Nuevo centro en Miami ofrecerá tratamientos a detenidos con enfermedades mentales

Este podría ser el año en el que el Condado Miami-Dade hiciera historia, abriendo un centro para tratar y ayudar —en lugar de encarcelar— a personas con enfermedades mentales. Se cree que será el primero de este tipo en el país.

Pero retraso tras retraso tras retraso —tanta burocracia que es difícil culpar una sola cosa— significa que el proyectado Miami Center for Mental Health and Recovery tiene prevista su apertura unos 20 años después de que se prometiera por primera vez.

Muchos de los que recibirán ayuda son personas sin hogar crónicas. A la mayoría se le diagnosticó esquizofrenia o trastorno bipolar y muchos abusan de las drogas o el alcohol, pero todos ellos entran y salen de la cárcel, con gran costo para los contribuyentes, luego de ser acusados de cometer delitos no violentos. Son en gran medida invisibles para la sociedad, salvo cuando causan problemas.

Como alternativa a la cárcel, el centro será un lugar al que los jueces podrán enviar a los acusados no violentos de delitos menores o delitos de poca gravedad en lugar de encerrarlos. La policía podría llevar allí a los posibles detenidos en lugar de ingresarlos en la cárcel.

Al ofrecer toda la gama de servicios que una persona puede necesitar para darle un giro a su vida, el centro representa un enfoque mucho más humano que el trato negligente y abusivo que las autoridades federales documentaron en las cárceles de Miami-Dade en 2011.

Si se inaugura este año, el centro será el mayor logro de la carrera del juez Steven Leifman. El juez administrativo adjunto de Miami-Dade, de 65 años, se retirará de la judicatura del condado el próximo enero. Leifman ha trabajado desde sus primeros días como juez para revertir lo que él veía como un enfoque ilógico e inhumano en el manejo de los detenidos con enfermedades mentales.

Es un problema que ninguna jurisdicción ha resuelto y los errores pueden ser mortales. Un día cualquiera en Estados Unidos, las cárceles se llenan de sospechosos con enfermedades mentales. Debido a su condición crónica, no se les puede mezclar de forma segura con la población carcelaria general.

Y el solo hecho de que entren y salgan de la cárcel es un despilfarro de dinero público y de vidas humanas, dijo Leifman.

“Nadie mejora; no mejoran en la cárcel”, dijo Leifman. “Tienes la oportunidad de romper ese horrible ciclo, [...] tienes la oportunidad de ayudar a la gente a recuperarse”.

Décadas de esfuerzo

Hace unos 20 años, los votantes de Miami-Dade aprobaron un programa de bonos de $2,900 millones llamado “Construyendo mejores comunidades”, para, entre otras muchas cosas, construir el centro que todavía no abre. Se encuentra en 2200 NW 7 Avenue en Miami y es una renovación del edificio que antes albergaba un centro de reclusión estatal para restaurar la competencia mental de los acusados de delitos graves en espera de juicio.

Una lista de proyectos del condado decía que el centro liberaría espacio en la cárcel y proporcionaría una forma más eficaz de “alojar a los enfermos mentales mientras esperan la fecha del juicio”.

Aunque el progreso del centro se estancó, las prácticas subyacentes defendidas por el juez Leifman han echado raíces desde entonces: los sospechosos no violentos con enfermedades mentales o trastornos por consumo de sustancias pueden ser desviados de las cárceles y conectados con servicios de apoyo en la comunidad. Experto nacional en la despenalización de las enfermedades mentales, Leifman viaja por el país compartiendo “el modelo Miami.

El consultor John W. Dow (a la extrema izquierda) y el juez Steve Leifman (al centro) dirigiendo una visita al aún no inaugurado Miami Center for Mental Health and Recovery, en 2200 NW 7 Avenue. Pedro Portal/pportal@miamiherald.com
El consultor John W. Dow (a la extrema izquierda) y el juez Steve Leifman (al centro) dirigiendo una visita al aún no inaugurado Miami Center for Mental Health and Recovery, en 2200 NW 7 Avenue. Pedro Portal/pportal@miamiherald.com

Pero el nuevo centro, con 208 camas, lo ofrecerá todo bajo un mismo techo.

