Tras la caída de una ciudad, comienza la modernidad

Álvaro Enrigue en Nueva York el 7 de diciembre de 2023. (Ahmed Gaber/The New York Times)
Álvaro Enrigue en Nueva York el 7 de diciembre de 2023. (Ahmed Gaber/The New York Times)

La edición del 13 de agosto de 2021 de The New York Times no mencionó el aniversario 500 de la caída de Tenochtitlan, la antigua capital azteca de la que nació la Ciudad de México. Álvaro Enrigue se dio cuenta. Por supuesto.

Enrigue, de 54 años y criado en la Ciudad de México, cree que los primeros encuentros entre Europa y América cambiaron la trayectoria del comercio mundial, el urbanismo, la industria y muchas otras cosas. La modernidad, sostiene, nació en el momento en que el emperador azteca Moctezuma y Hernán Cortés, el conquistador español, se miraron por primera vez a los ojos en 1519, una colisión de imperios que puso en marcha la toma de la ciudad dos años después.

“Ni un solo artículo, y eso que era la gran ciudad de América en aquella época”, comentó.

Para Enrigue, el auge, la caída y el renacimiento de Tenochtitlan es quizá la obsesión más importante en una vida llena de ellas. En cuentos, novelas, ensayos y reseñas, se ha adentrado en las historias de Gerónimo, Rubén Darío, Sor Juana Inés de la Cruz y los trasplantes de samuráis del siglo XVII en Acapulco, por nombrar algunos. Su novela de 2016, “Muerte súbita”, imaginaba un partido de tenis entre Caravaggio y Francisco de Quevedo con una pelota hecha con el cabello de Ana Bolena.

La obra de Enrigue está marcada por una atención desmedida al detalle histórico; “necesitaba saber cómo se ataba los zapatos un romano para escribir un libro en el que nadie se ata los zapatos”, dijo. Pero si Enrigue es quizás demasiado entusiasta con sus temas, sin duda es un beneficio para sus lectores. Es un escritor preternaturalmente entretenido y erudito que construye mundos alternativos a partir de minucias. Además, parece que se la pasa muy bien.

“Todo esto surge del enorme placer, como decía Sor Juana, de aprender cosas”, afirmó. “Investigo tanto porque disfruto mucho”.

Álvaro Enrigue con su perro en su casa en Nueva York el 7 de diciembre de 2023. (Ahmed Gaber/The New York Times)
Álvaro Enrigue con su perro en su casa en Nueva York el 7 de diciembre de 2023. (Ahmed Gaber/The New York Times)

La última novela de Enrigue, “Tu sueño imperios han sido”, reconstruye aquel primer encuentro entre Cortés y Moctezuma junto a los intérpretes Malinalli y Gerónimo de Aguilar, la princesa Atotoxtli, el capitán español Jazmín Caldera (único protagonista de la invención de Enrigue) y otros. Es una historia que le fascina desde que tenía 9 o 10 años, cuando unos obreros se toparon por casualidad con vestigios de los aztecas en el centro de Ciudad de México y se iniciaron las excavaciones del templo mayor de Tenochtitlan.

“Empecé a investigar esta novela en 1979”, dice antes de frenar ligeramente su entusiasmo. “Suena patético. No, no lo hice. Pero ha sido una larga historia de amor”.

Enrigue escribió su primera novela, “La muerte de un instalador”, mientras trabajaba para una emisora de radio durante la crisis del peso mexicano de mediados de la década de 1990. Los recortes presupuestarios, y la correspondiente reducción de horas de Enrigue, le dieron tiempo para escribir. Desde entonces ha publicado otras seis novelas, dos colecciones de cuentos y un libro de ensayos, y ha sido editor del Fondo de Cultura Económica, una de las editoriales más importantes de América Latina.

Ahora es profesor adjunto de Lenguas y Literaturas Románicas en la Universidad Hofstra de Nueva York, y afirma que parte de su trabajo consiste en “pasar todo el tiempo que quiera leyendo los libros más aburridos y especializados” para satisfacer sus curiosidades. Sin embargo, el entusiasmo de Enrigue va más allá de cualquier proyecto de investigación en el que esté trabajando, afirmó Laura Perciasepe, su editora en Riverhead Books.

“Escribe los mejores correos electrónicos”, aseguró. “Hazle una pregunta mundana de logística o simplemente escríbele para saber cómo estás, y te responderá con una nota que te transformará la vida sobre la historia del imperio, las tribulaciones de uno de sus gatos o los infortunios de los Orioles de Baltimore”.

La rutina de investigación y escritura de Enrigue se afianzó mientras cursaba su doctorado en la Universidad de Maryland con profesores como Jorge Aguilar-Mora y José Emilio Pacheco, que compartían la filosofía de “leer todo lo que había que leer” para poder escribir, dijo. La experiencia ayudó a perfeccionar el estilo de Enrigue. Después de entregar un trabajo para Aguilar-Mora durante un curso de un año en el que había consumido todo lo humanamente posible sobre la Revolución Mexicana, el profesor lo invitó a charlar y le preguntó dónde se escondía la personalidad de Enrigue.

“Me sentó y me dijo: ‘¿Esto es todo, Enrigue? Te invité a Maryland porque eres novelista. ¿Dónde está esa persona en todo esto?’”, recordó. “Eso cambió completamente mi punto de vista”.

Enrigue dice que desde entonces ha intentado “dejar constancia” de cómo están escritos sus libros. A menudo eso significa perturbar directamente la capacidad de sus lectores para suspender la incredulidad. “Muerte súbita” incluye una correspondencia por correo electrónico con el editor de Enrigue en español; “Tu sueño imperios han sido” comienza con una nota de Enrigue a Natasha Wimmer, su traductora al inglés, y Enrigue también hace una especie de aparición en el drama.

“La suspensión de la incredulidad es una superstición tonta que limita tu poder como narrador”, señaló. “Eso no quiere decir que no crea en la trama. La trama no es una superstición, sino una cortesía”.

No es de extrañar, pues, que el escritor argentino Jorge Luis Borges se encuentre entre las principales influencias de Enrigue. “Tu sueño imperios han sido” está modelado, estructuralmente, sobre el cuento de Borges “El milagro secreto”, en el que un personaje “favorecía la forma del verso en el teatro porque impide a los espectadores olvidar la irrealidad”. Las opiniones de Enrigue sobre las “tradiciones del siglo XIX” en cuanto a lo que se permite hacer en las novelas también pueden ser la razón por la que es difícil llamar ficción histórica a su obra. Aunque es casi seguro que los detalles más sutiles de sus libros resistirían una comprobación de los hechos, sus historias se salen alegremente de las líneas de la historia tal y como la conocemos.

“No conozco a nadie que escriba como él, que aborde la historia como él lo hace, con ternura e ironía, con un ojo tan agudo para los detalles humanos y una capacidad para encontrar el humor en las cuestiones más grandes y oscuras de nuestro pasado”, argumentó Daniel Alarcón, novelista y periodista que conoce a Enrigue desde hace casi dos décadas.

c.2024 The New York Times Company