Hay cambios sorprendentes en lo que significa ser texano

Jóvenes boxeadores observan una práctica en el gimnasio de boxeo Gorilla Heavy Hitters en Odesa, Texas, el martes 4 de abril de 2023. (Desiree Rios/The New York Times)
Jóvenes boxeadores observan una práctica en el gimnasio de boxeo Gorilla Heavy Hitters en Odesa, Texas, el martes 4 de abril de 2023. (Desiree Rios/The New York Times)

ODESA, Texas — Contra la tenue luz del cielo antes del alba en el oriente de Texas se distinguen las siluetas de un grupo de trabajadores petroleros que hablan una mezcla de inglés y español mientras se alistan para el duro trabajo de un día de septiembre: limpiar un derrame en una plataforma a las afueras de Odesa.

Los 80 empleados de su empresa, Premier Energy Services, son hispanos, lo que refleja un cambio que poco a poco ha transformado el panorama occidental rico en petróleo de Texas. Donde un trabajador de los pozos petroleros, el símbolo con manchas de grasa de la identidad económica de Texas en alguna época era por lo regular un hombre blanco en busca de oro negro, en este momento es más normal que el trabajador de los campos petroleros sea un hispano nacido en Texas.

“Cuando era niño, mi papá solía llevarme a su trabajo en los campos petroleros. Era una industria de hombres blancos”, señaló el capataz Alfredo Ramirez, de 31 años, mexicoestadounidense de tercera generación. “Ahora, predominamos los latinos”.

Mark Matta, integrante del ayuntamiento de Odesa, rio cuando describió una serie de televisión sobre una plataforma petrolera de Texas en la que la mayoría de los trabajadores eran blancos. “Ese programa cambió nuestra realidad”, dijo.

Es importante comprender la realidad de Texas. Con una población de más de 30 millones de habitantes, Texas marca cada vez más la dirección cultural y política del país. Su economía es una de las mayores del mundo, con un crecimiento más acelerado que el de la nación en su conjunto.

Desde hace tiempo, a este estado lo ha definido el cambio demográfico, en particular su creciente población hispana. Pero, en general, ni siquiera quienes siguen de cerca la evolución del estado comprenden la naturaleza de esos cambios ni cuán profundos son en la actualidad.

Integrantes del coro de Davis High School sentados en las bancas de la iglesia metodista unida de Westbury en Houston el 28 de octubre de 2023. (Tramaine Townsend/The New York Times)
Integrantes del coro de Davis High School sentados en las bancas de la iglesia metodista unida de Westbury en Houston el 28 de octubre de 2023. (Tramaine Townsend/The New York Times)

The New York Times recopiló los datos de varios años de censos, analizó los patrones de migración y recorrió comunidades de Texas para comprender lo que ocurre en el segundo estado más poblado del país, un lugar que ofrece un escaparate importante hacia el futuro de la política nacional y las acciones para resolver cuestiones de identidad y diversidad.

Un aspecto sobresaliente fue la medida en que Texas se ha convertido en un estado de inmigrantes, una población que ahora es multigeneracional.

El grupo demográfico de crecimiento más acelerado está formado por los hijos de los inmigrantes, predominantemente hispanos nacidos en Texas. Eso quiere decir que ahora hay menos gente blanca, que durante mucho tiempo fue el mayor grupo demográfico, que hispanos, incluso entre los nacidos en Texas, cambio que documentó por primera vez este año la Oficina del Censo de Estados Unidos.

Quienes visitaban el estado hace 30 años encontraban dos blancos originarios de Texas por cada latino nacido en suelo texano. En la actualidad, esos grupos son casi de la misma talla.

“Pocos miembros de mi familia hablan español”, aseveró Shawn Rodriquez, cuyos ancestros vinieron de México a Odesa, donde ahora es propietario de una empresa de servicios a campos petroleros. “Nuestro linaje viene de aquí en Texas”.

Texas también ha sido un imán para personas provenientes de otros estados, hecho que celebran sus dirigentes republicanos, como el gobernador Greg Abbott, quien se precia de haber atraído empresas de California y Nueva York gracias a que su estado grava menos impuestos, la vivienda es más barata y su política es más conservadora.

El problema es que, debido a que Texas está tan poblado, la migración tiene un efecto menor que en otros estados de rápido crecimiento, como Nevada y Arizona. Además, por lo regular se malinterpreta la composición de estos migrantes nacionales. Aunque es cierto que hay migración de profesionistas blancos a Austin, el estado recibe a dos personas de color por cada migrante blanco.

