La cocina, una buena receta para ayudar a la integración en el Reino Unido

Un shawarma de pollo, servido en un restaurante en Jounieh, al norte de Beirut, el 17 de octubre de 2014 (Joseph Eid)
Un shawarma de pollo, servido en un restaurante en Jounieh, al norte de Beirut, el 17 de octubre de 2014 (Joseph Eid)

Los aprendices de cocinero se activan detrás de los fogones de la asociación Migrateful, en Londres, para preparar las recetas familiares de Faten, una siria refugiada en el Reino Unido.

Cada uno de los equipos de dos miembros tiene la tarea de cocinar uno de los seis platos del menú del día, bajo la supervisión de los profesores Najee y Sanobar, que les dan consejos y, en ocasiones, les echan una mano.

Las recetas propuestas van desde tabulé hasta shawarma de pollo, pasando por estofado de berenjenas.

Durante tres horas, los alumnos londinenses se esmeran en aprender las recetas de estos profesores que fueron refugiados, mientras se escucha el sonido de los cuchillos cortando, el ruido de las cacerolas y el crujido de las verduras en aceite hirviendo, con una música oriental de fondo.

Y al final del curso, todos comparten los frutos de su trabajo.

"Cuando cocinamos juntos y compartimos comida, creamos un vínculo, aprendemos de las personas con las que comemos, sobre su cultura, su vida", explica Najee a la AFP.

Najee, que prefiere ocultar su apellido, huyó de Afganistán en 2021 cuando los talibanes retomaron el poder.

Después de nueve meses recorriendo las carreteras de Irán, Turquía, Grecia y Francia, pasando noches bajo puentes o en estaciones de tren, llegó al Reino Unido en junio de 2022.

Primero fue acogido en un albergue para inmigrantes del gobierno británico en el sur de Londres, sufriendo por no poder trabajar o estudiar y compartiendo alojamiento con extraños.

"Los primeros meses estuve muy deprimido, me quedaba mucho en mi habitación", explica.

- "Un profesional" -

Todo cambió para él cuando se unió a Migrateful, una organización caritativa compuesta esencialmente de refugiados y migrantes, que ofrecen cursos de cocina para el gran público.

Najee sabía que tenía talento para la cocina desde que era un adolescente, cuando sus amigos le pedían que preparara platos para ellos.

Pero ahora ha sido formado como "un profesional" por esta asociación londinense.

Cuando obtuvo el estatus de refugiado, en septiembre de 2023, se ganó el derecho a trabajar y tener ingresos impartiendo clases de cocina para Migrateful y ofreciendo servicios de catering.

Para Najee, cocinar también representa una forma de expresar su creatividad como artista.

"La comida no sólo tiene que saber bien, sino que debe tener también una buena apariencia", afirma.

Sanobar Majidova abandonó Uzbekistán rumbo al Reino Unido para que sus hijos tuvieran acceso a una educación de mejor calidad que en su país de Asia Central.

Un año después de su llegada, se encontró confinada debido a la pandemia del covid.

"Mi nivel de inglés era cero. Me quedé en casa durante meses con mis cuatro hijos, fue una época difícil", afirma.

- Plato uzbeko -

Para complacer a sus hijos, buscaba cada día nuevas recetas en Internet. Después de escuchar a un amigo hablar de Migrateful, se dio cuenta de que podía convertir su pasión en un trabajo.

Nada le gusta más a Sanobar que enseñar a hacer plov, un plato uzbeko a base de arroz.

"Tenemos 38 nacionalidades diferentes en la asociación, por lo que hay muchas cocinas interesantes", señala el fundador de Migrateful, Jess Thompson.

La asociación trabaja principalmente con víctimas de la migración forzada de países de Oriente Medio, África, el sudeste asiático y América Latina.

"Se encuentran socialmente aislados cuando llegan a este país", señala Jess Thompson. "Migrateful les da refugio, una comunidad, pueden ganar confianza en ellos mismos y elevar su autoestima porque ven que tienen algo que aportar al país", añade.

Muchos encuentran trabajo en restaurantes o inician su propio negocio de catering después de trabajar en las cocinas de una asociación que espera cambiar la visión de algunos británicos hacia la inmigración.

"Cuando los conocemos y pasamos tanto tiempo con ellos, compartiendo comidas, los vemos como seres humanos y para nada como una amenaza", dice Jess Thompson. "Londres no sería nada sin la contribución de los inmigrantes", concluye.

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