Brasil vive un resurgimiento de discos de vinilo muy peculiar

Associated Press (AP) — La cantante brasileña Cátia de França tardó casi medio siglo en encontrar su público, pero finalmente lo ha hecho, con la ayuda de una tecnología de audio casi obsoleta.

Nacida en Paraíba, un estado pobre del noreste de Brasil, la mezcla de rock psicodélico con ritmos tradicionales y poesía modernista de De França, de 77 años, pasó desapercibida durante mucho tiempo, incluso cuando realizó una gira por el país en las décadas de 1970 y 1980.

Durante la pandemia, se retiró a una reserva en las montañas de Río de Janeiro, “donde ni siquiera puedes imaginar una señal de internet”, dijo a The Associated Press.

Entonces, un día de 2021 sonó su teléfono. Era el cofundador de un sello independiente en São Paulo que quería reeditar su álbum debut de 1979, “20 Palavras ao Redor do Sol” (20 palabras alrededor del sol), en vinilo.

“Pensé: ‘Esto debe ser una broma’”, recordó de França. “Empezó a hablarme y me di cuenta de que no lo era”.

Desde entonces, De França en una estrella con fans y conciertos en el circuito alternativo.

Su fama tardía refleja en gran medida un renacimiento que ocurre en Brasil, donde el año pasado los discos de vinilo se vendieron más que los CD y DVD por primera vez en décadas. Los ingresos se duplicaron a 11 millones de reales (2,2 millones de dólares) en 2023 con respecto al año anterior, y fueron más de 15 veces más altos que en 2019, según Pro-Musica, una asociación de las compañías discográficas más grandes de Brasil. Y esas cifras incluyen sólo los nuevos lanzamientos, ya que las ventas de segunda mano son casi imposibles de rastrear.

El mercado de los LP usados nunca murió del todo, y ahora está en alza, dijo Carlos Savalla, un productor musical de 66 años de Río que posee más de 60.000 discos de vinilo.

Hay miles de comerciantes de vinilo en sitios web y grupos de Facebook, mientras que los aficionados locales e incluso entusiastas extranjeros recorren ferias, mercados de pulgas y tiendas de discos usados en busca de LPs de samba, bossa nova, tropicalismo y música popular brasileña para completar su colección.

El regreso del vinilo a Brasil sigue una tendencia global de los últimos 15 años. Tan sólo en Estados Unidos, los ingresos de los discos de vinilo alcanzaron los 1.400 millones de dólares en 2023, según la Asociación de la Industria Discográfica de Estados Unidos. El reciente y renovado interés estadounidense también tuvo su impulso con Taylor Swift, cuyo “Midnights” de 2022 se convirtió en el primer lanzamiento de un álbum prominente en tener ventas de vinilo mayores a las de su versión en CD desde 1987. Swift representó uno de cada 25 álbumes de vinilo vendidos en Estados Unidos en 2022.

En Brasil, el interés no se debe a los artistas más escuchados, que en muchos casos ni siquiera están lanzando discos en ese formato, dijo Marcelo Fróes, periodista e investigador musical. Más bien, los compradores de hoy en día son oyentes interesados en obtener álbumes clásicos y descubrir nuevos artistas o músicos que alguna vez fueron desconocidos.

En 2008, todas las fábricas de vinilo de Brasil habían cerrado. Pero, inspirados por un renacimiento en Europa y Estados Unidos, el productor João Augusto y sus socios decidieron comprar y resucitar una antigua planta de prensado de vinilo: Polysom.

“Empezamos a reeditar viejos álbumes con un gran atractivo comercial y demanda. Así que ahora, la fábrica sirve a sellos discográficos, artistas independientes y reedita álbumes antiguos”, dijo Luciano Barreira, gerente general de Polysom.

Quince años después, Polysom ha editado 1,3 millones de discos y sus competidores abrieron otras dos fábricas en Brasil. Uno de ellos imprimió una pequeña circulación de un vinilo financiado por una subvención para da França en 2019.

Otro que se sumó a la ola del vinilo en Brasil es João Noronha, un ingeniero de sonido de 32 años que se asoció con dos amigos para iniciar el sello Três Selos en 2019, ofreciendo a los suscriptores un disco recién acuñado por correo cada mes.

“No esperábamos mucho”, dijo Noronha, pero en el primer mes de operaciones, 120 suscriptores buscaron la reedición de “Sinceramente”, un álbum de 1982 de Sérgio Sampaio, un cantante brasileño de las décadas de 1970 y 1980.