Los recién llegados de otros estados están reconfigurando los suburbios de manera sorprendente. Por ejemplo, Frisco, a las afueras de Dallas. Esa ciudad ha recibido un flujo de inmigrantes blancos a nuevas urbanizaciones en tramos de tierra agrícola. Pero también ha llegado una gran cantidad de asiáticos.

En 1990, cuando aproximadamente 6000 personas vivían en Frisco, el censo registró solo 29 residentes asiáticos. Ahora, casi una cuarta parte de los 220.000 residentes de la ciudad son asiáticos.

Texas también ocupa el primer lugar del país en cuanto al crecimiento de su población negra, por arriba de Georgia y Florida. Y, a diferencia de los inmigrantes negros de otros estados, que por lo regular son pobres o ricos, los que se mudan a Texas en general son de clase media, según datos del censo. En Houston, las empresas con propietarios negros han prosperado, de tal forma que la ciudad ahora compite con Atlanta como destino para familias y jóvenes de raza negra.

“Todos vienen a Houston”, comentó Victoria Walsh, de 30 años, quien se mudó de Nueva Orleans por un trabajo en un restaurante en 2018. “Hay mucho trabajo, muchos conceptos nuevos, cada semana hay una nueva tienda temporal”.

Las tendencias ya afectaron la política del estado y es probable que esa influencia continúe. En Odesa, donde la proporción de latinos en la población local prácticamente se ha duplicado al 56 por ciento con respecto a 1990, el alcalde todavía es republicano conservador, pero por primera vez es hispano.

“La identidad del texano ha cambiado por completo”, afirmó Ray Benson, inmigrante que llegó hace mucho tiempo de Pensilvania y cuya banda de swing occidental, Asleep at the Wheel, tocó en la reinauguración del salón de baile. “Vine a Texas para convertirme en texano. Pero ahora pienso que más personas que se mudan a Texas sencillamente traen la cultura que tenían antes”.

En viajes que nos llevaron a recorrer kilómetros y kilómetros de Texas, como dice la frase de una canción clásica, los periodistas del Times encontramos un amplio rango de texanos y paramos en lugares representativos, como un suburbio del norte de Texas, el centro de trabajadores de pozos petroleros de Odesa y el corazón de Houston, para contar la historia de un estado en rápida transición.

Frisco: Destino de inmigrantes

Heather Eastburn y su esposo vivían en Los Ángeles, pero después de tener hijos necesitaban más espacio, así que decidieron mudarse a Frisco, Texas, cerca del lugar de origen de su esposo, republicano que trabaja en la gestión patrimonial.

Eastburn tenía sus dudas.

“Muchas personas me dijeron: ‘Vas a vivir bien ahí. Es un estilo de vida relajado’”, recordó. “Pero por dentro me preguntaba qué querían decir”.

Después de mudarse, descubrió a qué se referían. Las escuelas eran buenas. Todo era nuevo, hasta los carritos del supermercado. “Sentía como que llevaba un Cadillac por el Kroger en vez de batallar como pasaba en Los Ángeles”, explicó.

Frisco, ciudad de los suburbios de gran crecimiento económico y de población que apenas y aparecía en el mapa hace 30 años, se ha convertido en el destino de muchos inmigrantes de todo el país, atraídos por la vivienda relativamente barata y la oferta de empleo en Dallas y Fort Worth y sus cercanías.

Los inmigrantes blancos constituyen una gran proporción de los recién llegados, pero la población asiática ha crecido a un ritmo todavía más acelerado, lo que ha diversificado un suburbio que sin ese grupo habría sido predominantemente blanco.

Julia Wada, nipoestadounidense que trabajó como ejecutiva de Toyota, se mudó con su familia cuando la empresa se cambió a esa área. “He estado más en contacto con la comunidad asiática aquí que en California”, señaló, en parte porque la comunidad del área todavía estaba en desarrollo y creciendo.

Por todas partes se han abierto restaurantes indios y centros comerciales asiáticos. Muchas de las casas nuevas se diseñan al gusto de la creciente población del sureste asiático y los desarrolladores las orientan con base en el concepto de Vastu Shastra, una antigua filosofía de diseño india.

“No eran personas indias ni estaban familiarizadas con el concepto”, explicó Sunitha Cheruvu, originaria de la India y llegada a Frisco hace más de una década. “Pero aprendieron por la llegada de personas”.

En las escuelas públicas, alrededor del 40 por ciento de los estudiantes son asiáticos, un alza con respecto al 13 por ciento de hace una década.

