Chowchilla cambia normas tras denuncia de discriminación a camiones de comida latinos

Meses después de las críticas por establecer tarifas para los camiones de comida que operadores latinos locales consideraron discriminatorias, el Concejo Municipal de Chowchilla eliminó el costo anual anterior de la licencia, de $ 36,500. En su lugar, la ciudad establecerá las tarifas de las licencias en función de los ingresos del negocio.

Los propietarios de camiones de comida de Chowchilla comenzaron a protestar en agosto, cuando se dieron cuenta de que la ciudad cobraría $100 por cada día de funcionamiento. Eso llevó a Catalina López Mendoza, propietaria del camión de comida Tacos El Guerrero, en el lado oeste de Chowchilla, a detener su operación.

El aumento de los costos llevó a Plátano, Pupusas y Cafecito, un camión de comida salvadoreña propiedad de habitantes de Chowchilla, a llevar su negocio a Madera. Los propietarios Digna y Adonay Díaz, y su hijo Josué Díaz, dijeron que las tarifas draconianas estaban demasiado por encima de los otros requisitos administrativos de la ciudad.

La familia Díaz dijo que las tarifas tenían un “trasfondo racial” porque los camiones de comida suelen ser una oportunidad de emprendimiento para los latinos. Por ello, las tarifas perjudicarían a los negocios latinos de forma desproporcionada, dijeron. Durante una reunión del Concejo Municipal celebrada el 10 de octubre, los Díaz y otros operadores de camiones de comida pidieron su derogación. El concejo detuvo su recaudación y formó un comité para revisar la forma en que la ciudad regula los camiones de comida.

Después de la reunión del martes del Concejo Municipal, el alcalde Kelly Smith dijo al Fresno Bee que el trabajo del comité –analizando los requisitos estatales y locales, y las preocupaciones de la comunidad– fue “revelador”.

“Los estamos equiparando a todos los demás negocios”, dijo. “Siempre les hemos dicho: ‘Si tienen algún problema, vengan a hablar con el Concejo’. Lo hicieron, y estudiamos sus preocupaciones”.

Ahora, los propietarios de camiones de comida pagarán a la ciudad una tarifa de inspección anual de $225, y el costo anual de sus licencias se basará en los ingresos anuales de su negocio. Esas tarifas de licencia van desde los $21 para negocios con ingresos inferiores a $10,000 hasta $344 para negocios con ingresos superiores a $200,000.

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Estas tarifas son congruentes con la forma en que la ciudad cobra a las empresas minoristas por sus licencias, de acuerdo con un reporte presentado al Concejo Municipal por el personal de la ciudad. La ciudad comenzará a cobrar las nuevas tarifas el 23 de febrero.

Josué Díaz, quien habló muy enérgicamente en contra de las tarifas anteriores, dijo en una entrevista telefónica con el Bee que estaba satisfecho con los nuevos costos de concesión de licencias.

El concejal Ray Barragán Jr. se abstuvo de votar sobre las nuevas tarifas y la introducción de cambios de zonificación propuestos relacionados con los camiones de comida. Josué Díaz argumentó anteriormente que Barragán, quien fue alcalde de la ciudad el año pasado, incurrió en un conflicto de interés cuando votó a favor de las elevadas tarifas en agosto porque es dueño del restaurante Sugar Ray’s BBQ en Chowchilla.

“Simplemente pensé que sería lo correcto”, dijo Barragán sobre abstenerse durante la votación del martes, añadiendo que quería evitar cualquier conflicto potencial.

Los cambios propuestos en el código de zonificación de la ciudad, si se aprueban en la reunión del concejo del 13 de febrero, establecerían las condiciones en que los camiones de alimentos pueden operar. Se suprime el requisito previo de que los operadores de camiones de comida obtengan el permiso de todos los propietarios de negocios presentes en un lote en el que quieran operar.

Josué Díaz dijo que cree que los cambios son el resultado de que la ciudad se dio cuenta de que estaba violando la ley estatal, “por lo que tuvieron que renovar todo su código” para la forma en que regulan los camiones de comida.

Las numerosas adiciones propuestas al código incluyen, entre otras reglas de distancia, los requisitos de que los camiones de comida operen al menos a 300 pies de distancia entre sí, al menos a 1,000 pies de escuelas en sesión y nunca en un distrito residencial, a menos que esté autorizado para operar durante un evento privado. También se les exigiría operar solo en sitios pavimentados y tener un seguro de responsabilidad civil de al menos $2 millones, además de un seguro de auto comercial de $1 millón.

Otra norma exigiría que haya un cuarto de baño con inodoro y lavamanos accesible a los empleados de los camiones de comida a no más de 200 pies del camión.

Aunque dijo que aún no ha analizado las propuestas con detenimiento, Josué Díaz calificó las reformas de la ciudad como “un cambio bienvenido y que refleja las crecientes necesidades de la comunidad”.

Por ahora, la familia Díaz seguirá operando en Madera. Anteriormente habían dicho que, a pesar de trabajar en Madera, lucharían por el cambio en Chowchilla porque sabían que afectaría a otros negocios de la ciudad, como a Tacos El Guerrero de López Mendoza.

“Si es un cambio positivo, nos encantaría volver y hacer negocios en nuestra ciudad”, dijo Josué Díaz. “Seguiremos colaborando con el concejo para garantizar que los vendedores tengan igualdad de acceso a las oportunidades económicas en su propia ciudad”.

Un hombre recibe su pedido en Plátano, Pupusas y Cafecito en Madera, el 7 de octubre. El remolque de comida salvadoreña opera en el lote de una gasolinera Chevron en Cleveland Avenue y Highway 99 en la ciudad de Madera, donde los propietarios dicen que podrían terminar quedándose a pesar de ser habitantes de Chowchilla.
Un hombre recibe su pedido en Plátano, Pupusas y Cafecito en Madera, el 7 de octubre. El remolque de comida salvadoreña opera en el lote de una gasolinera Chevron en Cleveland Avenue y Highway 99 en la ciudad de Madera, donde los propietarios dicen que podrían terminar quedándose a pesar de ser habitantes de Chowchilla.