Cambio climático: identifican las zonas más vulnerables al calor extremo y un área de la Argentina aparece en la lista

Este verano, la Argentina atravesó varias olas de calor
Este verano, la Argentina atravesó varias olas de calor - Créditos: @Ricardo Pristupluk

NUEVA YORK.- El calentamiento global está haciendo que el clima peligrosamente caluroso sea más común y más extremo en todos los continentes. Un nuevo estudio realizado por investigadores en el Reino Unido adopta un criterio único para identificar qué lugares corren el mayor riesgo.

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Cuando el mercurio se eleva, las comunidades pueden sufrir por diversas razones: porque nadie va a constatar que estén bien las personas de edad avanzada que viven solas, porque las personas pobres no tienen aire acondicionado, porque los trabajadores no tienen muchas opciones, excepto trabajar arduamente al aire libre.. La nueva investigación se centra en una simple razón por la cual las sociedades podrían ser especialmente vulnerables a una ola de calor extrema: porque no la han vivido antes.

Ya sea calor, inundaciones o epidemias de enfermedades, en general las sociedades están equipadas para atender solo el desastre más grave que han experimentado en la historia reciente. Dann Mitchell, un científico del clima en la Universidad de Bristol en Inglaterra y uno de los autores del estudio, comentó que justo después de una catástrofe, las personas y los encargados de formular políticas están hiperconscientes de los riesgos y de cómo responder. “Y entonces, conforme pasan los años, de alguna manera te olvidás y ya no te molesta tanto”, afirmó.

Mitchell y sus colegas observaron las temperaturas máximas diarias en todo el mundo entre 1959 y 2021 y descubrieron que las regiones que cubren el 31 por ciento de la superficie terrestre de nuestro planeta experimentaron un calor tan extraordinario que, estadísticamente, no debió haber ocurrido. El estudio argumenta que estos lugares ahora están preparados en cierto grado para futuras rachas severas de calor.

No obstante, todavía existen muchas regiones que, solo por suerte, aún no han experimentado ese calor extremo. Así que es posible que no estén tan preparadas.

Según el estudio, esas zonas incluyen lugares desarrollados económicamente como Alemania, los Países Bajos, Bélgica y Luxemburgo, además de la región de China alrededor de Pekín. Sin embargo, también incluyen países en desarrollo como Afganistán, Guatemala, Honduras y Papúa Nueva Guinea, que es más probable que carezcan de recursos para mantener a salvo a la gente.

Otras zonas que están en riesgo incluyen al extremo oriente ruso, el noroeste de la Argentina y parte del noreste de Australia.

El estudio se publicó el 25 de abril en la revista científica Nature Communications.

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¿Por qué esto es importante?

En 2021, una ola de calor en el noroeste del Pacífico batió los récords locales por márgenes sorprendentes. Cientos de personas en Washington y Oregón murieron probablemente debido al calor. Los cultivos se estropearon. Un incendio forestal destruyó la población de Lytton, en la Columbia Británica canadiense.

La nueva investigación muestra que las rachas de calor que están fueran del rango de la plausabilidad estadística han ocurrido por todo el mundo durante las últimas décadas. Esto indica que podrían suceder de nuevo, en cualquier lugar, aunque no todas serán tan descomunales como la reciente del noroeste del Pacífico.

El cambio climático causado por los seres humanos no ayuda. A medida que el planeta se calienta, el rango de temperaturas que muchos sitios pueden experimentar está aumentando. El calor abrasador que alguna vez habría sido inusual se está volviendo una posibilidad.

No obstante, el clima siempre ha tenido grandes variaciones y los eventos más excepcionales son los que, por definición, la gente no ha experimentado con mucha frecuencia. Karen A. McKinnon, una profesora adjunta de Estadística y Ambiente en la Universidad de California, en Los Ángeles, cree que las sociedades deberían ser “humildes” ante todos los extremos climáticos que pueden surgir.

“Con frecuencia, ni siquiera estamos preparados para ese nivel básico de variabilidad”, dijo McKinnon, quien no estuvo involucrada en el estudio.

Comprender el panorama general

El estudio solo observa temperaturas máximas, las cuales no son el único factor que puede hacer que las olas de calor sean devastadoras. La humedad también es importante, así como lo son las temperaturas sofocantes durante la noche, que eliminan las oportunidades para que las personas se refresquen de las condiciones diurnas agobiantes.

En general, el alivio del calor (en la forma de, por ejemplo, vegetación o espacios climatizados) es menos accesible para los pobres que para los ricos.

Incluso en lugares que ya han experimentado olas de calor históricas, muchos residentes aún podrían fracasar al momento de prepararse para temperaturas extremas porque las condiciones promedio permanecen, en gran medida, templadas. En una investigación publicada el año pasado, McKinnon mostró que, en el noroeste del Pacífico, temperaturas muy altas durante el verano ocurrieron con mayor frecuencia de la que uno esperaría dado el clima templado habitual de la región.