La cena de Poder Ciudadano: un homenaje al coraje de la Justicia del pasado, pensando en las causas de corrupción del presente

Un reconocimiento a la Justicia como motor de la transformación, con jueces que asumen con coraje la tarea que tienen por delante y se hacen protagonistas de un momento histórico, casi sin darse cuenta. Como lo hicieron los integrantes del tribunal que condenó a las juntas militares. Ese fue el espíritu que se vivió anoche en la cena de Poder Ciudadano, organizada bajo el lema “Transparencia y Democracia”, que homenajeó a los camaristas protagonistas de esa gesta, pero que tuvo como tema de fono, en paralelo, la lucha contra la corrupción.

Estaban en lugares de honor León Carlos Arslanian, Ricardo Gil Lavedra, Jorge Valerga Aráoz y Guillermo Ledesma, pero la fuerza que los llevó a concretar su acto de “servicio público” con ese histórico proceso se proyectó sobre todos los presentes en el salón del Hotel Sheraton de Retiro.

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El mismo “coraje institucional”, la misma fuerza de cambio que tuvieron esos magistrados para encarnar un cambio en la Argentina desde el Poder Judicial, es el desafío que tiene por delante la Justicia. Esa era la idea que dominaba anoche entre los presentes. El juez de la Corte Ricardo Lorezentti lo resumió cuando le tocó cerrar el evento: “Tenemos hoy también desafíos para llevar adelante como fue en aquellos años. Creo que también estamos iniciando un proceso similar en el campo de la corrupción. Nadie sabe ni piensa que está construyendo la historia . Si aprendemos de ellos, tal vez nos demos cuenta de que podemos construir un Estado de Derecho en la Argentina”, cerró.

Hubo aplausos cerrados y en las mesas circularon comentarios sobre las causas por corrupción que se desarrollan en los tribunales federales contra Cristina Kirchner: el juicio oral que terminará en breve por el caso Vialidad y las causas Hotesur y Los Sauces, cuya reapertura estudia la Cámara de Casación. El camarista Diego Barroetaveña, uno de los que debe decidir en ese caso, estaba entre el público.

Lorenzetti destacó el rol de Raúl Alfonsín y la Conadep, y resaltó el empuje de Arslanian, Gil Lavedra, Valerga Aráoz, Ledesma y los de los miembros fallecidos de aquel tribunal, Jorge Torlasco y Andrés D’Alessio, que promovieron en medio de “un altísimo nivel de incertidumbre” la realización del juicio, aún cuando no había una convicción plena en un sector del Poder Judicial de aquel momento.

Hugo Wortman Jofre, Presidente de Poder Ciudadano lo dejó en claro en su discurso de apertura, cuando dijo que pretendían con la cena reconocer a quienes llevaron adelante ese juicio, pero dejó flotando una pregunta con tono de desafío para la cena 2024. “ Así como logramos este nivel de consenso para juzgar los crímenes de lesa humanidad, ¿podremos lograrlo también para juzgar la corrupción ?”, dijo Wortman Jofre. Todos aplaudieron.

Las mesas de Poder Ciudadano se llenaron de hombres de la Justicia. En primera fila estaba el procurador Eduardo Casal, clave en el avance de los casos de corrupción que llegan a la Corte y que, con perfil bajo, superó el embate del kirchnerismo para removerlo de su cargo.

Entre las mesas se distribuyeron el camarista electoral Alberto Dalla Vía, el juez Sebastán Casanello, que prefirió el bajo perfil ante los fotógrafos; el secretario de Coordinación Institucional de la Procuración General de la Nación, Juan Manuel Olima. En una mesas más retirada estaba el fiscal ante la Casación Mario Villar, casi inadvertido, sin que nadie se diera cuenta de que es el personaje clave en el caso Hotesur y Los Sauces para mantener la acusación y promover la reapertura del caso de lavado de dinero contra la vicepresidenta y sus hijos. Se lo vio charlando con Casal, animadamente.

Estaban también la jueza Inés Weinberg de Roca, del superior tribunal de justicia de la Ciudad; el procurador de la provincia de Buenos Aires, Julio Conte Grand; el procurador general de la Ciudad, Gabriel Astarloa; el fiscal Carlos Stornelli, que protagonizó la investigación de los cuadernos de la corrupción, a quien le tocó una mesa con preeminencia de radicales; los jueces en lo penal económico Diego Amarante y Marcelo Aguinsky, y el fiscal ante la Cámara Federal de Casación Javier de Luca.

Los políticos estaban presentes. Los había de la oposición y también del oficialismo, pero anoche la comida fue de los jueces y fiscales para homenajear el coraje del pasado como una manera de tomar envión para encarar la reformas necesarias del presente, como hace 35 años.