Brasil toma medidas enérgicas contra los mineros ilegales de la Amazonia

Foto de archivo de una operación contra la extracción ilegal de oro en el Parque Forestal Nacional de Urupadi, en la selva amazónica

Por Adriano Machado

SUCUNDURI, Brasil, 28 dic (Reuters) - En lo más profundo de la selva amazónica, Brasil lucha contra la destructiva extracción ilegal de oro, que se está extiendendo desde las tierras indígenas a zonas protegidas por el Gobierno.

La Policía Federal se ha unido a la agencia gubernamental de conservación de la biodiversidad ICMBio en una serie de operaciones recientes para atrapar a los mineros ilegales y destruir sus campamentos y equipos.

El Gobierno del presidente izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva ya ha tomado medidas enérgicas contra la minería en reservas indígenas. Pero eso ha empujado a algunos gambusinos a otros bosques donde la represión ha sido escasa.

Este mes, agentes armados del ICMBio, organismo gubernamental que lleva el nombre del activista medioambiental asesinado Chico Mendes, se abalanzaron en helicópteros sobre campamentos de mineros ilegales en la cuenca alta del Tapajos, afluente del río Amazonas.

Incendiaron barcazas usadas para bombear y filtrar el mineral, destruyeron excavadoras y motosierras, y se incautaron de armas, radios y balanzas para pesar el oro.

Lula ha prometido erradicar la minería ilegal y acabar con la deforestación para 2030. Se trata de un brusco cambio respecto de su predecesor, Jair Bolsonaro, que fue criticado en todo el mundo por relajar los controles medioambientales, dando vía libre a madereros y mineros ilegales en la Amazonia.

Bolsonaro sostenía que Brasil tenía derecho a explotar sus recursos naturales.

En una misión reciente, un fotógrafo de Reuters siguió a un equipo de ICMBio hasta la Selva Nacional de Urupadi, donde los agentes detuvieron a un puñado de mineros ilegales y destruyeron sus tiendas, excavadoras, equipos de dragado y suministros de combustible.

Los mineros habían talado franjas de selva y excavado docenas de estanques para dragar oro que separaban de la arena con mercurio, un contaminante que envenena a los peces de los ríos.

A través de la puerta abierta de su helicóptero, los agentes de ICMBio dispararon armas automáticas contra las lanchas motoras que transportaban a los mineros que huían. Volvieron a disparar para hacer estallar barriles de diésel e incendiaron excavadoras para que no pudieran volver a utilizarse.

"Destruimos sus campamentos y siguen volviendo", declaró el comandante de la misión, Sidney Serafim.

Durante una operación de tres semanas, los agentes encontraron 20 explotaciones mineras y 11 pistas de aterrizaje clandestinas en la selva, junto con kilos de mercurio y miles de litros de diésel.

Fabio Santos, uno de los mineros, dijo que había trabajado en la prospección de oro en el territorio Munduruku, más allá del río Tapajos, pero que se había trasladado debido a las misiones de las fuerzas del orden y al conflicto con los indígenas.

"Pensamos que aquí sería más tranquilo. Bolsonaro no destruyó nuestro equipo", dijo.

"Las cosas van cuesta abajo con el nuevo Gobierno", dijo otro minero, Ramón Marques. "Dios dejó el oro aquí para que lo disfrutemos", añadió.

Los hombres fueron liberados en la selva a pie. Sólo el gerente de una de las explotaciones, Manuel de Jesús Silva, fue detenido por la policía.

Tenía una tienda en una choza de madera donde vendía conservas y licor a los mineros a cambio de gramos de oro, y una mesa de billar en el exterior para que jugaran.

"Solía ganar 200 gramos al mes, pero en los dos últimos meses sólo he conseguido 100 gramos", se quejó Silva.

(Reporte de Adriano Machado. Escrito por Anthony Boadle. Editado en Español por Ricardo Figueroa)