Quienes buscan la longevidad adoptaron esta droga, ¿pero realmente combate el envejecimiento?

La metformina es una medicación usada por los diabéticos en Europa desde la década de 1950
La metformina es una medicación usada por los diabéticos en Europa desde la década de 1950

NUEVA YORK.– Algunos norteamericanos obsesionados con la salud en algún momento creyeron haber encontrado la fuente de la eterna juventud en una droga para la diabetes que existe desde hace décadas, pero ahora tienen sus dudas.

La metformina, que ayuda a disminuir los niveles de azúcar en sangre en personas con diabetes tipo 2, es una medicación usada por los diabéticos en Europa desde la década de 1950, y en la década de 1990 fue aprobada por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA). Desde al menos fines de la década de 1980, los científicos vienen investigando otro posible uso del fármaco —combatir el envejecimiento— tras observar que algunas personas que tomaban metformina parecían experimentar otros beneficios.

La medicación cobró impulso como potencial droga para la longevidad en ciertos círculos de fans de la salud tras un estudio de 2014 que descubrió que los diabéticos tipo 2 que recibían metformina como único tratamiento vivían más años que quienes no sufrían diabetes.

La evidencia científica sobre la efectividad de la metformina para aumentar la longevidad de personas sin diabetes es contradictoria
La evidencia científica sobre la efectividad de la metformina para aumentar la longevidad de personas sin diabetes es contradictoria

Entusiasmado por una selección de investigaciones que sugerían que la metformina podía extender el lapso de vida, un creciente grupo de autodenominados biohackers se aferró a ese fármaco y lo tomó a pesar de no tener diabetes. Esa comunidad tecnológica que busca diseñar mejoras en su salud a través de dispositivos, análisis de datos y medicamentos, intercambia consejos en foros de Facebook, Reddit y la aplicación de chat Discord.

Como tratamiento para la diabetes tipo 2, la metformina es considerada segura, y los médicos dicen que consumirla con otros propósitos no entraña mayores riesgos. Pero algunas investigaciones sugieren que el fármaco podría está asociado a un aumento del riesgo de enfermedad de Parkinson y que dificulta el incremento de masa muscular a través del ejercicio físico.

Sin embargo, la evidencia científica sobre su efectividad para aumentar la longevidad de personas sin diabetes es contradictoria, y los resultados de algunos estudios recientes fueron desalentadores, así que algunos de sus adeptos apretó el botón de pausa.

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Brad Stanfield, un médico clínico de Nueva Zelanda y figura destacada en la comunidad de la longevidad, cuyo canal de YouTube sobre la investigación del envejecimiento acumula más de 160.000 seguidores, causó conmoción cuando anunció que había dejado de tomar metformina el año pasado.

Hasta entonces, Stanfield había promocionado sus potenciales beneficios entre sus seguidores y él mismo tomado el medicamento desde 2019. El médico dice haber cambiado de opinión después de revisar estudios más recientes, incluido un ensayo controlado aleatorizado realizado a lo largo de 21 años que encontró que la metformina no redujo la incidencia de cáncer, enfermedades cardiovasculares, ni de las tasas de mortalidad en adultos que no eran diabéticos pero tenían un alto riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.

“Siempre hay alguien que dice haber encontrado la fuente de la eterna juventud”, dice el Stanfield. “Es seductor, y uno quiere creerlo.”

Estudios publicados

Un estudio publicado el año pasado que se propuso replicar el estudio de 2014 que vinculaba el consumo de metformina con una vida más larga descubrió que no había relación entre el fármaco y una esperanza de vida igual o mejor que la de la población general. Otros estudios en diabéticos y en animales arrojaron resultados contradictorios sobre el potencial de la metformina para prolongar la vida y retrasar las enfermedades relacionadas con el avance de la edad.

James D. Miller, profesor de economía en Northampton, Massachusetts, dice que comenzó a tomar el medicamento hace unos 10 años, después de leer sobre el estudio de 2014 que vinculaba la metformina con una vida más larga.

