Esta cafetería y estudio de tatuajes de Miami es un lugar oculto para los lugareños: ‘Tiene un ambiente genial’

Al entrar en la cafetería White Rose Coffee, el barista pregunta: “¿Vienen por café o por tatuajes?”.

Para algunos, la respuesta es las dos cosas.

La luz entra por los ventanales del piso al techo, bañando los cálidos suelos de madera restaurada y el mostrador de mármol donde la copropietaria Joelle Maritza prepara café espresso recién hechas para sus clientes. Los comensales charlan en un sofá de piel y teclean en sus laptops mientras el tráfico de la Calle Ocho pasa afuera.

Y justo debajo de la suave música de rock alternativo, un sutil zumbido como el de la luz fluorescente zumba ocasionalmente desde la otra habitación, como una pista subliminal. Detrás de una pantalla en un área abierta y clara, enmarcada en el espacio blanco de una galería de arte, el copropietario y artista del tatuaje Javier Betancourt realiza su arte.

Betancourt, cuyo trabajo de tatuaje ha aparecido en The New York Times, quería un espacio en que los clientes que llegan desde todo el mundo pudieran descansar y esperar mientras toman un buen café. Así que decidió combinar ambas ideas.

Se asoció con Maritza para abrir la tienda combinada White Rose Coffee y Ocho Placas Tattoos, su antiguo salón de la Calle Ocho, en el consolidado vecindario de Miami donde creció. Es el único lugar de café en millas que no es una ventanita de café cubano.

“Me encanta el café cubano, pero no quiero café cubano todo el tiempo”, dijo Betancourt. “Y no había ningún lugar donde conseguir este tipo de café por aquí”.

Betancourt empezó con ideas distintas.

Se había dado a conocer en el mundo del tatuaje por su intrincado trabajo en el Ocho Placas original, un local de 400 pies cuadrados situado más al oeste, cerca de Southwest 62 Avenue y SW Street, donde los clientes del desafortunado bar de mala muerte de al lado se despertaban con resaca en su entrada.

Pero fue la escuela de arte. Ahí pasó de dibujar tatuajes en papel para amigos (mientras tocaba el bajo en bandas punk) a aprender de su difunto mentor José Carrera, a crearlos sobre la piel en 2006. Cuando Carrera murió repentinamente en 2009, Betancourt se hizo cargo del estudio, junto con un infame contrato de alquiler en un sórdido centro comercial.

“Teníamos un nombre. Pero nunca tuvimos un lugar digno de ese nombre”, dijo Betancourt.

Empezó con algo pequeño. Cuando el bar de copas situado tres puertas más abajo fue asaltado demasiadas veces, el propietario le ofreció el local a Betancourt. Enseguida pensó en una cafetería que pudiera servir de salón para sus clientes de tatuajes.

Conoció a los propietarios de Per’la Specialty Roasters, fundada en el oeste de Miami, en su gimnasio local, y trabajaron juntos para preparar una selección de cafés para White Rose, llamado así por las flores que Betancourt incorpora en muchos de sus tatuajes.

En tres puntos del centro comercial, sus clientes de Ocho Placas podían relajarse con cafés fríos de 16 horas, bebidas de espresso, vertidos y tés, con bocadillos ligeros de panaderías locales. Ofrecían una selección de libros de arte y piezas únicas, una especie de galería improvisada.

“Quiero tener algo genial en la ciudad, porque esto no existía cuando crecí aquí”, dijo.

Ahora necesitaba a alguien que lo dirigiera. Maritza, que creció en Cutler Bay y fue estudiante de diseño artístico en la Universidad de Miami, aceptó lo que creía que sería un simple empleo de medio tiempo como camarera en White Rose y pasó dos años allí. Cuando se acercaba el día de la graduación, Betancourt le propuso una idea: ¿Por qué no encontrar un lugar mejor y combinar la tienda de tatuajes y el café?

“Tengo esta oportunidad. ¿Cómo no voy a aprovecharla?”, se preguntó Maritza.

Firmaron el contrato de arrendamiento del nuevo espacio, con esperanza en diciembre de 2019.

La pandemia cerró no solo los restaurantes, sino también los estudios de tatuajes, que fueron de los últimos negocios a los que se les permitió reabrir por la preocupación del coronavirus. Pero la pareja siguió adelante con sus planes, remodelando lentamente su nuevo edificio.

Mientras tanto, Betancourt reservaba citas privadas para tatuajes y Maritza dividía su tiempo como conductora de Uber y trabajando para Per’la. Se convirtió en una especie de bendición, dijo, ya que perfeccionó sus habilidades para hacer café, hasta los diseños artísticos del café con leche.

También le dio tiempo a Betancourt para perfeccionar su idea del nuevo espacio.

Pintó las paredes de blanco, como una galería de arte, y se asoció con artistas para que expusieran sus obras. La exposición actual, del artista de Brooklyn Joel Baca, se titula “Far Too Funny to be Tragic”, y una explicación de la obra está impresa en letras de vinilo en los cristales que dan a Calle Ocho.

Restauraron los pisos antiguos, parchándolos en algunos puntos con roble blanco nuevo, creando un encanto vivencial. El estudio de tatuajes anexo es un espacio en negativo, con los colores invertidos, lo que da a cada esquina su propio carácter.

La tienda combinada se autodenomina “vestíbulo especializado de cafés y tatuajes” y “lounge de trabajo y café de moda”.

Los clientes de la cafetería original los siguieron, y descubrieron que no tenían que estar metidos en los tatuajes para disfrutar del nuevo local.

Caro Salcedo era una cliente asidua del White Rose original, cuando trabajaba en publicidad y se reunía allí con su novia para trabajar tres veces por semana. Ahora es una fotógrafa de estilo de vida de medio tiempo y madre de tiempo completo de Paolo, de 10 meses, que llevaba en su cadera mientras se toma un café con leche en una reciente visita entre semana.

“La luz aquí es preciosa y muy acogedora”, dice. “El ambiente es original. Es simplemente... relajado”.

Ya se convirtió en uno de los favoritos de los lugareños.

“Lo principal es cultivar las cosas que nos gustan, nuestra propia subcultura”, dijo Betancourt.

El escultor Richie Moreno, que creció en el vecindario, caminó ocho cuadras para hablar de un nuevo tatuaje y terminó tomando un café helado en una tienda diferente a todo lo que ha conocido.

“Es bonito, pensado, realmente diferente”, dijo. “No se encuentran muchos sitios así en Miami”.

Todavía no está muy limpio: La tienda se encuentra frente a un par de moteles por hora. Pero eso le parece bien a Betancourt. Está contento de dar un aire nuevo y fresco a una parte antigua de la ciudad que considera su hogar.

“Esta zona es lo que es Miami”, dijo. “Ahí es donde quiero que esté el estudio”.

White Rose Coffee y Ocho Placas Tattoo Company

Dirección: 4703 SW 8 St., Miami

Horario: De 10 a.m. a 5 p.m., de martes a sábado, hasta las 3 p.m. del domingo

Más información: Whiterose.coffee