Los británicos, reyes europeos de los medicamentos contra el colesterol

Frascos de medicamentos para reducir el colesterol fotografiados en un centro comunitario de salud el 27 de marzo de 2012 en Aurora, Colorado (Geety Images/AFP/Archivos | John Moore)

Siete millones de británicos consumen estatinas, convertiendo al Reino Unido, país de desayunos generosos y cervezas de medio litro, en el rey europeo de estos medicamentos contra el colesterol. El Reino Unido es además el país más "pesado" de Europa: uno de cada cuatro británicos (24,8%) son obesos, según un informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). Es un castigo muy severo, porque los británicos no se portan tan mal: beben más que la mayoría de los países más ricos, pero menos que los franceses, fuman menos que españoles y griegos y hacen más ejercicio que la mayoría. Sin embargo, sufren más del corazón que todos ellos, con 113 muertos por infartos por cada 100.000 habitantes. "Yo qué sé, igual es algo genético", se ríe Alwyn Daniel, de 53 años, un vecino de Londres que lleva dos años tomando estatinas, desde que tuvo un súbito aumento de colesterol. "El colesterol alto no duele, pero mi padre murió a los 62 años de un ataque al corazón, tengo una historia familiar de enfermedades del corazón y empecé a tomarlas porque el médico pensó que sería una buena idea", explicó. - De las estatinas a la eternidad - Las estatinas son unos medicamentos inhibidores de la HMG-CoA, la enzima del hígado que produce el colesterol. Hace diez años se prescribían a quien tuviera un 30% de probabilidades de sufrir un infarto en los próximos diez años. El porcentaje se rebajó ya al 20% y podría volver a rebajarse al 10% de probabilidades. Así lo aconsejó recientemente NICE, el organismo responsable de los estándares de calidad del servicio público de sanidad (NHS). De aceptarse, ello supondría elevar a 12 millones el número de británicos que toman estatinas, o uno de cada cuatro adultos. "La principal razón por la que las estatinas son tan recetadas es porque hay pruebas de que son altamente efectivas", explicó a la AFP Maureen Talbot, de la British Heart Foundation. El riesgo de sufrir un infarto lo determina el médico de cabecera. En un programa informático introduce variables como edad, peso, altura, historial familiar, si se es fumador y los niveles de colesterol. "Su riesgo es del 12%, pero bajaría al 9% si tomara estatinas", dijo un médico al periodista de la AFP que se sometió a la evaluación. "Pero antes de recetarle nada, deje de fumar, se reduciría el porcentaje a un 7-8%". Respondiendo a quienes afirman que las estatinas se recetan con mucha facilidad y que envían el mensaje equivocado -sigan castigando su cuerpo, señores-, Talbott dice -y la visita al médico así lo apunta- que los médicos recomiendan antes cambiar los hábitos. "Estoy segura de que hay un grupo de personas que cree que las estatinas lo curan todo y pueden hacer lo que les plazca, pero son una minoría", aseguró Talbot. "No voy a comerme una tarta de crema rosa sólo porque tomo las pastillas", confirmó Alwyn Daniel. Los efectos secundarios de las estatinas son objeto de polémica. Se estima que pueden afectar al hígado y facilitar la irrupción de diabetes. Christophe, un francés de 54 años que no quiso ser identificado con su apellido, empezó a tomarlas hace seis años pero abandonó al cabo de unos meses cuando le diagnosticaron una hepatitis (no relacionada con las estatinas, según él). Superados los problemas con el hígado, el médico se las ha vuelto a imponer porque tenía el colesterol alto. "Tengo un poco de nauseas, pero nada serio. Y dos meses después de empezar a tomarlas mi colesterol vuelve a niveles normales, así que deben funcionar", dijo a la AFP. -- Save the English breakfast! -- El debate sobre las estatinas ha cobrado protagonismo en las últimas semanas. Todos están de acuerdo en que reducen el colesterol, pero muchos se preguntan si no es la batalla equivocada. El profesor Rory Collins, de la universidad de Oxford, acusó a los escépticos de poner en peligro la vida de muchas personas. "Están probablemente matando a más personas que otros artículos irresponsables", dijo al diario The Guardian en referencia a dos artículos aparecidos en el British Medical Journal dudando del medicamento. La intervención más llamativa en la polémica vino de un cirujano vascular que tomó estatinas durante ocho años y acabó dejándolas. "LLegué a la conclusión de que las estatinas no iban a salvarme de un infarto y que mis niveles de colesterol son irrelevantes", escribió el doctor Haroun Gajraj en un artículo de opinión en The Daily Telegraph. "El colesterol alto ha sido durante demasiado tiempo un chivo expiatorio. En algunas circunstancias puede ser un indicador de enfermedad coronaria pero no hay pruebas de una relación causal", agregó. "Tras décadas de demonización, las grasas saturadas han sido absueltas" de provocar infartos, dijo Gajraj citando un reciente informe se la universidad de Cambridge y explicando que vuelve a comer huevos, mantequilla y carne tranquilamente. De la misma opinión es la Fundación Weston A.Price, que aboga por recuperar la vieja dieta de los buenos alimentos grasos naturales y desviar los esfuerzos a combatir las grasas hidrogenadas y la comida procesada. Los huevos, la leche, la mantequilla eran "considerados por nuestros ancestros como esenciales para que los niños estuvieran sanos" y fueron perdiendo protagonismo por culpa de "los dietócratas", dijo Philip Ridley, de la fundación. Mientras dietistas, médicos, revistas y gobierno se aclaran, los pacientes lo tienen claro. "No cuesta mucho tomarse una pastilla al día", sentenció Alwyn, minimizando la polémica, igual que Christophe: "es mejor tomar un medicamento preventivo que tener un infarto".