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El Papa Francisco fue sin duda uno de los protagonistas este año por su paso por Latinoamérica y Estados Unidos, pero en especial gracias a su visita a México, uno de los países con más católicos del mundo. Allí, durante seis días, dedicó sus ceremonias a hablar de los principales problemas que aquejan a México como el narcotráfico, la corrupción de la clase gobernante y la exclusión de los pueblos indígenas. Al primer papa latinoamericano lo caracteriza su franqueza a la hora de hablar y en esta ocasión no fue la excepción: reprendió a los obispos, pidió perdón a los indígenas, se reunió con presos para afrontar el tema de la inseguridad y se acercó al lenguaje de los jóvenes dándoles un mensaje esperanzador. Sin embargo, el evento que marcó esa visita fue la misa binacional que ofreció en Ciudad Juárez, en la frontera que divide México de Estados Unidos, donde reflexionó sobre uno de los mayores desafíos de ambos países: la migración. / Foto: AP