La Colección Roberto Polo en Cuenca, fruto de un ojo agudo y visionario

No es corriente encontrar colecciones de arte homogéneas en las que prevalezca un criterio estético que me satisfaga. Mucho menos cuando éstas incluyen piezas de arte contemporáneo. Hace poco tuve la oportunidad de visitar en la ciudad manchega de Cuenca la colección del historiador de arte, filántropo y gran connaisseur Roberto Polo (La Habana, 1951), radicado desde hace décadas a esta orilla del Atlántico, entre Francia, Bélgica y España. A Polo lo llaman, no por gusto, “El Ojo”, porque, entre otras razones, ha sabido distinguir y valorizar a los artistas excepcionales y las mejores piezas en materia de bellas artes, artes aplicadas y orfebrería a través del mundo.

Desde muy joven Roberto Polo recibió elogios y becas en Estados Unidos, a donde llegó exiliado con su familia siendo aún niño. Estudió bellas artes y filosofía en Washington DC y Nueva York, expuso en prestigiosas galerías estadounidenses, francesas e italianas, sus obras fueron adquiridas por grandes museos y creó el Departamento de inversión en arte del Citibank de Nueva York, el primero de su tipo en una institución bancaria. Luego dirigió tres importantes galerías en Nueva York, París y Bruselas, y se convirtió en donante de una gran cantidad de importantes museos del mundo, entre los que figuran el Louvre, el Metropolitan, el museo Condé del castillo de Chantilly, el Victoria and Albert y los Museos Reales de Arte e Historia de Bélgica, entre muchos más.

Retirado en 2018 del mundo de la comercialización del arte, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, en España, creó una fundación de interés público para gestionar el museo Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (CORPO), con sedes en Toledo y Cuenca, ciudades declaradas Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Las dos están abiertas al público todos los días de la semana. Ambas sedes han sido establecidas en edificios históricos excepcionales: la primera, en el antiguo convento toledano de Santa Fe, en donde nació y murió Alfonso el Sabio, declarado Monumento Nacional; la segunda, de manera temporal, en la iglesia de Santa Cruz, construida en el siglo XVI, a la espera de su traslado al actual edificio del Archivo Histórico Provincial.

Pórtico de la iglesia de Santa Cruz, siglo XVI, Cuenca.
Pórtico de la iglesia de Santa Cruz, siglo XVI, Cuenca.

Lo primero que salta la vista al visitar la sede de la Colección conquense es el extraordinario trabajo de emplazamiento en un edificio construido hace cinco siglos. Sin provocar daños a la estructura original, la colección fue adaptada sabiamente a la nave, la cripta y las capillas de la iglesia. El ambiente es diáfano, el recorrido ha sido perfectamente concebido, la selección de obras denota el profundo conocimiento del coleccionista y las perspectivas hacia las hoces del río Huécar, en medio un entorno grandioso, ofrecen en una visión de conjunto de absoluta belleza.

Al inicio del recorrido, lo primero que encontramos son tres bustos de los cuales uno es un bronce de José Martí, realizado en 1925 por el escultor cubano Juan José Sicre, autor del conjunto monumental y escultórico de la Plaza Cívica de La Habana. Los restantes, son piezas de Georges Tesson y Edmond Van Dooren. Acto seguido, en el antiguo bautisterio, podemos apreciar, entre otras obras, El soldado, un lienzo del periodo orientalista de Delacroix, una vista del puerto de Liverpool pintada por John Atkinson Grimshaw, un óleo de Henri Gervex, un San Francisco de Asís de Joseph Granié o el retrato de Madame Bellelli, realizado en 1867 por Edgard Degas, el único de este artista en un museo español.

‘Don Quijote y Sancho Panza’, 1955, de Pablo Picasso.
‘Don Quijote y Sancho Panza’, 1955, de Pablo Picasso.

