Capacitadores a la guerra sin fusil

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Del 9 de febrero al 31 marzo, el INE desplegará un ejército de 42,657 capacitadores y asistentes electorales (CAE) y 7,123 supervisores en todo el país, para visitar a más de 12 millones de ciudadanos e invitarlos a que sean nuestros próximos funcionarios de las mesas directivas de casilla. Con ello se  cumplirá con la primera etapa de la capacitación electoral. Así lo marca el calendario. Pero a diferencia de otros procesos, en esta ocasión, aproximadamente el 40 % de los capacitadores no cuenta con el material completo para realizar su trabajo.

Hay dos carencias significativas con repercusiones diversas: la ausencia de chalecos que permitan la identificación de los CAE, por parte de la ciudadanía, y el no contar con teléfonos. Veamos. La razón de ser de los chalecos es brindarle seguridad al portador. El trabajo constante del INE en todo el territorio nacional, junto con el prestigio acumulado, hacen que los colores del INE sea sinónimo de un buen servicio. Pero además, también le da seguridad a muchos de quienes resultaron insaculados. Hoy es muy infrecuente abrir las puertas del domicilio a alguien que carece de identificación clara. Así, los chalecos permiten circular por el territorio con mayor tranquilidad a los CAE, pero también hace que les abran las puertas de los hogares con mayor frecuencia. Ojalá pronto se subsane esta carencia.

En el caso de los teléfonos el problema es otro. Desde hace tiempo el INE ha ido transitando a la modernización de muchos de sus procesos. Es el caso de la capacitación, anteriormente los capacitadores levantaban los datos de los ciudadanos insaculados en hojas de papel, y esta información era procesada en las juntas distritales por un grupo de capturistas que después la transmitía a las oficinas centrales. Afortunadamente el INE ha ido abandonando el papel. Desde hace tiempo este proceso se hace desde los teléfonos celulares en una aplicación diseñada exprofeso, de modo que el seguimiento de la evolución de la capacitación se hace en tiempo real desde las oficinas centrales. Eso es lo que cambió. Ya no será así, al menos en el arranque. La aplicación en el teléfono eliminaba el riesgo implícito en cualquier proceso de doble captura.

Pero además las juntas distritales ya no tenían la necesidad de contratar a aquellos capturistas y ahora tendrán que habilitar personal para que haga esas labores. Los teléfonos son una herramienta de trabajo muy relevante en todo el proceso y es deseable que pronto se subsane esa falta. No se ocupan únicamente en esta parte del proceso, digamos que la primera etapa de la capacitación es el primer eslabón de una larga cadena de procesos en los que las aplicaciones de los teléfonos juegan un papel muy importante.

¿Esto quiere decir que la capacitación no se llevará a cabo? Por supuesto que no. El INE es una institución muy robusta y no tengo duda que las juntas distritales sabrán cómo superar los obstáculos con que inicia el proceso. Finalmente el servicio profesional electoral tiene la suficiente memoria institucional como para encontrar las nuevas soluciones a los problemas. Ese capital humano es el mayor de los activos institucionales del INE.

Sin embargo, si hay que señalar que el retraso en el suministro de materiales vitales para la organización de la elección es una grave impericia administrativa que ojalá no se repita. Reitero, los innecesarios riesgos para la seguridad de capacitadores e insaculados, y la ausencia de teléfonos, son obstáculos que eventualmente serán superados, pero sin duda representan un problema que algún tipo de huella dejará en el inicio del proceso de capacitación. Ojalá dicha huella no sea relevante.

* Rodrigo Morales M. (@rodmoralmanz) fue consejero electoral en el Instituto Electoral del Distrito Federal y en el Instituto Federal Electoral. Actualmente es consultor internacional en materia electoral.