Pero Miller redujo a la mitad su dosis diaria después de ver los videos de Stanfield donde explica su cambió de opinión sobre la metformina.

“Es tan tema tan molesto que no sé muy bien qué hacer”, dice el doctor Miller, de 56 años. “No sé cuál es la alternativa óptima.”

La metformina sigue despertando mucho interés en la comunidad de personas que buscan la longevidad, muchas de las cuales trabajan en el sector de tecnología, ingeniería y son académicos, y están naturalmente enfocadas en los datos duros. Disfrutan experimentando con tendencias de salud, desde duchas frías diarias hasta el tan mentado ayuno intermitente, y analizan las investigaciones antes de que lleguen a la corriente principal de la medicina. Esas personas se ayudan mutuamente con rutinas de bienestar y se mantienen al tanto de los estudios más recientes.

“¿Algún consejo para manejar el insomnio durante el ayuno?” preguntó en enero el seguidor de un grupo antiedad de Facebook llamado “Terminar con el envejecimiento ahora”. “¿Qué protocolo hay que seguir para los baños de inmersión calientes?” preguntó el seguidor de otros grupo en marzo. “¿Qué se piensa actualmente sobre la metformina?” escribió en otra parte otro forista.

Adam Bataineh, médico y fundador de Numenor Health, una empresa de telesalud creada en octubre de 2022 en el Reino Unido y centrada en el tema de la longevidad, dice que aproximadamente la mitad de sus pacientes preguntan sobre la metformina.

Su base de clientes está compuesta básicamente de personas a las que él llama “optimizadores”, en su mayoría hombres de entre 40 y 50 años que comienzan a sentir los efectos del envejecimiento. Bataineh aclara que él, personalmente, no toma metformina.

Libros y consultorios

Lee Spaziano, un ingeniero eléctrico de 49 años de Orlando, Florida, dice que comenzó a tomar metformina en 2021 después de leer sobre la droga en un libro David Sinclair, investigador de la longevidad de la Universidad de Harvard. Spaziano estaba tan convencido que compró una segunda copia del libro y se lo llevó a su médico al consultorio, con todos los párrafos que se ocupaban de la metformina marcados con resaltador. Consiguió que le hiciera la receta.

Pero una reciente investigación que sugiere que la metformina podría reducir los beneficios del ejercicio físico hizo que Spaziano lo pensara dos veces. Sigue tomando el fármaco, pero trata de compensar sus efectos negativos levantando pesas varias veces por semana y comiendo mucha proteína.

El doctor Sinclair, profesor de genética y codirector del Centro de Investigaciones de Biología del Envejecimiento de la Escuela de Medicina de Harvard, dice que todavía toma metformina según lo recetado por su médico, y que periódicamente se hace análisis de sangre. Sinclair no tiene diabetes tipo 2, pero tiene antecedentes familiares de la enfermedad. Cree que más allá del tratamiento o la prevención de la diabetes, los beneficios potenciales de la metformina para la salud superan los riesgos, pero advierte que no puede respaldar su uso de manera general.

“Lo que hago no significa que los demás deban hacer lo mismo ni que los esté animando a tomar medicamentos, a menos que lo apruebe un médico”, apunta Sinclair.

Adrian Massey, un diseñador de experiencia del usuario de 43 años que trabaja para una empresa de tecnología, decidió tomar metformina para lograr una larga vida después de leer varias investigaciones y de observar que sus familiares que la tomaban para la diabetes parecían más jóvenes que su edad cronológica. Massey no logró que su médico clínico le recetara el medicamento y optó por obtenerlo a través de una plataforma de telesalud.

Ni siquiera se desanimó por los ataques de náuseas que sufrió en las primeras semanas de tomar el medicamento, pero los calambres musculares que aparecieron durante el mes siguiente eran demasiado para ignorarlos. Massey dejó de tomar la droga.

“Me dolía demasiado”, dice.

Por Alex Janin

(Traducción de Jaime Arrambide)