Cáncer de piel: por qué el melanoma es tan letal en los hombres, y por qué no debería serlo

Los médicos recomiendan revisar cambios en los lunares
Los médicos recomiendan revisar cambios en los lunares

WASHINGTON.- Cuando su paciente se sentó en la camilla para ser examinado, el dermatólogo Jeremy Brauer le explicó el informe de la biopsia y le hizo saber que la mancha en su pecho era cáncer de piel, y que debía practicarse una cirugía menor para extraerla.

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“Me gustaría hacerlo antes de que llegue el verano”, dijo el paciente, también médico. “Para poder volver a tomar sol.”

Brauer, profesor adjunto de dermatología de la Universidad de Nueva York, se quedó pasmado. “Le dije que era el perfecto ejemplo del gran problema que tienen los hombres cuando se trata de cáncer de piel. Hay una desconexión total entre la idea que tienen lo hombres del sol y los verdaderos daños del sol para la salud y el riesgo de cáncer de piel”, dice Brauer.

Según estimaciones la Fundación para el Cáncer de Piel, durante 2023 en los Estados Unidos se diagnosticarán 97.610 casos de melanoma invasivo, 58.120 de ellos en varones, y 39.490 en mujeres. Y de las 7990 personas que morirán de melanoma, 5420 serán hombres.

El melanoma es un cáncer de rápido crecimiento que puede invadir el torrente sanguíneo y los nódulos linfáticos y atacar otros órganos, según la misma fundación.

¿Qué hace que los hombres sean tan vulnerables al melanoma, la forma más mortal de cáncer de piel?

Algunos estudios sugieren que la piel de los hombres podría tener menor capacidad de retener los antioxidantes que la de las mujeres, aumentando el riesgo de cáncer. Otros sugieren que la mayor cantidad de estrógenos de las mujeres podría brindarles mayor protección dérmica. Pero en el caso de pacientes como el de Brauer, es resultado de conductas y comportamientos individuales.

Las encuestas muestran que a los hombres el cáncer de piel suele preocuparles menos que a las mujeres, y que por lo tanto son menos propensos a usar protector solar.

La doctora Dawn M. Holman, científica del comportamiento de los Centros para el Control y Prevención de las Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés), viene estudiando el uso de protector solar entre los norteamericanos. “Alrededor de la mitad de las mujeres dicen usar protector con regularidad para estar al aire libre cuando hay sol, mientras que solo una cuarta parte de los hombres lo hace”, apunta Holman. “Y más del 40% de los varones dice no usar nunca protector solar cuando se exponen al sol.”

“Es probable que algunos hombres vean el uso de protector solar más asociado a lo femenino”, agrega la especialista.

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Poco informados

Hay más hombres que trabajan en exteriores que mujeres, dice Ida Orengo, profesora y jefa de dermatología de la Escuela de Medicina Baylor en Waco, Texas. “Por eso van acumulando el efecto de la exposición al sol durante su vida.”

Los hombres también parecen saber menos sobre los riesgos que entraña la luz solar: en una encuesta de la Academia de Dermatología de Estados Unidos sobre la exposición al sol y el riesgo de cáncer, los hombres dieron menos respuestas correctas que las mujeres.

Según los resultados de la encuesta, hay más hombres que creen que existe un bronceado saludable —todos los bronceados indican daño solar en la piel, aclara Orengo—, que creen que un “bronceado base” los protege del sol —no es así—, y que el cáncer de piel no aparece en lugares escondidos del cuerpo, como la piel entre los dedos de los pies —también allí aparece—.

Según los expertos, una de las mejores formas de evitar el cáncer de piel es evitar directamente el sol, pero si vamos a pasar tiempo al aire libre, hay que protegerse. El protector solar en loción, crema, barra o spray se puede aplicar de muchas maneras. Basta encontrar el que mejor nos funciona y usarlo, dice Orengo.

La indicación de Holman es aplicárselo en todas las zonas expuestas, incluidas las orejas y la nuca, y volver a aplicar el producto cada dos horas, después de bañarse o nadar, o de transpirar mucho. En el caso de los hombres con mucho vello corporal, asegurarse de frotar con cuidado el protector solar, dice Stacy P. Salob, profesora adjunta de la Escuela de Medicina Weill Cornell. Y eso es algo importante: no hay que creer que el vello corporal o el cabello nos protegen o son una barrera contra el sol.

