¿Debo cancelar mi viaje por la ola de calor? Así afectan las temperaturas extremas a los viajeros
La implacable ola de calor que azota estos días Europa ha provocado también múltiples alertas de viaje y avisos meteorológicos, pero la mayoría de los turistas no se han dado por aludidos.
Los viajeros británicos en particular siguen adelante con sus planes de vacaciones, ya que, si bien su Gobierno ha emitido alertas meteorológicas, no ha llegado a "desaconsejar" todos los viajes. Esto significa que es poco probable que las compañías de seguros cubran los costes de un viaje cancelado.
Algunos lugares de España, Italia, Grecia y Turquía han sufrido temperaturas superiores a los 40 grados en los últimos días. Las compañías de viajes están informando a sus clientes sobre cómo protegerse del calor.
¿Puedo reclamar el seguro si cancelo mi viaje debido a la ola de calor?
A menos que se emita una advertencia contra todos los viajes, es poco probable que pueda reclamar un seguro por viajes cancelados debido a la ola de calor.
Las excepciones son los casos en los que se considere que uno no está en condiciones de viajar por razones médicas y que tenga un certificado médico que lo demuestre.
El seguro de viaje sigue siendo esencial, sobre todo por el mayor riesgo médico de viajar con calor extremo.
Si le preocupa viajar durante la ola de calor, es posible que pueda cambiar las fechas o el destino de su viaje a través de su proveedor de viajes.
Calor extremo: ¿cómo afectan las altas temperaturas al cuerpo humano?
Ola de calor de Caronte: ¿Por qué hace tanto calor en Europa y cuánto durará?
¿Está cambiando la ola de calor los hábitos de viaje de la gente?
Sin embargo, el aumento de las temperaturas estivales en el sur de Europa podría cambiar en el futuro la cara del turismo en la región.
Tanto los organismos turísticos como los expertos prevén que los viajeros empiecen a elegir destinos más frescos o a tomar sus vacaciones en primavera y otoño para evitar así el calor extremo.
Según datos de la Comisión Europea de Viajes (CET), el número de personas que esperan viajar a la región mediterránea de junio a noviembre ya ha descendido un 10 % en comparación con el año pasado, cuando el clima abrasador provocó sequías e incendios forestales.
Destinos como República Checa, Dinamarca, Irlanda y Bulgaria, por su parte, han registrado un aumento del interés.
El clima extremo influye en la elección de los viajeros
"Prevemos que las condiciones meteorológicas impredecibles tendrán en el futuro un mayor impacto en la elección de los viajeros en Europa", afirma Miguel Sanz, responsable de la ETC.
Un informe de la organización profesional muestra también que el 7,6 % de los viajeros considera ahora que los fenómenos meteorológicos extremos son una preocupación importante para sus viajes entre junio y noviembre.
Entre ellos se encuentran Anita Elshoy y su marido, que regresaron a Noruega desde su lugar de vacaciones favorito, Vasanello, un pueblo al norte de Roma, una semana antes de lo previsto este mes, cuando las temperaturas rondaron los 35 ºC.
"Me dolía mucho la cabeza, las piernas, se me hinchaban los dedos y me mareaba cada vez más", cuenta Elshoy sobre los síntomas del calor.
"Se suponía que íbamos a estar allí dos semanas, pero no pudimos quedarnos por el calor".
¿Están cancelando los viajeros sus viajes debido al calor?
La demanda de viajes se ha disparado de nuevo este verano, ya que los turistas dejan atrás años de restricciones por la pandemia.
Los británicos, en particular, han reservado menos vacaciones en su país y más en el Mediterráneo, a menudo con muchos meses de antelación, ya que siguen anhelando escapadas a la playa tras el bloqueo, explica Sean Tipton, de la agencia de viajes británica ABTA.
Pero este equilibrio podría cambiar, ya que las olas de calor van a ser cada vez más duras. Los científicos llevan tiempo advirtiendo de que el cambio climático, provocado por las emisiones de CO2 procedentes de la quema de combustibles fósiles, hará que los fenómenos meteorológicos sean más frecuentes, graves y mortales.
Aunque no ha provocado un aumento de las cancelaciones, la ola de calor "sin duda hace que las vacaciones sean menos agradables para los huéspedes", afirma por su parte Catherine Livesley, fundadora del operador de viajes sin vuelos No Fly Travel Club.
Livesley añade que otro efecto desafortunado de la ola de calor es el "compromiso entre las emisiones y la comodidad de los huéspedes", ya que el aire acondicionado se convierte en un requisito de salud y seguridad para los viajeros.
Los meteorólogos predicen que las temperaturas de la próxima semana podrían superar el actual récord europeo de 48,8 °C, establecido en Sicilia en agosto de 2021, lo que hace temer que se repitan las muertes por calor del año pasado.
Las historias de turistas evacuados en helicóptero de las playas italianas o trasladados en ambulancia desde la Acrópolis de Atenas han inundado los medios de comunicación europeos en las últimas semanas.
"Nuestros últimos estudios indican un descenso del número de personas interesadas en viajar en agosto, el mes de mayor afluencia, mientras que un mayor número de europeos se plantea viajar en otoño", afirma Sanz.
¿Cambiará la temporada alta de viajes debido a las olas de calor?
Preguntados por la agencia de noticias Reuters, muchos turistas en Roma confesaron que se lo pensarían dos veces antes de volver a reservar un viaje allí en julio, ya que les costaba beber suficiente agua, mantenerse frescos y encontrar lugares con aire acondicionado para descansar.
"Yo vendría cuando haga más frío. Sólo en junio o abril", decía por ejemplo Dalphna Niebuhr, una turista estadounidense, que reconocía que el calor estaba haciendo de su visita algo "miserable".
Sin duda, se trata de malas noticias para la economía italiana, que se nutre del tráfico estival. El Ministerio de Medio Ambiente italiano advirtió este año en un informe de que, en el futuro, los turistas extranjeros viajarían más en primavera y otoño y elegirían destinos más frescos.
"El balance será negativo, también porque parte de los turistas italianos contribuirán al flujo del turismo internacional hacia países menos calurosos", decía el informe.
¿Podría el cambio de hábitos de viaje ayudar a frenar el turismo excesivo?
Algunos esperan que el cambio consista simplemente en un desplazamiento del tráfico, no en una reducción.
En Grecia, las llegadas internacionales por vía aérea aumentaron un 87,5 % interanual entre enero y marzo. En verano, la masificación ha afectado a lugares de gran afluencia turística, como la isla de Mykonos.
Las autoridades griegas cerraron la antigua Acrópolis de Atenas durante las horas más calurosas del día, el viernes y el sábado, para proteger a los turistas.
Según el Ministerio de Medio Ambiente griego, el aumento de los viajes en los meses de invierno, primavera y otoño podría aliviar este problema y compensar la posible ralentización del verano.
En España, se espera una gran demanda de vacaciones tanto en los destinos costeros del norte del país como en las islas, donde las temperaturas estivales suelen ser más frescas, según un informe de la asociación nacional de turismo Exceltur.
Los españoles Daniel Otero y Rebeca Vázquez, de visita en Bilbao, reconocen estar pensando en trasladar sus vacaciones a junio del año que viene, cuando haga más fresco y se puedan sentir más cómodos.
Para Elshoy, los veranos en el sur de Europa pueden ser cosa del pasado. En su lugar, se planteará pasar las vacaciones en Noruega, su país natal. "No quiero pasar unas vacaciones en las que me duela la cabeza y vuelva a marearme".
El clima, en definitiva, está cambiando. Y con él, otras muchas cosas.