Dejó la ciudad y se fue a la soledad del campo para aprender a domesticar búfalos

Nilda Silva dejó la ciudad y sin saber nada de campo se fue domesticar búfalos en medio de la nada
Nilda Silva dejó la ciudad y sin saber nada de campo se fue domesticar búfalos en medio de la nada

POSADAS.— “Yo vivía en Buenos Aires. Me gusta mucho la ciudad, no sabía nada del campo. Pero hace siete años me vine a vivir a un campo cerca de los Esteros del Iberá y a comenzar con algo nuevo: la cría de búfalos”, cuenta Nilda Silva.

La historia de Silva es extraordinaria: heredó un campo y, sin conocimientos ni vocación por la vida rural, asumió con espíritu aventurero el desafío de intentar criar estos animales en Corrientes, de donde es oriunda.

Con mucha dedicación y gran pasión por lo que hace, unos pocos años le bastaron a esta mujer para convertirse en una de las mayores expertas en búfalos de la Argentina. Maneja un centro de reproducción (Centro Integral de Inseminación Artificial Bubalino) que vende pajuelas (semen) a otros productores para mejorar la genética, e incluso exporta a otros mercados.

Silva es una aventurera nata, que incluso hace paracaidismo. “No le tengo miedo a nada”, dice, soltando una risa, en diálogo telefónico con LA NACION.

Hace dos semanas, el presidente de la Federación Mexicana de Caza, Mario Alberto Canales Najjar, de 64 años, murió luego de ser embestido por un búfalo en la ciudad entrerriana de Gualeguaychú, y disparó la pregunta de si se puede convivir en armonía con estos animales.

Nilda Silva dejó la ciudad y sin saber nada de campo se fue domesticar búfalos en medio de la nada
Nilda Silva dejó la ciudad y sin saber nada de campo se fue domesticar búfalos en medio de la nada

“Los búfalos son muy mansos si se los sabe tratar. Ellos son muy inteligentes: yo nado con los búfalos, me subo arriba de ellos, puedo estar abajo de un animal de 1200 kilos sin ningún riesgo”, explica.

Sobre el incidente con el cazador mexicano, Silva explicó que evidentemente se trató de un búfalo cimarrón, un animal que se cría de forma salvaje o semisalvaje y que debe ser tratado con sumo cuidado.

“Ellos, si son tratados con crueldad, responden de la misma manera”, explica.

Nilda fue la criadora que logró devolver el búfalo a la exposición Rural de Palermo tras 20 años de ausencia. Para esto, era imprescindible garantizar que el animal, sin necesidad de ningún dopaje, estuviera en estado manso y fuera fácil de controlar, sin riesgos a enfrentarse con ningún contratiempo.

“Hace unos días fui a una exposición en Bella Vista [Corrientes] donde los chicos de 5 o 6 años se subieron a mis búfalos. Una señora se acercó y me preguntó si estaban dopados y les respondí que no. Que no hace falta si son tratados con amor”, dice.

“Los búfalos entienden todo, reconocen tu voz, cómo se los llama a cada uno, se acercan al fuego, son muy inteligentes”, repite.

Pesados como un auto

En la India, explica, los búfalos conviven con la gente que suele dormir abrazados a estas bestias que pueden pesar más que un automóvil pequeño.

Sin embargo, Nilda explica que no ocurre lo mismo con los búfalos cimarrones. “Son como los perros cimarrones, que andan en manada y pueden ser peligrosos como los lobos”, señala.

Según pudo averiguar LA NACION, existen cotos de caza que tienen búfalos a los que se deja en estado silvestre y son destinados justamente a ser cazados, pero que con animales que pueden llegar a ser muy agresivos.

Nilda Silva dejó la ciudad y sin saber nada de campo se fue domesticar búfalos en medio de la nada
Nilda Silva dejó la ciudad y sin saber nada de campo se fue domesticar búfalos en medio de la nada

En la Argentina el rodeo de búfalos llega a las 200.000 cabezas, distribuidas mayormente en las provincias de Corrientes (50.000) y Formosa (45.000), aunque también hay búfalos en Chaco, Misiones, Córdoba y Santa Fe.

En el resto del mundo se los cría con el doble propósito de explotar la leche y la carne. En la Argentina el 99% se dedica a explotar únicamente la carne, porque no suelen dar leche en cantidad, debido a la mezcla de razas.

“Por la alta consanguinidad perdieron el gen lechero, solo dan 4 o 5 litros de leche, que es muy buena para hacer quesos y otros productos, pero trabajamos para recuperar eso”, señala.

Al ser más rústico que la vaca, el búfalo se adapta a campos con pasturas de menor calidad, viven hasta 20 años y tienen una parición (cría) por año.

Por eso es novedoso el trabajo que encara Nilda Silva en su campo, buscando mejorar la genética del búfalo argentino.