La historia real del oso puesto de cocaína convertida en película

“Después de una operación fallida de contrabando de drogas, un oso negro ingiere una gran cantidad de cocaína y se vuelve loco por las drogas”. Esa es, según recoge Rotten Tomatoes, la sinopsis de Cocaine Bear, una película cuyo estreno está previsto para el próximo año y que, dada la singularidad de su historia, está levantando expectación en todo el mundo. Singular, porque es real. O, al menos, la parte del oso ingiriendo una cantidad de droga incapaz de ser procesada sin morir por ningún ser vivo. Ocurrió en Estados Unidos, en los ochenta y su protagonista es toda una celebridad disecada.

GUÍA | Los pasos que tienes que seguir para poder ver un contenido no disponible por tus preferencias de privacidad

La película en cuestión se ha titulado Cocaine Bear, se estrenará en 2023 y, más allá de la sinopsis mencionada, poco se sabe sobre de qué tratará salvo que es un thriller y algunos de los nombres implicados. Tras la idea de adaptar esta noticia recogida en su día por The New York Times e infinidad de medios, se encuentra Elizabeth Banks, que es quien dirige el guion escrito por Jimmy Warden. Ante la cámara, nombres como Keri Russell, Margo Martindale, Alden Ehrenreich y Ray Liotta, fallecido el pasado mes de mayo de forma repentina mientras se encontraba en República Dominicana rodando.

Cocaine Bear se trata de una película “inspirada” en hechos reales. Eso implica que es posible que, para dramatizar la historia y darle más pulso cinematográfico, se introduzcan escenas que en realidad no ocurrieron. Porque lo que avanza la sinopsis de la locura del oso no es algo que sucediese. O, al menos, que se observase y contase. A Escobear, como apodaron entonces al animal en un evidente juego de palabras con uno de los narcos más conocidos a nivel mundial, lo encontraron ya muerto. Qué hizo entre que ingirió la cocaína y murió no se sabe a ciencia cierta.

Lo que sí se sabe es cómo llegó a su estómago la droga. Y ahí, relatan las crónicas del momento, es donde entra en acción Andrew Carter Thornton II, un exoficial de policía y exabogado paracaídista que colgó el uniforme, la placa y la toga para convertirse en contrabandista. Su trágico final tuvo lugar el 11 de septiembre de 1985, cuando fue encontrando muerto en un camino de entrada a una vivienda en Knoxville, Tennessee. Explican en Backpacker que llevaba encima cocaína por valor de casi 15 millones de dólares, varias armas, un chaleco antibalas y miles de dólares en efectivo. También llevaba gafas de visión nocturna y mocasines de alta gama.

Elizabeth Banks dirige 'Cocaine Bear', la película inspirada en la historia del oso encontrado muerto tras ingerir cocaína caída de un avión.
Elizabeth Banks dirige 'Cocaine Bear', la película inspirada en la historia del oso encontrado muerto tras ingerir cocaína caída de un avión.

Cómo llegó hasta allí lo aclaró la investigación tras el hallazgo de su cuerpo y llegaron a la conclusión de que murió al saltar de su avión, en el que transportaba la mercancía. Su paracaídas no se abrió y él se enredó con él. El aparato lo encontraron a unos 96 kilómetros de donde apareció el cuerpo de Thornton y la clave para atar cabos entre eso y el avión fue una llave que llevaba consigo. En noviembre, un cazador encontró el cadáver de un oso negro en el Bosque Nacional Chattahoochee y a su lado una bolsa en la que se calcula que podría haber habido unos 34 kilos de cocaína. Estaba abierta. En el avión habían encontrado nueve bolsas como esa.

El cazador no avisó de su descubrimiento y no fue hasta unas semanas después, en diciembre, que las autoridades dieron con el animal entre Tennessee y Georgia. Le hicieron la autopsia y, aunque quedó claro que había muerto por los efectos de la cocaína en su organismo, en su estómago no encontraron la cantidad de droga que había en la bolsa. Un detalle que ha hecho circular distintas teorías sobre qué ocurrió en realidad con el resto de paquetes que no se habría comido el oso.

Quien lo examinó dijo, según el artículo que recoge su historia en la web de su actual hogar, que "su estómago estaba literalmente lleno hasta el borde con cocaína. No hay un mamífero en el planeta que pueda sobrevivir a eso. Hemorragia cerebral, insuficiencia respiratoria, hipertermia, insuficiencia renal, insuficiencia cardíaca, accidente cerebrovascular. Lo que sea, ese oso lo tenía". Al animal decidieron disecarlo y ahí empezó su periplo.

Primero ocupó un lugar en el Área Recreativa Nacional del Río Chattahoochee, donde estuvo expuesto en el centro de visitantes. Después, para protegerlo de un incendio forestal, fue enviado a un almacén del que desapareció. Acabó, no se sabe cómo, en una casa de empeños donde lo adquirió el cantante de country Waylon Jennings. Este se lo regaló a un amigo y cuando murió en 2009 Cocaine Bear fue subastado y vendido a un ciudadano llamado Zhu T’ang, que lo compró por 200 dólares y lo tuvo en su tienda.

A su muerte, en 2012, su mujer quería deshacerse de él y aceptó dárselo al Kentucky Fun Mall en Lexington, donde desde entonces este oso disecado muerto por sobredosis es toda una celebridad. Allí, además de verlo y hacerse fotos con él desde hace años, se puede comprar todo tipo de merchandising con su imagen. En unos meses la película que prepara Elizabeth Banks no hará más que acrecentar su leyenda. Sobre todo si, como reza la sinopsis, pretender darle más acción de la que ya tuvo la real.

EN VÍDEO | Una familia de osos quiere jugar al golf