El calor afecta más a las personas de mayor edad: así es como puedes mantenerlas a salvo

Una residente de Houston de edad avanzada se sienta en el porche de su hogar, que no tiene aire acondicionado, durante una tarde muy calurosa, el 7 de julio de 2023. (Callaghan O’Hare/The New York Times)
Una residente de Houston de edad avanzada se sienta en el porche de su hogar, que no tiene aire acondicionado, durante una tarde muy calurosa, el 7 de julio de 2023. (Callaghan O’Hare/The New York Times)

Estamos experimentando los días más calurosos de la historia. Las olas de calor han cubierto el hemisferio norte esta semana, las temperaturas han alcanzado los 37,8 grados Celsius en tres continentes.

El calor extremo puede ser mortal para cualquier persona, pero los adultos mayores son especialmente vulnerables. En la ola de calor que sofocó a Europa en el verano de 2022, las personas de 65 años en adelante conformaron alrededor del 90 por ciento de los fallecimientos relacionados con el calor.

Los expertos afirman que la combinación de tres factores incrementa el riesgo para los adultos mayores: cambios biológicos que ocurren de forma natural con la edad, tasas más altas de enfermedades crónicas vinculadas con la edad y un mayor uso de medicamentos que pueden alterar la respuesta del cuerpo al calor.

A continuación, cómo medir el riesgo de una enfermedad relacionada con el calor para ti o un ser querido y cómo mantenerse a salvo.

¿Cómo afecta el calor a un cuerpo que envejece?

El cuerpo humano posee dos mecanismos principales para refrescarse: la sudoración y el incremento del flujo sanguíneo a la piel. En los adultos mayores, esos procesos se ven afectados (sudan menos y tienen una circulación deficiente en comparación con adultos más jóvenes).

Craig Crandall, un profesor de Medicina Interna especializado en termorregulación en el Centro Médico de la Universidad de Texas Southwestern, señaló: “Debido a que los individuos de mayor edad no son tan capaces de liberar el calor, su temperatura central se eleva más y más rápido. Además, sabemos que la temperatura central es la causante principal de lesiones y muertes relacionadas con el calor”.

Glen Kenny, profesor de Fisiología en la Universidad de Ottawa, mencionó que estos cambios no surgen de repente cuando alguien llega a los 65 años; comienzan poco a poco a la mediana edad. Agregó: “Es un declive lento”. Sin embargo, empiezas a ver diferencias notables “desde los 40 años, sin duda”.

Los padecimientos crónicos que son más comunes en la vejez, sobre todo las enfermedades cardiovasculares y la diabetes, pueden exacerbar estos problemas. Un corazón enfermo no puede bombear tanta sangre, lo que reduce aún más el flujo sanguíneo a la piel. Además, si los nervios se ven afectados en personas con casos graves de diabetes, es posible que el cuerpo no reciba el mensaje de que necesita comenzar a sudar. (Las personas más jóvenes con estas enfermedades también corren un mayor riesgo de sufrir problemas relacionados con el calor).

A medida que las personas envejecen, también dejan de sentir tanta sed y tienden a beber menos. En condiciones de calor, eso puede hacer que se deshidraten más rápido, Crandall indicó que eso es “enormemente perjudicial para el control de la temperatura”.

Además, es posible que algunos adultos mayores, en particular si tienen algún tipo de demencia o deterioro cognitivo, no perciban tan bien los cambios de temperatura. Como resultado, no responderán de forma apropiada al calor, tanto en lo biológico (a través del sudor) como en lo conductual (moverse a un lugar fresco).

Por último, ciertos medicamentos pueden afectar la hidratación, el flujo sanguíneo e incluso la sudoración de las personas, así que asegúrate de preguntarle a tu médico sobre cualquier medicamento que estés tomando.

Por supuesto, no todas las personas de la misma edad responden al calor de la misma manera. Crandall manifestó que los adultos mayores que están en buena forma física suelen ser más resistentes, porque tienen un mejor flujo sanguíneo y sudan más que sus pares sedentarios.

Cómo mantenerse a salvo

Las personas suelen pensar que el calor debe ser extremo (digamos, más de 37,8 grados Celsius) para causar enfermedades, pero, en los adultos mayores, los signos de agotamiento por calor pueden surgir con temperaturas desde 26,7 grados Celsius.

Angela Primbas, una geriatra de UCLA Health, afirmó: “Los jóvenes de veintitantos años pueden salir en un clima de 26,7 grados Celsius durante horas y, en general, estar bien. Ese no es el caso para los adultos mayores”.

El esfuerzo físico aumenta el riesgo de una persona de sufrir una enfermedad por calor porque el cuerpo comienza a generar aún más calor. Primbas recomendó que, en los días calurosos, los adultos mayores y las personas con problemas de salud graves procuren limitar las actividades al aire libre, como caminar y hacer jardinería, a las mañanas y las noches que son más frescas, tomar descansos frecuentes, y beber mucha agua. También escucha a tu cuerpo: si la actividad comienza a sentirse más difícil de lo normal, es una señal para detenerte y encontrar un lugar para refrescarte.

Los síntomas de deshidratación o agotamiento por calor incluyen mareos, aturdimiento, dolor de cabeza, palpitaciones o sensación de letargo. Es de especial importancia tener en cuenta la energía baja (si alguien no habla o interactúa tanto como de costumbre) en las personas con deterioro cognitivo, que quizá no se percaten de cuánto calor tienen o no puedan expresarlo.

Aunque los adultos mayores enfrentan desafíos únicos cuando se trata del calor, las formas de refrescarse son las mismas para cualquier edad. Kenny indicó que si tú o un ser querido comienza a experimentar alguno de los síntomas anteriores, lo mejor que pueden hacer es ir a un lugar que tenga aire acondicionado. Añadió que la temperatura interior no tiene que ser “congelante”, solo busca que sea de 25 grados Celsius o menor. Si el aire acondicionado no está disponible en el hogar, verifica si hay un centro local para refrescarte.

Crandall sugirió que, a falta de aire acondicionado, el agua es “muy útil para reducir nuestro riesgo de lesiones relacionadas con el calor”. Aconsejó frotar un cubo de hielo sobre la piel, rociarse con agua fría, empapar tu camiseta, así como tomar una ducha o un baño fríos.

Hagas lo que hagas, no subestimes el calor. Es la causa número uno de muertes relacionadas con el clima en Estados Unidos y muchos de esos fallecimientos se pueden prevenir.

c.2023 The New York Times Company