La caída de un carismático cura completa el derrumbe de la Iglesia chilena
SANTIAGO, Chile.- No era cualquier sacerdote, sino una figura nacional e influyente, venerado por los empresarios, querido por la gente y de potente raigambre social. Un religioso icónico para los chilenos, cercano a presidentes como Sebastián Piñera y Michelle Bachelet, y con un aura de santidad que lo transformó en intocable, pero que se derrumbó esta semana: el jesuita Renato Poblete, fallecido en 2010 a los 85 años, fue declarado culpable de abusar de 22 mujeres, entre ellas, cuatro menores de edad.
Una investigación canónica realizada por la Compañía de Jesús entregó los antecedentes de los ataques, perpetrados entre 1968 y 2008. Según el informe de más de 400 páginas -que incluyó una serie de diligencias anexas, además de entrevistas con más 100 personas-, Poblete mantuvo seis relaciones estables, en que se estimó "la existencia de aspectos abusivos en al menos cinco de ellas". Además se corroboraron antecedentes sobre su participación en denuncias de aborto.
"Las conductas de abuso de poder, de conciencia, sexual y otros delitos cometidos por Renato Poblete se sostuvieron en una suerte de doble vida, amparado en su imagen pública de persona de bien", reconoció el líder de los jesuitas, Cristian del Campo.
"El país se siente muy estremecido, engañado e impactado", agregó el ministro del Interior, Andrés Chadwick, dando cuenta del estupor que causó en el propio gobierno y la sociedad chilena la revelación, que significó una nueva fractura en la alicaída imagen de la Iglesia Católica, golpeada desde hace años por una crisis de confianza y desatada a partir del escándalo de los abusos sexuales.
"Si ya estaba en crisis, este es un trance demasiado potente para la Iglesia chilena. Como institución, está en el suelo. Su crisis es sistémica y estructural: los templos están vaciándose, la gente no les cree a los sacerdotes y la adhesión bajó a mínimos históricos", dijo a la nacion Marcial Sánchez, doctor en Historia y experto en temas religiosos, en referencia a las pobres cifras de confianza que la Iglesia cosecha actualmente en Chile. Sufrió una brusca caída de 18% a 9%, según la última encuesta Bicentenario.
"Hay que cambiar la forma de hacer la Iglesia: desde la inclusión de las mujeres hasta la discusión del tema del celibato. El caso Poblete acelera el debate sobre todos estos temas", agregó el experto.
De igual manera, los casos de abusos en que han estado involucrados sacerdotes, continúan irrumpiendo. Ayer, en la ciudad de Ovalle (400 kilómetros al norte de Santiago) se condenó al sacerdote Luciano Antonio de la Barrera Arancibia como autor del delito consumado de abuso sexual cometido en contra un menor de 6 años, en el interior de un hogar de niños, en 2018. Este caso se sumará al registro que la Fiscalía Nacional chilena lleva sobre los casos de abusos protagonizados por religiosos: la última actualización cifró en 246 las víctimas, en 220 investigados y en 164 causas abiertas.
"La crisis de la Iglesia Católica refleja la dificultad que hemos tenido para escuchar y atender a las víctimas. La indiferencia del Estado frente al problema; la incapacidad de los obispos para pedir y recibir la ayuda y consejo que otros pueden brindarles, y la tardanza con que los laicos hemos asumido nuestra responsabilidad. Para los sacerdotes esto ha sido una tragedia", diagnostica Eduardo Valenzuela, presidente de la comisión que organizó la Pontificia Universidad Católica de Chile para identificar las causas de la crisis.
Caja de Pandora
"Todo el avance que se plasmó en febrero con la visita del enviado del papa Francisco, monseñor Charles Scicluna, podría sufrir un estancamiento. Él dijo que la Iglesia Católica chilena era una caja de Pandora", expresó el especialista religioso Marcial Sánchez.
Las congregaciones también han resentido el clima interno y, desde 2012, 26 se han marchado de Chile: 17 femeninas y nueve masculinas, de acuerdo con la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Chile (Conferre). Las inscripciones para convertirse en seminaristas, en tanto, cayeron casi un tercio en 15 años.
"Chile era un país muy católico, y pasó a ser el con mayor distancia con la Iglesia Católica en América Latina. La fractura inicial la provocó el caso Karadima, un cura de la elite identificado con la derecha, pero este caso de Poblete es una fractura que se superpone de manera brutal. Y también salen muy dañados los jesuitas, que, a diferencia de en otras partes, en Chile son parte de una elite", dijo Óscar Contardo, autor de Rebaño, libro que retrata la historia de la crisis que atraviesa la Iglesia Católica.
"Poblete era el todo. Y este cura finalmente le mintió a un país completo. Su vida fue plácida y se murió sin pagarle una cuenta a nadie, pero no se puede olvidar que terminó siendo un criminal en serie. Y era por lejos más importante que un cardenal, porque era un mito. Entonces si la gente ahora no quiere creer en nada y no pisa más una iglesia, están en su justo derecho. Nadie los podría culpar y esa es un parte clave de esta crisis", sentenció el escritor.ß