Uno de los socios de Noronha, Rafael Cortés, se dio cuenta de que el raro álbum debut de De França de 1979 se vendía por 700 reales (135 dólares) en el mercado de segunda mano. Una vez que los socios obtuvieron luz verde de su antiguo sello para una reedición, decidieron que era hora de llamar a la cantante a su escondite en la montaña.

“Ella era extremadamente suspicaz y preguntaba: ‘¿Quién eres? ¿De dónde vienes?’” recordó Cortés.

“Creo que su desconfianza proviene del hecho de que la industria a menudo la hizo a un lado”, dijo. “Imagínense a ella, una mujer negra, nororiental y lesbiana en la década de 1970, que nunca hizo concesiones y defendió lo que era: una persona combativa, firme en sus principios”.

De França comenzó como directora musical en obras de teatro y luego se dedicó a la actuación, haciendo giras junto a algunos de los artistas más populares del país en la década de 1970. Evitó los arreglos tradicionales y utilizó instrumentos poco convencionales como el acordeón y la guitarra de 12 cuerdas, lo que hizo que su música fuera marcadamente distinta del sonido predominante.

Ese tipo de producción no comercial hizo que su sello discográfico, la subsidiaria brasileña de Columbia Records, se mostrara reacio a gastar dinero en promoción, dijo el escritor musical Chris Fuscaldo.

“No recibió un gran esfuerzo de marketing por parte de la disquera ni la inversión promocional que otros hicieron”, dijo Fuscaldo, autor del libro “1979 — O ano que ressignificou a MPB” (1979 — El año que redefinió la música popular brasileña).

Pero Fuscaldo, quien escribió su tesis doctoral sobre la eliminación de las mujeres de la historia de la música de Brasil, cree que la supresión de De França en ese entonces es lo que la hace atractiva hoy: su estilo único no se volvió obsoleto.

Los 2.000 ejemplares de la reedición de “20 Palavras” se agotaron rápidamente entre los miembros del club de Três Selos y otros compradores individuales.

Isadora Attab, una diseñadora de 35 años, se enganchó a la primera escucha.

“Ella es absolutamente brillante, la artista que desearía haber conocido cuando era adolescente cuando comencé a escuchar a estrellas de rock estadounidenses locas como Bob Dylan”, dijo Attab en un concierto reciente, donde compró la penúltima copia a la venta. “Miro esta portada e imagino cómo se exhibirá el álbum en mi casa. Quiero que la cara de esta mujer me mire todo el día”.

Mientras que los pequeños sellos independientes se enfocan en elevar a artistas alternativos de la música popular brasileña, las compañías más grandes también quieren una parte de la acción.

La filial brasileña de Universal Music puso en marcha su propio club de vinilos en 2022, reeditando álbumes de algunos de los grandes de todos los tiempos del país como Gilberto Gil, Chico Buarque, Rita Lee y Maria Bethânia. También vende discos importados de artistas extranjeros que van desde Billie Eilish hasta The Beatles y Ella Fitzgerald.

Puede que De França permanezca a su sombra, pero ahora tiene un foco propio. El 19 de abril, subió al escenario de un almacén transformado en un codiciado foro para para artistas independientes en São Paulo. El lugar estaba repleto de gente de entre 30 y 40 años, algunos con sus propios hijos a cuestas. Gritaban ”¡Maravilloso!” y ”¡Te amo!” mientras las luces del escenario se reflejaban en el cabello corto y como una nube de De França que brillaba contra su piel oscura.

“Estoy aquí presentando un nuevo disco, mientras que muchos pensaban que no haría otro”, dijo, con una amplia sonrisa. “Estas canciones siempre han estado conmigo, pero estaban inactivas”.

Un instrumento de 12 cuerdas tocaba una melodía del interior mientras De França mantenía el ritmo con sonajas afrobrasileñas conocidas como caxixis. Luego se lanzó a su primera canción, dejando fluir su letra:

“Renací, resurgiendo de las cenizas como un ave fénix, inquietando a mis enemigos...”

Después de su espectáculo, salió del escenario y alguien le colocó prendas de lana sobre los hombros para protegerla del frío de la noche. Uno podría haberla confundido con otra anciana, y no con la estrella de rock en la que finalmente se ha convertido.

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El videoperiodista de AP Lucas Dumphreys en Río de Janeiro contribuyó a este despacho.