Las brujas de San Luis Potosí

SAN LUIS POTOSÍ, SLP., octubre 31 (EL UNIVERSAL).- La época colonial en San Luis Potosí fue escenario de historias que incluían brujas. Para el historiador Salvador Solís, una leyenda nace del cruce de un dato fidedigno, un nombre, una fecha o un documento con lo que la gente "de aquel entonces contaba" y permaneció en la tradición oral potosina.

Desde hace años realiza un recorrido de las brujas en el Centro Histórico. Camina por las calles de adoquín para viajar en tiempo y recordar aquellas mujeres que en su tiempo fueron acusadas de ser brujas, esposas de Satanás, sólo por su belleza, independencia y sabiduría.

LA BRUJA TLAXCALTECA

El barrio más antiguo de San Luis Potosí es el Barrio de Tlaxcala. Su fundación data de 1592 y es aquí donde surge la leyenda de la Bruja Tlaxcalteca, quien era una mujer aguerrida, con conocimientos medicinales y el poder de transformarse en un venado, gracias a una bebida preparada con peyote. Ella juro venganza a los españoles por la explotación que vivió su gente, tlaxcaltecas y huachichiles.

Muertos en SLP

La bruja tlaxcalilla, como también era conocida porque nunca se supo su nombre real, habría llamado a rebelarse contra la iglesia, por lo que se dice que encabezó el saqueo de los templos del Barrio de Santiago y Tlaxcala. Estos actos llegaron a oídos de Gabriel Ortiz Fuenmayor quien la enjuicio por delitos de brujería y rebelión.

Fue en El Barrio de Tlaxcala, donde fue detenida de forma violenta por Gabriel Ortiz Fuenmayor, quien la tomó del cabello frente a sus seguidores y ordenó que la ahorcarán. La bruja fue ahorcada y, a manera de escarmiento, su cuerpo quedaría colgado por tres días.

Al día siguiente el cuerpo había desaparecido, la leyenda cuenta de sus seguidores bajaron la bajaron de la horca, otros dicen que esa misma noche se convirtió en animal y huyó. También otra parte de la leyenda dice que su mano está marcada en el Templo del Carmen, en la puerta lateral de la calle Manuel José Othón, para que las autoridades eclesiásticas no se olvidarán de ella y de lo le habían hecho a su pueblo.

LA LEYENDA DE LA ESTACADA

En la Calle Damián Carmona, donde ahora se encuentra la Biblioteca de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, estaba ubica la Comandancia de Dragones. Para la noche del 16 de septiembre de 1810, cuando estalló el movimiento de Independencia, se mando colocar estacas alrededor de la comandancia para prevenir un ataque insurgente.

Metros más adelante, en lo que hoy se conoce como las nueve esquinas, se encontraba "el Barrio de la Perlita" y el Mesón de las Animas, ahí vivía una mujer joven y hermosa, que tenía amoríos con un gendarme. Entre la comandancia se decía que ella tenía algo, porque encantaba a los hombre y también se decía que andaba con otro gendarme.

Una noche, la del 11 de noviembre de 1811, uno de sus amores la vio con otro, los confrontó, golpeó a su compañero, pero a ella la levantó y la dejó caer en una estaca. Esa noche se habría cometido uno de los primeros feminicidios en lo que hoy es San Luis Potosí, donde un hombre "preso de los celos defendió su honor" y asesinó a una mujer.

EL CALLEJÓN DE LOS ESPANTOS

Conocido hoy en día como Callejón de Zarzoza, enmarca la historia del matrimonio entre el general Abel Correa y María Ayala. María era una señorita de casa y buena familia, su madre murió cuando ella tenía 16 años de edad.

María se encargaba de cuidar a su papá, quien estaba muy enfermo. A él le preocupaba morir y que su hija se quedará sola, por lo que le presentó al general Abel Correa. En ese entonces ella ya tenía 40 años y como nunca había tenido un novio, las atenciones y regalos del general la ilusionaron, y aceptó casarse con él.

La miel sobre hojuelas de su matrimonio terminó al morir su padre. Abel Correa comenzó a golpearla, no la dejaba salir de la casa, ni para ir a misa. Una de sus vecinas, que vivía en la Calle del Miedo, hoy calle San Luis, se dedicaba a la creación de pócimas, por lo que en un acto desesperado María se acercó a ella, de quién aprendió hacer brebajes y comenzó a envenenar a su marido.

