El Brexit desata una “fuga de cerebros” entre los científicos españoles en el Reino Unido

El 25% de los científicos españoles en el Reino Unido respondieron que están planteándose abandonar el país en el corto plazo.

Desde que el Brexit entrase en vigor el 1 de enero de 2021, las trabas burocráticas y migratorias derivadas de la salida del Reino Unido de la Unión Europea también afectan al ámbito científico y a los investigadores españoles, que cada vez ven más difícil establecerse en la isla británica.

De acuerdo con un reciente informe de la Sociedad de Científicos Españoles en el Reino Unido (CERU), más de un 60% de los encuestados entre 2017 y 2021 aseguran que el Brexit ha impactado en sus vidas de forma moderada o dramática.

“El Brexit ha afectado de muchas maneras, pero una de ellas, y por la que más gente está preocupada, es la movilidad y las políticas de migración”, afirma el guipuzcoano Igor Arrieta, investigador posdoctoral en la Universidad de Birmingham y co-director de Política Científica de CERU.

El Brexit puso fin en 2021 a la libre circulación de individuos entre el Reino Unido y la Unión Europea (UE) y, desde entonces, existen distintos tipos de visado obligatorio para residir, trabajar o estudiar en territorio británico más de seis meses, que además de los trámites burocráticos también implican un gran desembolso económico.

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A juicio de Arrieta, los obstáculos del Brexit han convertido al Reino Unido en un destino menos atractivo para la comunidad científica, frente a otros países de la UE como Alemania, Dinamarca o Suecia.

Regreso a España

Una encuesta reciente entre los socios de CERU sugiere que el Brexit está impulsando una especie de “fuga de cerebros” a la inversa, pues el 25% de los científicos españoles en el Reino Unido respondieron que están planteándose abandonar el país en el corto plazo.

“Hay miembros que llevan bastante tiempo en el Reino Unido y que ahora se están marchando a España”, dice el investigador guipuzcoano, que asegura que el sector científico español ha mejorado, pero todavía necesita una mayor inversión y estabilidad.

El joven gallego Iago Mora regresó a España a la fuerza, aunque persigue volver al Reino Unido para hacer un doctorado en Oxford, tras estudiar un máster de Teoría Política en la London School of Economics (LSE) entre 2022 y 2023 gracias a una beca.

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Según el gallego, “si no tienes una beca es literalmente imposible” estudiar en el Reino Unido, pues antes del Brexit los alumnos europeos pagaban el mismo precio que los británicos, pero ahora son considerados como extranjeros y el coste se ha duplicado.

Para poder extender su estancia tras sus estudios, Mora solicitó por su cuenta en enero de 2024 el visado de graduado (Graduate Visa), con un coste de cerca de 2,000 euros, y tuvo que sobrevivir durante dos meses en Londres sin ahorros, sin casa y sin trabajo mientras esperaba la resolución.

“No puedes salir del país porque entonces tiras a la basura todo el dinero que has pagado. Es un laberinto horrible”, confiesa Mora, que define la situación migratoria actual del Reino Unido como una “carrera de obstáculos permanente”.

Un proceso estresante

El navarro Javier Marqués decidió mudarse a la capital británica el pasado mes de septiembre con su pareja, tras conseguir una beca de tres años como investigador posdoctoral en el ámbito de las enfermedades cardiovasculares en la Queen Mary University de Londres.

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“En España está muy mal pagado. La mayoría de la gente te recomienda que te vayas fuera, porque luego a la hora de pedir becas en España o de querer continuar tu carrera te da muchos más puntos”, cuenta Marqués.

Sin embargo, antes de poder llegar a la capital británica, el navarro tuvo que sortear en primera persona todos los obstáculos burocráticos derivados del Brexit, en un proceso que califica de “estresante”.

Marqués solicitó el visado de trabajador cualificado (Skilled Worker Visa), con un coste de unas 800 libras más 1,000 libras adicionales por año de contrato en compensación sanitaria, y tuvo que desplazarse hasta Madrid solo para conseguir un título de inglés específico para el proceso migratorio.

A la hora de buscar piso también tuvo problemas para demostrar su solvencia, al no disponer de una cuenta bancaria en el Reino Unido, y se vio obligado a pagar medio año de alquiler de antemano.

“Lo peor ha sido tener que adelantar tanto dinero, porque a mí me habían hecho una entrevista (...) pero hasta que no llegas allí no sabes lo que te vas a encontrar. Y había pagado unos 12,000 euros antes de subirme al avión”, relata.