El cadáver del papa que fue desenterrado para ser juzgado por perjurio

Durante un largo periodo de la Historia la elección de un nuevo papa no solía realizarse a través de la reunión a puerta cerrada de cardenales, conocida como ‘cónclave’, sino que solía ser una elección que se hacía por cuestiones políticas, tratos comerciales e incluso mediante alguna treta con la que hacer saltar del puesto al pontífice que en aquel momento ocupaba el cargo y sustituirlo por otro afín a unas ideas o intereses.

El cadáver del papa Formoso fue desenterrado para ser juzgado por perjurio (imagen vía Wikimedia commons)
El cadáver del papa Formoso fue desenterrado para ser juzgado por perjurio (imagen vía Wikimedia commons)

Ese periodo que fue bautizado como ‘saeculum obscurum’ (edad oscura) y en el que en poco más de 150 años (del 880 al 1046) desfilaron por el ‘trono de San Pedro’ un total de 48 papas.

A partir de la segunda mitad del siglo IX, tras el fin del Imperio carolingio y múltiples batallas por hacerse con el poder, de diferentes reyes, hacia lo que posteriormente sería el Sacro Imperio Romano Germánico, la figura papal fue determinante y, según la conveniencia del monarca de turno (o aspirante al trono) se iba colocando un pontífice u otro. En aquel siniestro periodo hubo quien no ocupó el cargo de papa más allá de un par de semanas, siendo muchísimos los que fallecieron tras ser asesinados (normalmente envenenados).

En el año 891 fue escogido como Santo Pontífice a Formoso, un religioso italiano de larga trayectoria y quien había realizado varias décadas atrás una importante misión evangelizadora en Bulgaria, Constantinopla y Francia, pero que unos años antes (877) se había visto mezclado en la cuestión de apoyar a uno de los bandos enfrentados por conseguir la corona de Italia (Arnulfo de Carantania) en contra del candidato (Carlos II de Francia ‘el Calvo’) apoyado por el entonces papa Juan VIII.

Juan VIII (quien estuvo en el cargo hasta el año 882) no perdonó la deslealtad de Formoso, por lo que decidió excomulgarlo y expulsarlo de la diócesis romana. Tras este papa otros tres pasaron por el Trono de San Pedro y en el 891, para sorpresa de muchos, el escogido (a dedo) fue Formoso, quien se mantuvo al frente de la Iglesia Católica cinco años, hasta el 4 de abril del 896, fecha en la que falleció a los 80 años de edad (parece ser que por causas naturales).

Su sucesor al pontificado fue Bonifacio VI, quien tan solo lo ocupó durante quince días tras su repentino fallecimiento (algunos historiadores indican que fue debido a un ataque de gota y otros señalan que fue envenenado).

Tras Bonifacio VI el escogido para ser papa fue Esteban VI y bajo sus primeros meses de papado coincidió con la marcha (por motivos de salud) del rey Arnulfo de Carantania, algo que aprovechó el pontífice (que era contrario a este monarca) para convocar un sínodo con el que hacer un juicio póstumo al papa Formoso, debido a que defendía que éste había accedido al papado de forma ilegal (ya que Juan VIII lo había excomulgado años antes) y que lo hizo gracias al apoyo que dio al rey Arnulfo.

El 'Sínodo del Cadáver' (también denominado como 'Concilio Cadavérico') tuvo lugar en la Basílica de San Juan de Letrán de Roma, en enero de 897, nueve meses después del fallecimiento del papa Formoso, ordenándose la exhumación del cadáver con el fin de que estuviese presente en el juicio póstumo.

Esteban VI presidió el tribunal que juzgaba al papa difunto y como representante de Formoso (cuyos restos cadavéricos y putrefactos habían sentado en un trono, ataviado con las ropas papales) actuó un diácono que hablaba en nombre de éste.

Se formularon una serie de cargos contra Formoso, siendo acusado de perjurio y traición y siendo declarado culpable.

Se le condenó a perder la condición de papa y anular aquellas medidas tomadas durante sus cinco años de papado, entre ellas todas las bendiciones realizadas. Por tal motivo se le amputó al difunto tres dedos de su mano derecha (el pulgar, índice y corazón) utilizados durante las consagraciones. También se le despojó de las vestiduras papales que llevaba y los restos del cadáver se llevaron a una tumba de un cementerio común, en donde se enterraban a personas desconocidas y extranjeros.

Pero el papado de Esteban VI solo duraría siete meses más y en agosto de 897 sería apresado y encarcelado (lo siendo ejecutado en octubre) sustituyéndolo un papa llamado Romano, que sería depuesto en noviembre de ese mismo año y éste a su vez fue sustituido por Teodoro II, quien tuvo un papado de tan solo 20 días en los que aprovechó para convocar otro sínodo con el que se rehabilitó el pontificado de Formoso, todas su decisiones papales y se ordenó devolver los restos mortales a la Basílica de San Pedro, algo que fue terminado por Juan IX (quien sustituyó al breve Teodoro II).

Curiosamente esa no fue la última vez que el cadáver de Formoso sería movido y juzgado, debido a que, en el año 904, sería nombrado papa Sergio III, quien volvería a invalidar todas las decisiones tomadas bajo el sínodo de Teodoro II y Juan IX y ordenaría que los restos de Formoso fuesen lanzados al río Tiber.

A partir de aquí hay algunos datos contradictorios en los que unos historiadores dicen que los restos fueron lanzados y recuperados por un pescador que los mantuvo escondidos y otros opinan que directamente se escondieron (haciendo caso omiso a la orden del papa). Lo que sí se sabe es que tiempo después (ya fallecido Sergio III) se volvería a restituir al papa Formoso y sus restos (o lo que quedase del mismo) serían trasladados definitivamente al Vaticano, donde reposan desde entonces.

Fuente de la imagen: Wikimedia commons

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