (’Nicolás’), Arístides Mesa Páez (’El Indio’) y Luis Orlando Padierna (’Inglaterra’). Por los que por supuesto se ofrecen ya jugosas recompensas.

En ese proceso ya se han logrado capturas importantes en los últimos días como la de Fernely Guevara Pérez, alias ‘Manuel’ o ‘Grillo’, uno de los 20 narcotraficantes más buscados del Clan Úsuga.

Vínculos con carteles

Las autoridades también han comprobado que el ‘Clan Úsuga’ tiene nexos con el cartel mexicano de Sinaloa, desde 2014. Al mismo tiempo, que su líder, Dairo Antonio Úsuga David, alias ‘Otoniel’, es el “principal nexo” en el país del capo mexicano, Joaquín “El Chapo” Guzmán.

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Dario Antonio Úsuga David, jefe del Clan Úsuga

Precisamente, el pasado 21 de abril la Policía capturó a 14 personas señaladas de conformar la red de narcotráfico que en Colombia tenía alianzas con ese grupo. Al parecer eran proveedores de cocaína en Centroamérica y Europa.

“Han mutado a pequeños carteles y pequeñas organizaciones súper especializadas, que son subcontratadas por carteles medianos o por organizaciones internacionales”, según el ministro de Defensa.

“En el plano de la nueva fase de los grupos armados post desmovilización lo que ha habido es un entronque con las nuevas expresiones del crimen globalizado. Ya hay actuaciones de los carteles de México en Colombia y distribuciones de la cadena productiva, que a veces se hace mediante alianzas o disputas violentas”, indica el académico Teófilo Vázquez.

Las 14 bandas que tienen en jaque a Colombia

En 22 de los 32 departamentos de Colombia hay presencia de organizaciones criminales, con influencia en las fronteras con Venezuela, Brasil y México. Se dedican principalmente a la extorsión, el tráfico de estupefacientes, asesinatos selectivos y la minería ilegal, según informes independientes de la Defensoría del Pueblo y del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz).

Desde febrero del año pasado, el Gobierno ha aumentado la persecución en su contra. En estos primeros tres meses de 2016, han sido capturadas, muertas y entregadas a la justicia más de 800 personas. Asimismo, hay una lista de los 20 más buscados, con diferentes rangos de recompensas.

Esta ofensiva transcurre mientras continúa la negociación de un proceso de paz con las guerrillas de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, y otra paralela, aún sin fecha de inicio, con el Ejército de Liberación Nacional, ELN, que terminaría con uno de los conflictos más largos que ha tenido el país suramericano.

El documento de Indepaz, que monitorea el conflicto y la recomposición de grupos armados, revela que son 14 bandas criminales que operaron en distintas regiones del país durante los tres primeros meses de este año.

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Fuente: Indepaz

La hegemonía la tienen las Autodefensas Gaitanistas de Colombia, como se autodenominan, aunque el Gobierno les dice ‘Clan Úsuga’, por el apellido de sus líderes, y anteriormente ‘Los Urabeños’, en referencia a la región antioqueña de Urabá, punto de concentración.

Controlan 12 departamentos, según la ONG, pero la Defensoría del Pueblo, reporta 22.

Con menos influencia, le siguen: Héroes del Valle, Renacer, Águilas negras, Libertadores del Vichada, Bloque Meta, Rastrojos, Autodefensas del Casanare, FIAC, Los Rudos, Los de Vallejo o Bloque ganadero, Buenaventureños, Paisas y los Rastrojos costeños.

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Grupos criminales colombianos. Fuente: Indepaz

La Defensoría del Pueblo dice que de las 58 situaciones de riesgo advertidas el año pasado por “posibles vulneraciones a los derechos humanos asociadas a los grupos armados ilegales”, estas organizaciones fueron “protagonistas de 51, es decir el 88 por ciento”.

De acuerdo con Indepaz, “no son un fenómeno delincuencial aislado que se alimenta solo de la actividad criminal. En su mayoría, están conformadas por exmiembros de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, que no se desmovilizaron o que entregaron las armas y se reintegraron a la vida delincuencial. Además, son funcionales a los intereses del capital privado, usurpan la democracia con sus agentes en instituciones públicas denominados parapolíticos y con el apoyo, en ocasiones de las Fuerzas Militares y de Policía”.

El proceso de desmovilización de los paramilitares AUC ocurrió entre 2003 y 2006. Durante ese tiempo, bajo el Gobierno de Álvaro Uribe, dejaron las armas 31.671 de sus integrantes, en 38 actos diferentes, de acuerdo con la Oficina del Alto Comisionado para la Paz. A cambio, se les ofreció beneficios jurídicos pero muchos no aceptaron.

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Operativo policial. (Foto: Policía Nacional de Colombia)

Las llamamos neo paramilitares porque su principal eje son las rentas legales e ilegales, el narcotráfico, la minería ilegal, el contrabando y la extorsión. Además, tienen nexos con políticos, fuerza pública y empresarios. Con unas diferencias: ya no tienen un mando nacional, están organizados en red y carecen de un discurso antisubversivo”, aseguró el politólogo y exguerrillero del ELN, León Valencia, consultado tras la presentación de su libro ‘Los retos del posconflicto: Justicia, Seguridad y Mercados ilegale’, en la Feria del Libro de Bogotá.

Como académico, Teófilo Vázquez, coordinador de una investigación sobre el reto que representan las llamadas bandas criminales para el postconflicto, asegura que lo importante es “desentrañar las continuidades y rupturas que hay detrás de la nueva etapa de los grupos armados post desmovilización de las AUC para entender el fenómeno en su mediano y largo plazo”.

En una reciente declaración pública, el expresidente Álvaro Uribe aseguró que el paro armado se veía venir por culpa de la política de impunidad que el Gobierno ha ofrecido a las FARC, lo que ha permitido el crecimiento de las bandas criminales.

Para Andrés Gil, uno de los líderes del movimiento social y político Marcha Patriótica, el “Gobierno debe crear una política de sometimiento a la justicia de estas bandas. Tal vez hay un temor de dar ese paso sustancial. Que estos jefes comiencen a hablar de quiénes son sus apoyos en el empresariado, en las fuerzas militares, de los políticos”.

El estigma de ser Úsuga

Los que tienen el apellido Úsuga o viven en Urabá se han visto afectados por los nombres que el Gobierno le ha dado a la principal organización criminal. Por eso, el presidente Juan Manuel Santos cambió en abril de 2014 la forma de referencia para no estigmatizar a la población antioqueña. Pero afectó a otros llamándolos ‘Clan Úsuga’. Es el caso de Gilma Úsuga, quien le pidió en una carta, que hiciera lo mismo con ellos porque con su familia enfrentan “problemas para ingresar a otro país, obtener una beca y acceder a un trabajo”.

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Gráfico Úsuga. (Fuente: Policía Nacional de Colombia)

La misma denuncia la hizo Gloria Gaitán, hija del líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, asesinado en 1948, cuando el grupo volvió a denominarse Autodefensas Gaitanistas. “Lo que se pretende es manchar su memoria para que el pueblo olvide que él es el mensajero de paz, de respeto a la vida, adalid de reivindicaciones justicieras y símbolo de equidad”, dice en la carta, que envió al alto comisionado para los Derechos Humanos de la ONU.