Cardenal Newman: de sus fundadores irlandeses a la admisión de mujeres, los hitos de la transformación de uno de los colegios más exclusivos del país

El colegio Newman
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Hace unos 74 años un grupo de religiosos irlandeses se instaló en Buenos Aires. Pertenecían a la congregación de los Irish Christian Brothers, impulsada por Edmund Rice a finales del siglo XVIII. No eran sacerdotes, sino hombres preparados para educar a chicos dentro de los márgenes de la religión católica, que hacía tiempo habían empezado a salir de Irlanda y a crear colegios en distintas partes del mundo. Cuando llegaron a la Capital, esa misión se cruzó con la demanda de un grupo de padres, que buscaban formar a sus hijos en un colegio bilingüe, católico y exclusivo para varones. Así, en 1947, nació el Cardenal Newman, en un edificio antiguo a unas cuadras del Congreso de la Nación.

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Hoy una de las características que buscaba ese grupo inicial de padres –que fuera masculino– empieza a cambiar. Ayer, la institución anunció que en 2023 va a abrir un jardín de infantes mixto. Además, a partir de 2024 también van a poder ingresar alumnas al nivel primario. El formato, sin embargo, no va a ser del todo compartido entre chicos y chicas. Las alumnas cursarán en un edificio nuevo, separadas de los alumnos, y tendrán algunas actividades en conjunto.

Antes de ese cambio, hubo otros. La historia del colegio empieza con Edmund Rice, un empresario naviero de Waterford –hoy la octava ciudad más poblada de Irlanda–, y con una tragedia. En 1789, una mujer embarazada murió en un accidente, en el que un carruaje volcó cuando un caballo perdió el control. Su bebé sobrevivió al nacimiento prematuro. Su viudo, Rice, afectado por la pérdida, decidió vender su negocio y dedicarse a la religión y a educar a los chicos en situación de vulnerabilidad del pueblo.

El empresario había sido educado como católico durante las leyes penales que Inglaterra le había impuesto a Irlanda, que condenaban la práctica de esa religión. Enseguida, llegaron a ayudarlo en el colegio que fundó algunos seguidores de su proyecto, que se convirtieron en profesores y luego en una congregación religiosa de hombres. Para 1806, Rice y sus seguidores ya habían fundado dos colegios en Waterford y otros en las localidades irlandesas de Carrick-on-Suir y de Dungarvan. En 1820, el Papa Pío VII oficializó la congregación de los Irish Christian Brothers y les permitió, así, enviar a hermanos a distintos puntos de Europa y del mundo. Más de cien años después, ese grupo de hermanos que llegó a Buenos Aires decidió nombrar al colegio Cardenal Newman, en honor a un presbítero anglicano que había impulsado la adopción de elementos del catolicismo por parte de la iglesia anglicana y después se había convertido a la religión católica.

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Mudanza

A principios de la década del setenta, el Newman se mudó a un edificio nuevo, en Boulogne, donde todavía funciona. Hoy recibe aproximadamente un 30% de alumnos de la Capital y otro 30% de San Isidro y alrededores y el restante de la zona norte del conurbano que va desde Tigre a Pilar. Los brothers ya no cumplen un rol como maestros ni como directivos. Quedan muy pocos, que ya no viven en el campus, y cumplen un rol más bien simbólico. En la década del noventa, la necesidad de tener más profesores para implementar una currícula moderna y la baja de la cantidad de vocaciones religiosas en el mundo hicieron que fuera cada vez más difícil contar con hermanos irlandeses en las instituciones de la congregación y el colegio empezó una transición que hoy ya está completa. El director, Alberto Olivero, y los profesores son laicos –aunque el catolicismo sigue teniendo una presencia muy importante en la formación– y hay un directorio integrado por exalumnos, padres y madres.

Para los exestudiantes, esa transformación iniciada por la salida de los brothers como líderes del colegio es muy evidente. Hoy pueden recorrer los cuartos en los que vivían los hermanos –una zona que antes les estaba vedada– y recordar la severidad con la que fueron educados. En el libro La educación de los que influyen, de la periodista Luciana Vázquez, Mauricio Macri fue entrevistado sobre su paso por el Cardenal Newman: “Es un colegio que te marca. No por el nivel académico, que en mi época era muy flojo, aunque ahora ha mejorado un poco, sino por la forma de educación. Un colegio con una disciplina muy severa. Con curas que tenían mucha personalidad. Y el estilo de conducción de los curas unía a los alumnos. Se unían para protegerse”.

Desde la autopista Panamericana, pueden verse las H de los arcos de rugby, otra de las insignias de las que es imposible separar al Cardenal Newman y el imaginario alrededor de él. Dentro de poco, ese campus de césped y edificios de ladrillos va a ser recorrido por alumnas por primera vez.