Continúa el recorrido a través de la única nave del templo dividida por paneles delimitando en cubículos a lo largo de sendos corredores en los que se alternan cuadros, muebles y objetos de gran valor que revelan, sin seguir un orden cronológico, el poder del arte sin fronteras durante la primera mitad del siglo XX en que se funden diferentes soportes y expresiones artísticas. Vemos obras de Robert Michel, Theo van Doesburg, Marc Meldenson, Johannes Itten, Paul Joostens, Henry van de Velde e, incluso, una tinta china sobre papel de Pablo Picasso representando Don Quijote y Sancho Panza, la única representación de estos personajes de mano del artista.

Juego de comedor, 1903, Viena, de Koloman Moser.
Juego de comedor, 1903, Viena, de Koloman Moser.

Además de muebles diseñados por Josef Hoffmann, Han Pieck y Gerrit Thomas Rietveld, forman parte de la colección un aplique de Bernhard Hoetger y un mueble de fumador de Victor Servranckx, entre otros objetos de arte inauditos. Ocupa el centro de la capilla lateral un comedor de 1903 del austríaco Koloman Moser, quien fue parte del movimiento de la Secesión de Viena junto a Klimt.

Wladimir Moszowski, obras en la segunda planta. Sala con vista al Huécar.
Wladimir Moszowski, obras en la segunda planta. Sala con vista al Huécar.

En la planta alta, antiguo coro de la iglesia, hay excelentes muestras de fotografías y fotomontajes, como las obras de Sadie Murdoch, René Stoeltie o Deborah Turbeville, conocida en el ámbito de la moda, aunque también por su técnica de desenfoque. La muestra exhibe algunas imágenes de su serie Casa de Baños de 1975. Vemos en esta misma planta piezas escultóricas de Maria Roosen y Karel Dierickx.

La sala con grandes ventanales de cristal que dan al Huécar ha sido pensada como guiño a la vocación de Cuenca, cuna de la abstracción en España desde que Fernando Zóbel aglutinó en la década de 1950 a artistas afines a este movimiento y, cuando luego, en 1966, decidió, junto a Gustavo Torner, buscar espacio para exhibir las obras. De este modo, nació el Museo de Arte Abstracto Español en las muy singulares Casas Colgadas de la ciudad. La sala de CORPO que muestra los espectaculares óleos del abstracto Wladimir Moszowski es un homenaje no sólo a esta particularidad de la historia contemporánea de Cuenca, sino también a la simbiosis entre edificios antiguos y entorno con las obras que acogen. CORPO es un museo creado por un coleccionista, artista e historiador del arte en colaboración con las autoridades públicas y, en ese sentido, Cuenca da continuidad a su ya vieja tradición de acoger iniciativas como ésta.

‘El soldado’, 1830-1850, de Eugène Delacroix.
‘El soldado’, 1830-1850, de Eugène Delacroix.

Infatigable, Roberto Polo inaugura en la primavera 2023 una muestra de obras del artista franco-belga Pierre-Louis Flouquet de su colección que no son parte de CORPO. Se trata de 88 gouaches y 69 tintas chinas, repartidas entre la Fundación Antonio Pérez y la Casa Zavala, en colaboración con la Diputación Provincial de Cuenca, que podrán verse hasta el 28 de mayo en periodo de Semana Santa. Se trata de una visión modernista de este pionero de las vanguardias europeas sobre el tema de la Pasión de Cristo durante entreguerras.

La presencia de Roberto Polo en Castilla-La Mancha, desde que fijó su residencia en Toledo, ha ofrecido y ofrece una oportunidad única para que el público español pueda disfrutar de muchas obras de artistas que hasta la fecha nunca habían sido vistos en España. A ello se suma el privilegio de poder contar con su agudo y visionario “ojo”, su visión global de los movimientos pictóricos del siglo XX y su extraordinaria capacidad como gran conocedor y apasionado de la historia del arte con un criterio de selección que no desmiente la excepcional calidad y armonía de todas sus obras. Una mezcla perfecta del exquisito gusto viscontiano con el brillo sagaz de quien ha recorrido mucho mundo.

William Navarrete, escritor franco-cubano establecido en París.