CEO hispana de un gran proveedor de empanadas de Miami ofrece comida e inspiración en el menú

Mientras crecía en Veracruz, México, Pilar Guzmán Zavala, presidenta ejecutiva de Half Moon Empanadas, no se imaginaba ser propietaria de una pequeña empresa próspera. Lo que sí sabía era que quería cambiar el mundo, y el negocio que comparte con su esposo Juan le ofrece la plataforma para inspirar a otros.

Half Moon tiene 20 establecimientos, entre ellos en la Universidad de Miami y el Aeropuerto Internacional de Miami. A finales de año estará en seis aeropuertos de todo el país. Desde un economato central en Miami, la empresa creada en 2008 elabora desde cero las empanadas artesanales que vende en sus locales.

Con motivo del Día Internacional de la Mujer, Zavala, de 44 años, inmigrante y madre de dos hijos con una maestría en en Finanzas en la Universidad de Georgetown, habló de lo que ha aprendido como emprendedora sobre la perseverancia, la importancia de establecer contactos y lo que más necesitan para triunfar los pequeños empresarios pertenecientes a minorías.

¿Por qué entró en el sector de los servicios de alimentos?

Mi esposo fue quien puso en marcha el negocio. Llegó a Estados Unidos desde Argentina cuando tenía 8 años. Siempre quiso traer algo a Estados Unidos. Estaba de visita en Argentina y vio que la gente comía empanadas entregadas a domicilio. Dijo que esto sería genial en Estados Unidos.

Tras conocernos en 2002, nos mudamos a Miami sin conocer a nadie. Elegimos South Beach, en Washington Avenue y 13 Street, y casi nos lleva a la quiebra. No somos cocineros ni chefs. Juan vio la oportunidad 15 años antes que despegara el reparto a domicilio a través de aplicaciones. Por aquel entonces, era un restaurante con servicio a domicilio, pero nos costaba ganar dinero. Elegimos una mala ubicación por el costo del alquiler. Pagábamos $11,000 al mes de alquiler y vendíamos empanadas a $2 cada una, cuando nos costaba $2. Había mucho que aprender. Creo que como emprendedores es la única manera.

Me incorporé al negocio gestionando el servicio de atención al cliente y las ventas. Empecé a intentar vender a quien quisiera comprar y fui a festivales como el Ocean Drive Festival y monté un puesto que consistía en una mesa y un calentador a $4 la empanada. En un día de festival, hacíamos las ventas de una semana en el local. Siempre cuento esta historia a los emprendedores porque esa fue la luz al final del túnel.

¿Cómo impulsó su negocio el conseguir un contrato con el Aeropuerto Internacional de Miami?

Había seis paquetes de solicitudes de propuestas para empresas de minorías. Hicimos empanadas delante de los jueces y usamos los últimos centavos que teníamos para la licitación de $20,000 que no era reembolsable. Si perdías, perdías ese dinero. En los seis años de operación antes de conseguir el contrato del aeropuerto, tuvimos dos desahucios y no podíamos pagar el alquiler. La crisis financiera de 2008 cortó nuestra línea de crédito, así que enfrentamos el desahucio en nuestra casa y nuestro negocio porque no podíamos pagar el mantenimiento de nuestro apartamento. Así de mal estaban las cosas. Por eso los temas de la financiación a las pequeñas empresas y las adquisiciones me tocan tan de cerca porque lo viví.

En 2013, ganamos la licitación y tardamos dos años en abrir nuestras puertas en el aeropuerto de Miami.

Hoy somos los que más vendemos por pie cuadrado en todo el Aeropuerto de Miami. Eso cambió la trayectoria de la empresa, porque nos permitió tener más ventas y más flujo de caja para operar mejor.

Pasé por unos 10 bancos antes de conseguir el préstamo para financiar un contrato que ya había ganado. No querían prestarme el dinero porque no teníamos deuda, así que eso era malo y no teníamos crédito. Nuestros números no podían sostener un préstamo de $250,000. Me puse en contacto con mi mentor de cuando trabajaba en la Knight Foundation, el director financiero Juan Martínez. Él envió un correo electrónico a tres bancos y conseguimos el préstamo.

¿En qué ha cambiado a su negocio el Programa de Empresas en Desventaja de Concesiones Aeroportuarias de EEUU?

Lo que aprendí me ayudó a entender porqué las cosas no funcionaban en mi empresa. Antes tenía un director de Operaciones que dirigía 10 tiendas. Lo que aprendes es que una persona no puede dirigir más de seis. Usaron ejemplos militares de gestión de equipos en combate. Reorganicé todo el organigrama con ese consejo básico.

Nunca había pensado en la ampliación, y el programa trata de eso. Presentaron ideas para ello, desde colaborar con alguien para hacerlo o hacerlo uno mismo.

También formo parte de la Stanford Latino Business Action Network. Esto me ha dado amigos en todo Estados Unidos, incluido un colega en Nashville con una distribución de productos hispanos en siete estados. Te abre la mente, te saca de tu negocio y te abre posibilidades.

¿De qué manera pudieran recibir más apoyo los emprendedores de minorías?

Una forma de ayudar es mostrando ejemplos de gente que lo ha hecho y que se parece a ti. Eso es inspirador.

También, cómo se conecta a las pequeñas empresas con los recursos. Cuando tuve la oportunidad de hablar con el presidente Joe Biden en enero de 2021 a través de una conversación en redes sociales organizada por la Casa Blanca, le dije que hay una cosa que deberíamos hacer en el sector bancario. Al igual que los bancos tienen toda la información sobre los clientes, cuando se trata de empresas de hispanos y negros, ¿por qué no hacemos lo mismo con los préstamos y obtenemos esos mismos datos sobre por qué no estamos ayudando a esas empresas? Impulsar políticas que lo aborden. Cuando se trata de hechos, es difícil ser emocional. Es un hecho que la gente de minorías no recibe dinero. Las adquisiciones tardan más. Un contrato del gobierno para una minoría es 30 veces más pequeño.

¿Cómo saben los empresarios pertenecientes a minorías qué licitaciones hay para contratos gubernamentales y cómo acceder a la información sobre licitaciones? Creo que la administración local tiene la responsabilidad de organizar talleres informativos. El reto es conseguir que la gente sepa que existen esos talleres. Una vez que tienes la oportunidad, saber cómo competir y conseguir financiación es importante. Yo aprendí haciendo preguntas cuando me rechazaron.