Los clientes recibirán ayuda para acceder a las prestaciones a las que tienen derecho, recibirán atención óptica, dental, médica y psiquiátrica, comparecerán en la sala de audiencias del centro cuando sea necesario, se desintoxicarán de sustancias, dejarán de fumar, se borrarán tatuajes desafortunados, trabajarán con perros en una perrera in situ, aprenderán técnicas culinarias para trabajar y recibirán ayuda para estabilizarse permanentemente, todo ello en un edificio estatal renovado de siete plantas cerca de Wynwood oeste, el cual atenderá a unos 9,000 clientes al año.

Un documental de 2020 titulado The Definition of Insanity sobre Leifman y el proyecto de salud mental, narrado por el director y actor Rob Reiner, se estrenó en Miami Film Festival y se emitió a escala nacional en PBS.

“Es un concepto humano, basado en la ciencia”, dijo la jueza de circuito jubilada Jeri Beth Cohen, presidenta de la junta de Miami Foundation for Mental Health.

Un pasado vergonzoso

Aunque Miami-Dade ahora se considera progresista al desviar a algunos detenidos con enfermedades mentales de las celdas de la cárcel, el pasado del condado es oscuro.

Un titular de 1984 en Miami Herald rezaba “Estudio: Dade fracasa con los criminales dementes”.

El reportaje, de la legendaria escritora de notas policiales Edna Buchanan, empezaba con un ladrón y asesino enfermo mental que tenía “18 arrestos, 918 días en la cárcel, 112 comparecencias ante el tribunal, 20 evaluaciones psiquiátricas y 1,033 días de tratamiento en hospitales estatales”.

Era, de acuerdo con el reporte, “un ejemplo perfecto del fracaso del sistema judicial del Condado Dade a la hora de tratar a delincuentes incompetentes y dementes”.

Un artículo de Miami Herald de 1984 sobre la incapacidad del condado para tratar a los reclusos con enfermedades mentales.
Un artículo de Miami Herald de 1984 sobre la incapacidad del condado para tratar a los reclusos con enfermedades mentales.

Una investigación dirigida por la ciudadana y la activista Renee Turolla había sacado a la luz los fallos en un reporte de 400 páginas que fue seguido de una gran cobertura informativa.

Un jurado de instrucción de Dade retomó el asunto, indagando en lo que describió como “el rastro de los enfermos mentales desde la calle a la cárcel, al juzgado, a los hospitales estatales, de nuevo al juzgado y de nuevo a la calle, solo para volver sobre estos pasos otra vez”.

En 1985, el jurado de instrucción llegó a la conclusión de que, con los cuidados adecuados, estos detenidos “tendrían posibilidades reales de éxito” y los costos serían menores que encarcelarlos u hospitalizarlos repetidamente.

Entre las recomendaciones figuraba un centro residencial de tratamiento.

En 2008, 23 años después, las condiciones en las cárceles del Condado Miami-Dade seguían siendo tan pésimas para las personas con enfermedades mentales que el Departamento de Justicia (DOJ) federal inició una investigación de tres años.

De acuerdo con el reporte, los guardias de la cárcel maltrataban físicamente a los reclusos de forma habitual. Los reclusos suicidas eran tratados con tal desprecio que, de hecho, morían en sus celdas. Los reclusos eran “sometidos rutinariamente a medidas disciplinarias” por comportamientos sintomáticos de su enfermedad.

“La indiferencia deliberada de Correccionales y Rehabilitación de Miami-Dade (MDCR) para proteger a los presos de la Cárcel de cualquier daño es un fracaso sistémico”, señaló el reporte.

En 2013, el condado acordó una serie de medidas correctivas, en virtud de un decreto de consentimiento federal de DOJ, incluyendo una promesa renovada de construir el centro de salud mental.

Se citó al juez Leifman, quien llevaba años presionando para que se construyera el centro. “Es hora de que cambiemos la forma en la que hemos abordado este problema. Este es un excelente paso en la dirección correcta”.

