Casado se enfrenta a medio PP por el nombramiento de Cayetana Álvarez de Toledo

Cayetana Alvarez de Toledo y  Pablo Casado
Cayetana Alvarez de Toledo y Pablo Casado durante un mítin de la campaña municipal por Barcelona.. (Photo by David Zorrakino/Europa Press via Getty Images)

La técnica de Rajoy de esperar a que las piezas se coloquen solas acorde a su estrategia tiene cada vez más adeptos. Desde Pedro Sánchez, que no duda en amenazar con una repetición de elecciones tras su incapacidad para negociar, hasta Pablo Casado, el hombre que ha sobrevivido a su primer año al frente del PP tras unos resultados catastróficos en las elecciones generales.

Por suerte para él, después vinieron las autonómicas y locales, donde consiguió retener, entre otros, tanto la Comunidad de Madrid como el Ayuntamiento de la capital. Si a eso le sumamos el fracaso de la investidura de Sánchez, Casado se ha encontrado con un panorama muy diferente al de hace apenas tres meses. Y ahora es cuando está tomando decisiones que hace unos meses quiso hacer pero no pudo.

Casado ha sido, sin duda, el líder del PP más cuestionado en su primer año de mandato. En los últimos 90 días ha tenido que lidiar con muchísimas críticas, presiones y reticencias internas. Entre ellas su última medida estrella: entregarle la portavocía del PP en el Congreso de los Diputados a Cayetana Álvarez de Toledo.

Sí, la misma que, tras la muerte de Rubalcaba, aseguró que el dirigente socialista "no derrotó a ETA" y criticó la construcción de una "ficción colectiva" sobre su trayectoria política. O que se cuestionó, en pleno debate sobre la sentencia de la manada, si "¿de verdad van diciendo ustedes sí, sí, sí hasta el final? Un poco extraño, ¿no?".

Se trata, por tanto, de una portavoz más pirómana que apagafuegos. Con cierta propensión a las salidas de tono. Tanto que Inñes Arrimadas (Cs) por fin va a tener alguien a quien enfrentarse por ese título en el hemiciclo. Cómo será la cosa que la propia Álvarez de Toledo, ha anunciado esta mañana en la Cope que ejercerá una oposición "indómita pero no histérica". Un cambio de tono que no gusta a casi ningún barón del PP.

De hecho, cuando Pablo Casado anunció la medida en la Junta Directiva Nacional del partido, no se escucharon aplausos. La paz orgánica del PP está rota. Los barones moderados, que criticaron el escoramiento del PP en campaña para arrebatarle discursos radicales a Vox, ayer torcieron el gesto.

Alberto Núñez Feijóo ha maniobrado desde abril para cerrarle el paso a Álvarez de Toledo mandando a sus tropas, lideradas por el andaluz Juan Manuel Moreno, el vasco Alfonso Alonso o el castellano leonés Alfonso Fernández Mañueco, a airear argumentos contrarios a su nombramiento:

-"Cayetana va por libre"

-Es "una bomba de relojería porque es impredecible".

-Hay quienes han recordado su carácter "oportunista" evidenciado con su espantada en 2015 cuando, a sabiendas de sus pocas posibilidades de repetir en las listas de las generales de ese año, anunció su marcha a través de una carta abierta publicada en el diario 'El Mundo'

-No olvidemos que es una "chaquetera" que llegó a pedir el voto para Ciudadanos cuando le iban mal dadas.

-”Va a acaparar titulares”, no hay duda. Eso es un punto a favor suyo. Pero ser portavoz del grupo parlamentario es mucho más que eso. Habrá que ver si es capaz de coordinar a sus portavoces de comisión o negociar con el resto de los Grupos.

A pesar de todo, Casado ha decidido desoír a los críticos y colocar a un ‘perro de presa’ para las sesiones de control al Gobierno. Su apuesta es clara. Dejar que Sánchez se cocine lentamente en el caldo de las desavenencias de la izquierda para ir minándolo semanalmente en el hemiciclo y, más pronto que tarde, dar el salto a Moncloa.