Holman agrega que aplicarse protector solar no alcanza: en lo posible quedarnos a la sombra y usar sombrero y anteojos de sol. También hay que evitar los rayos más fuertes del sol: algunas aplicaciones meteorológicas para celular miden el índice de rayos UV, y conviene consultarlo. Cuando el índice UV está por encima de 5, es mejor evitar las actividades al aire libre. Si el índice es superior a 11, conviene quedarse adentro.

Por último, también existe la ropa con protección UV. “Soy fanática de la ropa con protección solar”, dice Salob. “Ofrece el equivalente a un SPF 50 (factor de protección solar) y no hay necesidad de embadurnarse de protector solar una gran parte del cuerpo. Ni siquiera se necesita alguien que te lo aplique en la espalda”.

Tu pareja puede ayudar

Otro problema para los hombres es que el melanoma suele aparecerles en la espalda y en la parte superior de la cabeza, lugares donde no llegan a verse. Como resultado, se les escapan esos lunares cambiantes que son el sello distintivo del melanoma. Eso explicaría por qué algunos estudios muestran que los hombres que tienen pareja suelen detectar el melanoma más tempranamente, y con mejores desenlaces, que los hombres solteros.

Brauer dice que muchos pacientes varones llegan con “con el cuerpo lleno de círculos escritos en marcador, porque su esposa o pareja han estado atentos a lo que les pasaba, y eso ayuda mucho”.

Los dermatólogos prefieren que ante la duda los pacientes consulten, aunque esos lunares no sean nada, que terminar descubriendo el melanoma cuando es demasiado tarde. “Hay excelentes tratamiento para el melanoma cuando se detecta en las primeras etapas y está alojado solo en la piel”, dice Salob. “Pero podemos hacer poco para vencerlo cuando se ha extendido al interior del cuerpo. Así que la detección temprana es fundamental”.

Uno de los mayores factores de riesgo para el melanoma son las quemaduras solares previas.

“Aunque apenas hayamos tenido un par de ampollas por quemaduras solares, eso automáticamente nos coloca en categoría de mayor riesgo”, señala Salob. Lo mismo ocurre con las personas rubias o pelirrojas, las de ojos claros, de piel clara o con más de 50 lunares en el cuerpo. Puede ser difícil de creer, pero una quemadura de sol sufrida en la adolescencia puede ser responsable de un cáncer de piel que se desarrolla a los 50 años. Y con cada quemadura el riesgo sigue aumentando. Según el estudio de Holman, más de un tercio de los estadounidenses informan haber sufrido al menos una quemadura solar en el último año.

“Cuando nos quemamos por el sol, la luz ultravioleta entra en la piel y daña el ADN de las células dérmicas”, dice Orengo. “Entonces el sistema inmunitario llega allí y dice: ‘hay que reparar este daño antes de que se desate un cáncer’. El sistema inmunitario repara el daño, y eso puede repetirse una y otra vez. Pero al llegar a los 40, 50 y 60 años, el sistema inmunológico empieza a ser menos efectivo, y cuando el ADN de las células se daña nuevamente, el sistema inmune no puede repararlo y el cáncer se desarrolla.”

Para garantizar una detección temprana, lo mejor es consultar anualmente al dermatólogo para que nos revise la piel del cuerpo.

Mientras tanto, no viene mal inspeccionarse uno mismo el cuerpo. Brauer recomienda pararse desnudo frente a un espejo de cuerpo entero una vez al mes y usar un espejo de mano para revisar la espalda. La idea es buscar cualquier mancha “nueva, cambiante o inusual”, dice Brauer, y en ese caso ir al médico.

El ABC para prevenir el melanoma

Los dermatólogos han desarrollado una guía para ayudar a los pacientes a identificar la aparición del melanoma en el cuerpo.

  • Asimetría: las lesiones de melanoma suelen tener una forma asimétrica y extraña.

  • Borde: Sus contornos son irregulares.

  • Color: Su coloración va cambiando.

  • Diámetro: Suele tener seis milímetros de ancho, aproximadamente del tamaño de una arveja.

  • Evoluciona: Su aspecto es cambiante y evoluciona rápidamente.

Por Andrea Atkins

(Traducción de Jaime Arrambide)