Yahoo Noticias Buzos descubren verdaderos tesoros de un barco ballenero que se hundió en una tormenta hace 186 años
Hace casi 200 años, un barco ballenero zarpó durante una tormenta y se hundió cerca de la costa de Australia.
La nave de madera, que se descubrió en 2018 a unos 10 pies de profundidad, es el naufragio conocido de más antigüedad que se ha encontrado nunca en la región de South Australia.
Hace poco, un equipo de buzos recuperó la carga que llevaba el barco, como platos y vasijas decoradas con adornos y una jarra de agua “terapéutica” traída de otra parte del mundo, según un estudio que se publicó el 23 de junio en la revista Historical Archaeology.
Los artefactos hallados entre los restos, aunque son pequeños y en muchos casos están rotos, ofrecen una ventana para conocer cómo era la vida en el mar hace siglos. La importancia de los hallazgos y del barco, llamado el South Australian, “no se pueden sobrestimar”, dijeron los investigadores.
EL HUNDIMIENTO DEL SOUTH AUSTRALIAN
Dada las circunstancias del hundimiento, es asombroso que los buzos pudieran encontrar algún tipo de carga.
El barco que se usaba como un centro de procesamiento flotante para cortar y trocear ballenas muertas, quedó atrapado en una tormenta cerca de la costa de Adelaide el 8 de diciembre de 1837.
Poco después, el buque chocó contra un arrecife. Afortunadamente el agua se había calmado, y la tripulación pudo escapar en pequeños botes.
Aunque impactó las rocas, el South Australian no se llegó a hundir, y su contenido se “pudo salvar en su mayor parte en las siguientes semanas”, dijeron los investigadores.
Con el paso de los años, otros balleneros y aborígenes de la zona siguieron hurgando cerca del naufragio, en busca de todo lo que pudieran llevarse consigo. Alrededor de los años 1850, el mar terminó tragándose el barco, y el lugar exacto donde se hundió se olvidó.
LOS HALLAZGOS DE LOS BUZOS
En las últimas décadas, se han organizado varias expediciones de búsqueda para encontrar los restos del barco, pero resultaron infructuosas.
En 2018, gracias a la “búsqueda y los registros de los detectores de metales” en el área, se lograron localizar los restos.
El año pasado, un equipo de buzos vio la quilla de madera del navío —colapsada y destrozada— que sobresalía del fondo del mar.
Se llevaron a cabo varias investigaciones, lo que condujo a los hallazgos que se describen en el estudio.
Entre las piezas del cargo que se encontraron hay 60 botellas de cristal o fragmentos de botellas, cuya forma parece ser similar a las botellas de cerveza y vino que se usaban en el siglo XIX.
Cuatro fragmentos de cerámica también se descubrieron, entre ellos uno, posiblemente un pedazo de tetera, que tiene una “decoración brillante de azul cobalto pintada a mano”. Otro de los fragmentos recuperados podría ser parte de un orinal, un inodoro portátil extremadamente rudimentario .
Entre los restos, se halló además, una jarra de cerámica donde posiblemente se guardaba agua mineral obtenida a miles de millas de distancia.
“Gracias a sus comprobadas propiedades terapéuticas, el agua mineral alemana era inmensamente popular en toda Europa, y se enviaba a numerosas colonias europeas en los siglos XVIII y XIX”, dijeron los investigadores.
Los buzos tienen planeado regresar al sitio del hundimiento para seguir documentando su contenido de hace siglos, aunque quizás tengan que apurarse.
“Los cambios recientes del lecho del mar están afectando el sitio a un ritmo alarmante”, señalaron los investigadores. “Esto no hace sino destacar más aun la necesidad de investigaciones adicionales y la urgencia de los trabajos de estabilización que deben adoptarse y llevarse a cabo”.
Traducción de Jorge Posada