Abel Correa cayó en cama, ya no se presentó a la comandancia, po lo que sus compañeros se preocuparon y acudieron a la casa en el Callejón de Zarzoza. Al asomarse a la casa se dieron cuenta de que estaba abandona, como si llevará años así. Al entrar encontraron a Abel Correa en estado vegetal y en ese momento un olor azufre invadió la finca, chillidos, ladridos de perro, todos los sonidos parecían provenir del mismísimo infierno.

Cuando los gendarmes bajaron al patio, bolas de fuego y chispazos brincaban de techo en techo, por lo que salieron huyendo de esa casa y llevándose Abel Correa para internarlo en un hospital donde dejó escapar su último suspiro. De María Ayala no se supo más, hasta 20 días después que fue encontrada al interior de la casa. Ella estaba avejentada, se reía, gruñía y escupía. Fue internada en un hospital donde falleció como María Ayala viuda de Correa.

LA CASA DE LAS RECOGIDAS

Las autoridades eclesiásticas de la época colonial tenían una finca en la calle de Vallejo y Rayón donde encerraban a todas aquellas mujeres que eran sospechosas de brujería o que andaban vagando en las calles. Esa finca hoy es el Congreso del Estado.

Las brujas eran mujeres que tenían conocimientos medicinales, que no estaban casadas, eran mujeres jóvenes o muy viejas que tenían una vida fuera de las normas sociales de aquel entonces, por eso eran perseguidas y acusadas de hacer brujería.

EL CALLEJÓN DEL DIABLO

En 1732 Mariana, una joven de origen tlaxcalteca que por su forma de vida ya era señalada, encontró una casa en la hoy calle de Zamarripa del Barrio de San Miguelito, en aquel entonces conocido como El Barrio de la Santísima Trinidad. Ahí conoció a Juan Macario, quien era la autoridad civil eclesiástica del lugar.

Los colonos de la zona no estaban conformes de que esa joven, de dudosa reputación, que vivía sola y era visitada por distintos hombres, fuera parte del barrio, por lo que hablaron con Juan Macario para que la desalojara.

Juan Macario estableció amistad con Mariana, por lo que no fue desalojada. Los vecinos veían a Juan Macario caminar por la calle de la zanja y llegar a casa de Mariana, de donde no salía por un largo tiempo, por lo que empezaron a decir que esa joven mujer había embelesado a Juan Macario y dieron aviso a Fray Joaquín Bocanegra, quien era la autoridad eclesiástica.

Mariana fue internada en la casa de las Recogidas, por órdenes de Fray Joaquín Bocanegra, pero gracias a sus amistad con Juan Macario salió al día siguiente. Cansados de la "desfachatez" de esta mujer, mandaron llamar a las autoridades municipales, más de 15 gendarmes llegaron a la casa de Mariana, al entrar la encontraron en total abandonó y en una de las habitaciones el cuerpo de Juan Macario.

Al estar sobre la calle, al fondo donde ya empezaba el monte, vieron un par de ojos rojos que se aproximaron a los gendarmes a gran velocidad convirtiéndose en una bola de fuego que los impactó. Esa noche murieron 15 gendarmes en el lugar y la manifestación sobre natural de la que algunos quedaron como testigos, se le atribuyó al diablo, por lo que la calle comenzó a ser llamada "El Callejón del Diablo". De Mariana jamás se supo nada

LAS BRUJAS

En cada una de estas historias se habla de mujeres que rompieron el molde establecido de mujeres sumisas, virginales y puras. Mujeres que fueron asesinadas o eran violentadas. La persecución de todas aquellas que tenían conexión con la naturaleza y con la sabiduría femenina comenzaron a ser perseguidas por el Santo Oficio de la Inquisición.

La figura de la bruja siempre tendrá esta dualidad, que ha sido representada en el arte, como la mujer joven y seductora, la que hace perder la cabeza a los hombres y la anciana sabia, pero inservible para el deseo masculino.

La caza de mujeres que consideraban brujas o paganas también se dio en Europa. Actualmente en Escocia se está trabajando en un proyecto para que las autoridades ofrezcan un perdón público por todas las mujeres que fueron quemadas en la hoguera, torturadas y asesinadas.