El chavismo toma el poder del Parlamento y agrava la división en Venezuela

CARACAS.- Una procesión con sabor a déjà-vu revolucionario recorrió hoy el Palacio Federal Legislativo portando los retratos de Hugo Chávez y Simón Bolívar. Como si tan exótica representación borrara de un plumazo el inmenso fraude perpetrado en las elecciones de diciembre pasado.

"Rociamos con agua bendita cada espacio del Palacio", aseguró Jorge Rodríguez inmediatamente después de jurar como presidente de la nueva Asamblea Nacional (AN) oficialista. El chavismo teatralizó de esta forma su regreso al Parlamento, pese a que hace un año sus tropas lo invadieron y lo secuestraron para imponer una junta directiva a su servicio. No hacía falta volver: ya estaban adentro.

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"Estamos aquí para la reconciliación política, pero sin olvido, sin impunidad. Enfrentamos crímenes que quisieron acabar con nuestro territorio y el pueblo, que ha demostrado que ni las peores sanciones doblegaron su espíritu libertario", subrayó el exministro Rodríguez, palabras que fueron acogidas con entusiasmo por el presidente Nicolás Maduro: "Extraordinaria intervención de nuestro hermano de lucha".

La nueva AN chavista, controlada por el "presidente pueblo" y por su hombre de confianza, comenzó a sesionar de espaldas al país y a la mayoría de la comunidad internacional mientras el Parlamento legítimo confirmaba desde su semiclandestinidad que mantiene su desafío, pese a las diferencias internas y las dudas europeas.

"El mensaje es a Maduro: estamos aquí de pie, no solamente por la necesidad de la institucionalidad del Parlamento, sino también por nuestra gente, por los que no se rinden, por los que quieren", reclamó Juan Guaidó durante la puesta en marcha de tan excepcional período, nacido gracias a la continuidad constitucional establecida por el reformado Estatuto de Transición. Si la oposición logra mantener su órdago, será una Comisión Delegada (instancia que opera en períodos vacacionales) la que sustituya al pleno de todos los diputados. "No podemos permitir que exista un vacío de poder; al no haber diputados legítimamente elegidos corresponde al Parlamento elegido en 2015 seguir en funciones hasta que haya una elección válida", explicó el presidente encargado.

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A Guaidó lo acompañaron su vicepresidente, Juan Pablo Guanipa ("estamos aquí dando la cara, unos perseguidos, otros en la cárcel, otros torturados, otros en el exilio"), y el diputado Luis Florido ("nos preguntan si tenemos miedo y la respuesta es sí, pero el miedo lo hemos transformado en coraje").

Reclamo

El líder de Voluntad Popular reclamó a otros opositores, incluido el excandidato presidencial Henrique Capriles y la exdiputada radical María Corina Machado, la construcción de una vía definitiva para lograr la transición a la democracia.

Un acuerdo que, hoy por hoy, luce imposible dentro de una oposición que vivió entre el miedo y la incertidumbre una jornada tan inédita como la de hoy, que comenzó con el despliegue de agentes gubernamentales frente a la residencia de Guaidó y continuó con el hostigamiento a otros diputados.

Al menos 100 parlamentarios participaron en la sesión virtual, lo que proporcionaba el quórum requerido de 84, más los pocos que pudieron acercarse al acto presencial en un salón de actos en Las Mercedes, en el este de Caracas.

Los apoyos internacionales sustituyeron las dudas internas, a falta de conocerse en las próximas horas la postura de la Unión Europea y de España. Fuentes políticas aseguran que se mantendría el apoyo a Guaidó, pero rebajándole el estatus: de presidente encargado a solo líder de la oposición. Algo que Estados Unidos, Canadá y Japón no comparten, tras ratificar ayer su apoyo a la presidencia interina antes de la esperada catarata de respaldos latinoamericanos, que comenzaron con Brasil, Colombia y Uruguay.

"Maduro demostró su gran capacidad para resistir, lamentablemente. La oposición intentó distintas estrategias para iniciar un proceso de cambio y la población respondió a sus llamados a participar y protestar. Esto no fue suficiente, tristemente", resumió la politóloga Maryhen Jiménez.

Para nadie pasó inadvertida hoy en Venezuela la insignificancia alcanzada por quienes pactaron con el oficialismo haciéndose pasar por una nueva oposición. Tan escuálida aparece la supuesta disidencia parlamentaria que sus 20 diputados, frente a los 257 revolucionarios, llegaron en una pequeña furgoneta, dispuestos a cumplir su papel como actores de reparto. Javier Bertucci, el líder evangélico, se quejó porque ninguno de ellos fue incluido en la junta directiva. "Me parece que no da el mensaje correcto al país, tendría que tener miembros de la oposición", afirmó ante la prensa.

"Ambos ejercicios parlamentarios nacen con múltiples y grandes debilidades: legales, políticas y de legitimidad. No solo hacia lo interno, sino en contexto, porque la crisis venezolana se agrava a cada segundo", concluyó el analista Jesús Castellanos.