Brasil restituye la propiedad de un remoto enclave amazónico a los indígenas

Alto Río Guamá (Brasil), 28 jun (EFE).- El Gobierno brasileño restituyó este miércoles la propiedad de las tierras amazónicas del Alto Río Guamá a los indígenas que las habitan desde hace siglos, pero que aun así la debieron pleitear en tribunales durante décadas.

La ministra de Pueblos Indígenas, Sonia Guajajara, entregó los títulos de propiedad en nombre del Gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva en un acto realizado entre danzas y rituales tradicionales en una de las 42 aldeas de esos territorios, enclavados en medio de las selvas del sureste del estado amazónico de Pará.

"Estas tierras en manos de los indígenas, de sus verdaderos dueños, son ahora una garantía de preservación del medioambiente, de protección de la diversidad y de la cultura", declaró Guajajara.

La presidenta de la Fundación Nacional de los Pueblos Indígenas (Funai), Joênia Wapichana, garantizó que ahora, con el título de propiedad, los pueblos del Alto Río Guamá también tendrán apoyo oficial para asuntos sociales y para potenciar la agricultura y la pesca sostenibles, las principales actividades en esos territorios.

La Tierra Indígena del Alto Río Guamá ocupa 282.000 hectáreas y está habitada por unos 2.500 miembros de las etnias Tembé, Timbira y Kaapor.

Según el cacique Iguinaldo Tembé, la entrega de los títulos es "como el fin de una lucha de muchas décadas", que él mismo presenció desde niño y en la cual aseguró que participaron su padre, su abuelo "y muchos otros ancestrales que ya se fueron".

"YA NADIE TENDRÁ QUE ESCONDERSE"

Una historia de vida similar narró a EFE la secretaria de Asuntos Indígenas de Pará, Puyr Tembí, nacida en el Alto Río Guamá y donde todavía reside su familia, a la que desde su infancia vio "pelear y pelear por sus derechos", hoy plena y finalmente reconocidos.

"Ahora ya nadie tendrá que esconderse", dijo con lágrimas en los ojos sobre episodios de violencia que vivió cuando era niña, durante las invasiones de los colonos ahora expulsados.

La propiedad del territorio fue pleiteada en los tribunales por los indígenas desde 1945 y reconocida por la Justicia finalmente en 1993.

Sin embargo, comenzó entonces un muy engorroso proceso judicial, a veces salpicado por acuerdos corruptos entre hacendados y jueces, para expulsar a 2.000 colonos que se habían instalado ilegalmente.

La retirada fue ordenada por la Justicia en 2014, pero solamente comenzó a cumplirse en marzo de este año, cuando el Ministerio de los Pueblos Indígenas, creado el último 1 de enero por el Gobierno de Lula, finalmente hizo cumplir lo decidido por los tribunales.

UNA RETIRADA "NEGOCIADA", PERO SIN ESPACIO PARA RESISTENCIA

Según fuentes oficiales, el proceso de retirada fue "negociado", pero bajo la "muy firme" premisa de que si no se cumplía en forma voluntaria sería "forzado" por las autoridades.

"No hubo conflictos", dijo a EFE una fuente militar que trabajó en la expulsión de los invasores, de los cuales muchos se dedicaban a la explotación de madera, pese a ser una actividad prohibida en tierras indígenas.

Agregó que las fuerzas policiales desplegadas para vigilar la salida de los colonos permanecerán en la zona durante un tiempo aún no determinado, a fin de impedir que regresen y prevenir eventuales conflictos.

La presencia de militares y policías, unos 80 en total, está garantizada "hasta fin de año", dijo el portavoz del Ejército, quien apuntó que luego se evaluará la necesidad de mantenerlos en la zona.

"Lo ideal sería que solo sigan los fiscales medioambientales y de organizaciones indígenas", pues "significaría que realmente acabaron los conflictos", afirmó.

Eduardo Davis

(c) Agencia EFE