Cadena perpetua para el asesino de la diputada británica Jo Cox

Por Michael Holden LONDRES (Reuters) - Un hombre obsesionado con el nazismo y la supremacía blanca fue sentenciado a cadena perpetua el miércoles por el asesinato de la diputada británica Jo Cox en un ataque en la calle que asombró a Reino Unido una semana antes del referéndum sobre la permanencia en la Unión Europea. Thomas Mair, de 53 años, disparó tres veces y apuñaló repetidamente a Cox, de 41 años y madre de dos niños pequeños, en su circunscripción electoral. Durante el ataque el 16 de junio, el asesino gritó "Reino Unido primero" y "Mantener Reino Unido independiente", según se pudo escuchar en el juicio, y cuando fue arrestado le dijo a los agentes que era un activista político. Mair, de complexión delgada y perilla gris, se había negado a defenderse o hablar en el juicio de Old Bailey. Solo pidió hacer una declaración después de que el jurado unánimemente le declaró culpable, pero el juez Alan Wilkie rechazó su petición. "No eres un patriota", dijo Wilkie. "Con tus acciones, has traicionado la quintaesencia de nuestro país: su adherencia a la democracia parlamentaria". El juez añadió: "Esta claro (...) que tu inspiración no es el amor al país o a tus conciudadanos, es la admiración al nazismo y a similares credos supremacistas blancos antidemocráticos". Mair, que fue acusado bajo la legislación antiterrorista, también fue condenado por graves daños físicos después de que apuñalara a un hombre de 77 años que había ido a ayudar a Cox durante el ataque. "Mair no ha ofrecido explicaciones por sus acciones pero la Fiscalía fue capaz de demostrar que, motivado por el odio, sus crímenes premeditados no fueron otra cosa que actos de terrorismo diseñados para avanzar su retorcida ideología", dijo en un comunicado el Servicio Fiscal de la Corona. Cox solo había sido diputada durante poco más de un año, ganando el escaño para el opositor Partido Laborista en el área en el que creció con una amplia mayoría. Su asesinato una semana antes del referéndum provocó la suspensión de varios días de campaña antes de la votación que se había vuelto cada vez más agria e incluyó amargas recriminaciones personales, con la inmigración como asunto clave.