Ciudadanos vuelve a la receta que le dio el éxito, pero ya es un partido moribundo

Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos. (Foto: Maria Jose Lopez / Europa Press / Getty Images).
Inés Arrimadas, presidenta de Ciudadanos. (Foto: Maria Jose Lopez / Europa Press / Getty Images).

A tan solo unos meses de elecciones autonómicas y municipales primero y generales después, Ciudadanos se encuentra en pleno proceso de refundación en medio de una grave crisis por los malos resultados de los últimos comicios. Hay quien pronostica una pronta desaparición del partido, pero la formación naranja se resiste a extinguirse y, para ello, ha establecido una nueva estrategia basada en una antigua receta, la de poder pactar tanto con el PSOE como con el Partido Popular.

Ciudadanos fue concebido en Cataluña como un partido antinacionalista y, al mismo tiempo, alejado de las formaciones constitucionalistas tradicionales. Con esa idea saltó también posteriormente a la política nacional, haciendo siempre hincapié en que no eran “ni rojos ni azules” (colores del PSOE y el PP), pero tenían la capacidad de pactar con unos o con otros.

De hecho, su anterior líder, Albert Rivera, firmó un pacto con Pedro Sánchez para apoyarle en una investidura que después fracasó tras las elecciones generales de 2015. Se produjeron también otros acuerdos a nivel regional o local con los socialistas en aquellos años, pero después comenzó un giro a la derecha.

Albert Rivera y Pedro Sánchez firmaron un pacto tras las generales de 2015. (Foto: Pierre-Philippe Marcou / AFP / Getty Images).
Albert Rivera y Pedro Sánchez firmaron un pacto tras las generales de 2015. (Foto: Pierre-Philippe Marcou / AFP / Getty Images).

En un principio la estrategia funcionó y Cs llegó incluso a liderar algunas encuestas. Esto hizo que la formación se planteara hasta superar al PP, pero en ese momento las cosas se empezaron a torcer. La solución a la que se agarraron fue convertirse en socios prioritarios de los populares, aunque tampoco funcionó.

Llegó el batacazo en las generales de noviembre de 2019, que significó la marcha de Rivera y la llegada como nueva presidenta de Inés Arrimadas, y posteriormente fueron perdiendo más y más poder en parlamentos autonómicos y en ayuntamientos. Además, las encuestas de cara a las próximas elecciones no son nada optimistas.

Así las cosas, como decíamos, la nueva estrategia para tratar de salvarse es poder pactar tanto con el PSOE como con el PP. “Queremos mirar hacia los dos lados”, ha dicho Adrián Vázquez, portavoz de Ciudadanos en el Parlamento Europeo, en una entrevista a Europa Press. Asegura que decidirán los pactos en base a programas electoras y siempre “después” de las elecciones con las únicas líneas rojas de EH Bildu y los nacionalismos excluyentes.

Según el eurodiputado, la “transversalidad” es uno de los activos que le quedan al partido y deben salir de la Asamblea de Refundación “unidos y más fuertes” para “tener posibilidades en las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023”.

Lo cierto es que esa vuelta a los orígenes parece ahora un intento desesperado por salvarse de un partido prácticamente moribundo. Además, si algo se le ha criticado históricamente a Ciudadanos son sus giros ideológicos, como este que ahora pretende volver a hacer.

Las urnas dictarán sentencia para Cs y dirán si es un partido con futuro o abocado a la disolución, como muchos creen. La última encuesta del CIS de cara a las generales de 2023 pronosticaba que conseguiría apenas el 2,5% de los votos, 4,3 puntos menos que en los comicios de noviembre de 2019.

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