El cambio que no termina de llegar: la Reforma Laboral a cuatro años
Con la aprobación de la Reforma Laboral en 2019 parecía avanzarse hacia una transformación radical del mundo del trabajo en México, particularmente en materia de libertad sindical y negociación colectiva. Lograr la libertad y democracia sindical, se dijo, eventualmente se traduciría en una mejora sustancial de las condiciones laborales y de vida para la clase trabajadora. Sin embargo, y a pesar de que es un hecho que la reforma del 2019 trajo consigo aspectos muy positivos, hemos sido testigos de múltiples problemas al momento de su aplicación.
Algunos de esos problemas tienen que ver con las insuficiencias en los marcos normativos y legales que regulan las relaciones laborales y sindicales, pero otros apuntan más a prácticas de simulación por parte de autoridades, empresas y sindicatos, tal y como hemos visto en no pocos procesos de legitimación de Contratos Colectivos de Trabajo (CCT).
Podemos decir que la legitimación de los CCT es la piedra angular de esta reforma ya que, en teoría, apunta al empoderamiento de las y los trabajadores frente a las direcciones sindicales que negociaban las condiciones de trabajo a espaldas de ellos y en acuerdo con los empleadores. Sin embargo, en nuestro más reciente informe “El cambio que no termina de llegar: La Reforma Laboral a 4 años”, revisamos los números y el resultado es revelador: la simulación sindical sigue siendo la norma en el país.
De un universo de 139 mil CCT, según las últimas cifras declaradas por las autoridades, se espera que poco más del 10 % sean legitimados para el 31 de julio, día en que se vence el plazo marcado por la Reforma para que los contratos pasaran por el proceso de legitimación. Por un lado, resulta irregular que de este porcentaje de contratos legitimados, una buena parte han sido aprobados por el 100 % de los trabajadores cubiertos por el CCT. Estas aprobaciones tan absolutas pueden ser una señal de actuaciones corporativas y antidemocráticas. ¿Ninguna persona trabajadora estaba ausente, en vacaciones, con licencia, olvidó votar, lo hizo en contra, etcétera? Es poco probable.
Por otro lado, una vez analizada una muestra representativa de 2,068 de los 14,000 CCT legitimados, encontramos que hay 62 procesos de legitimación que no muestran o hacen públicas las actas para conocer la participación y el sentido de la votación. Además, los datos muestran que aquellos sindicatos que han sido objeto de múltiples denuncias por prácticas antidemocráticas son los que más procesos de legitimación han tenido. Es decir, los datos disponibles arrojan que en los propios procesos de legitimación se han abierto las puertas para la simulación, contrariando el espíritu de la Reforma Laboral y violentando los derechos de las y los trabajadores mexicanos y los convenios de libertad sindical y negociación colectiva que México ha ratificado frente a la OIT.
¿Y qué pasará con todas aquellas empresas donde los contratos colectivos no sean legitimados? Es ya una realidad que decenas de miles de CCT quedarán sin efecto a partir de agosto de este año. Ante esto, vislumbramos tres posibles escenarios. El primero de ellos es que los sindicatos corporativos y de protección no sólo no desaparezcan, sino que prefieran que el contrato vigente desaparezca para buscar una nueva firma de CCT una vez concluido el periodo legal obligatorio para las legitimaciones. Sería un grave error por parte de las autoridades laborales el permitir que un sindicato que incumplió la ley pueda mantener la representación de las y los trabajadores.
En un segundo escenario enfrentaríamos la posibilidad de que los empleadores opten por dejar desaparecer los CCT y promuevan un modelo de contratación individual que, en los hechos, haga desaparecer la (simulada) contratación colectiva, violentando el derecho colectivo a una negociación auténtica.
El tercer escenario sería que el movimiento sindical independiente, así como las y los defensores de los derechos humanos laborales e intereses colectivos de los trabajadores, apuesten por la revitalización del mundo laboral en el país y el florecimiento de nuevas y auténticas organizaciones sindicales, desarrollando el arduo y necesario trabajo de organizar a los no organizados.
A pesar de que contamos con algunos casos de “éxito” (General Motors, Panasonic, 3M y Saint Gobain) en cuanto a eventos de CCT no legitimados que abrieron el camino a verdaderos cambios en la representación sindical, estos son una muestra más de la debilidad de las instituciones mexicanas: fue el Mecanismo de Respuesta Rápida del T-MEC el determinante del resultado. Sin embargo, no hay que olvidar que estos éxitos no hubieran sido posibles sin la tenacidad de los trabajadores para organizarse de forma independiente y autónoma para construir una alternativa a la defensa de su derecho humano laboral a la libertad sindical.
Sin negar los avances a cuatro años de vigencia de la Reforma Laboral, existen evidencias para sostener que aún falta un amplio camino por recorrer para conseguir el ejercicio de la libertad sindical y el respeto a los derechos humanos laborales. Desmontar el viejo modelo laboral y alejar el nuevo modelo de los vicios, errores y omisiones no es tarea sencilla ni expedita. Se deben redoblar esfuerzos de la autoridades laborales, sindicatos democráticos y sociedad civil para consolidar la reforma laboral en beneficio de los trabajadores.
* Willebaldo Gómez Zuppa (@CalisNacional) es académico de la UNAM e investigador del Centro de Investigación Laboral y Asesoría Sindical (CILAS).