El pasado otoño, DOJ anunció que el sistema penitenciario de Miami-Dade cumple en su mayor parte el decreto de consentimiento y podrá ser retirado de la supervisión federal el próximo año si se mantienen las reformas.

"Puede que aún no estemos ahorrando dinero, pero estamos salvando vidas", dijo la alcaldesa de Miami-Dade Daniella Levine Cava. Al Diaz/adiaz@miamiherald.com
"Puede que aún no estemos ahorrando dinero, pero estamos salvando vidas", dijo la alcaldesa de Miami-Dade Daniella Levine Cava. Al Diaz/adiaz@miamiherald.com

El vecino Condado Broward, cuyo sistema penitenciario también ha estado sujeto a la supervisión del decreto de consentimiento, se enfrenta a problemas similares, tratando de buscar formas de atender adecuadamente a los reclusos con enfermedades mentales. El 29 de enero, el presidente de NAACP nacional pidió una investigación federal sobre las 21 muertes registradas en las cárceles de Broward desde 2021, muchas de ellas por suicidio.

Va a costar

Inicialmente, no habrá ahorros, admitieron Leifman y la alcaldesa del Condado Miami-Dade Daniella Levine Cava.

Por el contrario, habrá costos de puesta en marcha, cantidades que Leifman, Levine Cava y otros dijeron que todavía están en discusión y no se pueden revelar.

“Puede que todavía no estemos ahorrando dinero, pero estamos salvando vidas”, dijo la alcaldesa.

Dijo que la Comisión del Condado Miami-Dade votará en febrero o marzo sobre un presupuesto para operar el centro y sobre los contratos con Jackson Health System y Advocate Program, que ahora está programado para operar la instalación.

Los planes para que Thriving Mind South Florida gestionara el centro se vinieron abajo cuando Thriving Mind se retiró, alegando la falta de planes o de presupuesto, dijo el Dr. John W. Newcomer, su presidente ejecutivo, en una respuesta escrita a Miami Herald.

Thriving Mind acordó completar la renovación del edificio por $51.1 millones, pagados por el Condado Miami-Dade y Jackson Health System. Un certificado temporal de ocupación fue concedido el 22 de diciembre, dijo Newcomer. El edificio le fue entregado al condado el 26 de enero.

Pero ¿cuándo?

Si Miami Center for Mental Health and Recovery abrirá sus puertas en 2024 es una pregunta sin resolver.

Un reporte publicado en julio de 2019 citó a Leifman, quien predijo una apertura en 18 meses. Un reporte del condado en julio de 2020 situaba la finalización del proyecto en junio de 2023. En una solicitud de subvención en 2021, el condado dijo que estaría “abriendo a principios de 2022”. El año pasado, las noticias hablaban de una apertura en seis meses.

Levine Cava ahora predijo una apertura “dentro de un año”, Leifman dijo que probablemente será en noviembre e Isabel Pérez-Moriña, presidenta ejecutiva de Advocate Program, dijo que probablemente abrirá a finales de año.

Sin embargo, hay algo en lo que todos están de acuerdo.

De acuerdo con Leifman, quien tomó prestada la idea de un programa para personas sin hogar de Boston, a cada cliente se le lavarán los pies cuando ingrese en el centro.

El gesto, un acto de humanidad y, para quien lavará de pies, de humildad, marcará la pauta, dijo Leifman.

“Queremos que la gente sepa que aquí es bienvenida”, dijo Leifman. “Muchos de ellos han aprendido la impotencia, se han rendido porque el sistema es muy malo y a la mitad de ellos les da igual respirar, por eso es tan importante el lavado de pies”.

En el laberíntico rascacielos, situado un poco al norte del Hospital Jackson Memorial, Leifman dirigió su enésima visita un lunes reciente, preguntando a profesores de justicia penal y trabajo social de la Universidad Atlántica de la Florida (FAU) cómo podrían colaborar.

“Hay que ser persistente”, le dijo al grupo. “Todo el mundo habla de cambio, pero nadie quiere hacerlo, pues es difícil y lleva tiempo, pero, créanme, vale la pena”.

El periodista Douglas Hanks contribuyó a este reportaje.