Así está afectando ya el calentamiento global a las inundaciones

Las inundaciones destrozan casas e infraestructuras en Murakami, prefectura de Niigata el 04 dea agosto de 2022 | imagen Kyodo via Reuters
Las inundaciones destrozan casas e infraestructuras en Murakami, prefectura de Niigata el 04 dea agosto de 2022 | imagen Kyodo via Reuters

El incremento de temperaturas es la primera idea que nos llega a la mente cuando pensamos en el calentamiento global, y es comprensible, pero los modelos climáticos son más amplios y nos recuerdan que la crisis climática despliega además una amplia gama de efectos, más allá de la obvia subida en los termómetros. Así, mientras Europa encadena dos tremendas olas de calor en apenas unas semanas, en el otro lado del mundo, las lluvias golpean Japón causando inundaciones, colapso de puentes y cientos de miles de evacuados de las zonas afectadas, Niigata, Yamagata, Fukushima, Ishikawa y Fukui. Algunas de estas secuelas relacionadas con el calentamiento global resultan sorprendentes e inesperadas, como vimos en el caso del desplazamiento de una frontera nacional en los Alpes, pero otras son bien conocidas y contamos con numerosos estudios analizando sus efectos.

Por un lado sabemos que los días de calor extremo, las sequías y los incendios serán más frecuentes, pero ahora también estamos descubriendo que, en algunos de los eventos potencialmente catastróficos asociados al cambio climático, como huracanes o inundaciones, lo importante no será la cantidad, sino la intensidad… es decir, los modelos no prevén un aumento del número de ciclones o de inundaciones (seguirá habiendo aproximadamente los mismos), pero sí apuntan a un significativo crecimiento en su intensidad. El mismo número de huracanes pero con mayor categoría, épocas de inundación similares pero con trombas más poderosas…

Vecinos de Oe, en la prefectura de Yamagata limpiando una calle en un área residencial tras el paso de una poderosa inundación, 04 agosto 2022 | imagen JIJI Press / AFP
Vecinos de Oe, en la prefectura de Yamagata limpiando una calle en un área residencial tras el paso de una poderosa inundación, 04 agosto 2022 | imagen JIJI Press / AFP

Por supuesto resulta tentador intentar atribuir al cambio climático cada desastre concreto o cada evento extremo que se produzca en la actualidad, pero es importante recordar que el tiempo no es el clima y que debemos fijarnos en las tendencias a largo plazo. Las inundaciones son difíciles de prever, pueden surgir en cualquier momento del año, en todas las regiones del mundo y discernir la relación entre una inundación concreta y asociarla directamente al cambio climático es muy arriesgado. Hay que tener en cuenta además que, más allá de las precipitaciones, las inundaciones dependen de una gran variedad de factores, como el deshielo, la humedad del suelo, la topografía, las infraestructuras construidas, etc. Algunos de estos factores pueden resultar más determinantes en unas regiones y menos importantes en otras, y en algunos casos ni siquiera están relacionados con el cambio climático.

Por estas razones es importante no centrarse demasiado en una inundación en concreto sino buscar patrones y tendencias generales a medio y largo plazo. Por ejemplo, uno de estos patrones está relacionado con el deshielo y, hace tan solo unos meses, la Revista Nature publicó un esclarecedor estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oklahoma en el que avisa de que las inundaciones repentinas aumentarán en Estados Unidos en un escenario de altas emisiones (casi un 8% para final de siglo). “La nieve se derrite más rápido y se derrite cada vez más temprano” explica en el NYT, el físico Zhi Li, autor principal del estudio. Esto significa que habrá estados, sobre todo los del norte de EEUU, que se verán mucho más afectados por inundaciones repentinas (+10% para final de siglo).

Las temperaturas más cálidas aumentan la evaporación, poniendo más humedad en la atmósfera que luego se libera en forma de lluvia o nevada, de esta manera los investigadores esperan que las inundaciones repentinas sean cada vez más intensas, lo que significa que “el tiempo de las inundaciones se acortará mientras que la cantidad de lluvia aumentará. Más agua en menos tiempo… Estas inundaciones repentinas serán más destructivas.

Otro problema adicional de las inundaciones repentinas es la escorrentía. Las lluvias torrenciales erosionan el terreno, arrastrando la capa más superficial y porosa, haciendo que las próximas lluvias sean aún más peligrosas.

Los incendios tampoco ayudarán. “Si se producen lluvias intensas en la tierra dañada por un incendio o por una inundación anterior, el agua se absorbe e infiltra en el terreno con tanta eficacia como antes”, explica Andrew Hoell, meteorólogo en el NOAA. Resulta paradójico asistir a estos dos extremos (demasiado fuego y demasiada agua) en la misma región, pero estas situaciones se volverán más comunes en los próximos años.

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Referencias y más información:

Li, Zhi, et al. «The Conterminous United States Are Projected to Become More Prone to Flash Floods in a High-End Emissions Scenario». Communications Earth & Environment, vol. 3, n.o 1, abril de 2022, pp. 1-9. www.nature.com, https://doi.org/10.1038/s43247-022-00409-6.

Elena Shao “How Is Climate Change Affecting Floods?” New York Times