Ahora, la ciudad conmemora los festivales de Holi y Diwali de la India, además del Año Nuevo Lunar, la Navidad, el Hanukkah y el Ramadán, indicó el alcalde, Jeff Cheney, desarrollador inmobiliario y republicano moderado.

Odesa: Peleas con bandera mexicana

No solo el petróleo convirtió a Odesa en un nombre conocido fuera de Texas: también es el lugar natal del equipo de futbol americano de nivel bachillerato inmortalizado en “Friday Night Lights” (Luces de viernes noche).

Pero es posible encontrar a una nueva generación de texanos cualquier tarde en un gimnasio cerca del centro donde practican boxeo de sombra bajo una enorme bandera mexicana.

El surgimiento del boxeo, un deporte popular en México, es señal de la ciudad cambiante. Ariel Lares y Jonathan Armendariz, ambos de 13 años, que entrenaban una tarde hace poco, comentaron que muchos jóvenes juegan futbol americano, pero el boxeo los acercó a sus padres, que acostumbran ver las peleas mexicanas por televisión.

“Somos estadounidenses”, explicó Iram Sanchez, propietario del gimnasio, Gorilla Heavy Hitters. “La bandera es un recordatorio de nuestra cultura”.

Ahora que el número de residentes hispanos nacidos en Texas ha superado al número de blancos nacidos en el estado, se ha observado un cambio notable en la fuerza de trabajo.

El Times identificó más de 100 ocupaciones que exhiben un cambio significativo de trabajadores blancos nacidos en Texas a empleados hispanos, entre ellas trabajos de oficina, de ventas y de apoyo a los servicios de salud.

Ahora, los texanos latinos son una presencia significativa en un campo que, desde hace generaciones, ha definido la economía de Texas: la extracción de energía.

La cuenca Pérmica, rica en petróleo, donde se encuentra Odesa, ha experimentado la mayor transformación. La población hispana nacida en Texas ha aumentado al doble con respecto a 1990, mientras que la población blanca nacida en Texas se ha reducido casi una cuarta parte.

Hace una generación, casi la mitad de los trabajadores de los campos petroleros del estado eran originarios de Texas y blancos. En este momento, menos de 3 de cada 10 podrían describirse así.

La creciente presencia de trabajadores hispanos en la industria petrolera ayuda a explicar la continua influencia del Partido Republicano en lugares como Odesa, donde los votantes eligieron a Javier Joven, el primer alcalde hispano de la ciudad. El partido, según dijo, “predicó la igualdad de sudor. Me identifiqué con esa idea”.

Houston: ¿la nueva Atlanta?

En la década de 2010, Texas se convirtió en el estado con el mayor crecimiento de la población negra. La mayor parte de ese crecimiento ha ocurrido en ciudades importantes, en particular Fort Worth y Houston.

La ciudad de Houston desde hace mucho tiempo ha tenido comunidades negras prósperas, pero en años recientes los recién llegados han impulsado una especie de renacimiento que se ve impulsado, en gran medida, por su identidad: negros de clase media de otros estados con buenos trabajos e ideas de negocios.

“Pensé que quizá me quedaría un año y, luego, regresaría al área de Washington D. C.”, relató Cherese Sullivan, veterinaria que se mudó de Maryland en 2011. “Pero encontré muchas oportunidades”, aseveró. “Pude establecer contacto con un grupo de profesionistas negros jóvenes”.

Conoció a otro veterinario negro y después de un tiempo abrieron su propio hospital para animales en Almeda Road, una calle cerca del centro que se ha convertido en un núcleo de negocios con propietarios negros: restaurantes y bares, peluquerías y camiones de comida, una estación de radio y una clínica médica.

“Ese tramo particular de calle se conoce como el Wall Street negro de Houston”, indicó Sullivan, quien tiene gemelos con su esposo en la ciudad.

Jeremy Craft pudo renunciar a su empleo como ingeniero civil y arrancar un negocio de recolección de información sobre los negocios propiedad de negros en la ciudad para compartir con las personas interesadas en patrocinarlos.

En una conversación durante el almuerzo con piernas de pavo rellenas en el restaurante Turkey Leg Hut, esencial en Almeda Road, Craft señaló que después de unos meses de haber lanzado el negocio en 2019, había recopilado aproximadamente 300 entradas. Ahora, ya cuenta con 1300.

“Cuando ves otras ciudades, no son tan diversas como Houston”, señaló. “No tienen tantas oportunidades.”

c.2023 The New York Times Company