¿Está esperando Boris Johnson a que Rishi Sunak se la pegue como Liz Truss?

Reino Unido intenta pasar página de uno de los periodos más convulsos de su historia. Ese en el que en menos de dos meses ha tenido a tres primeros ministros. Primero fue un Boris Johnson que, tras tres años en el cargo, se vio obligado a dimitir por numerosos escándalos, entre ellos las fiestas en Downing Street durante la pandemia.

Fue sucedido por Liz Truss, que apenas duró 45 días y cuyas reformas económicas derrumbaron a la libra esterlina. Ahora llega el turno de Rishi Sunak, que es el encargado de intentar reflotar un barco que va a la deriva desde hace mucho tiempo. Concretamente, desde el 23 de junio de 2016, cuando los británicos eligieron Brexit en el referéndum.

Boris Johnson y Rishi Sunak. (UK Parliament/Jessica Taylor/Handout via REUTERS)
Boris Johnson y Rishi Sunak. (UK Parliament/Jessica Taylor/Handout via REUTERS)

Por delante, Sunak tiene una tarea ardua, con la mayor parte de la sociedad queriendo la convocatoria de elecciones y con un partido conservador que tan rápido eleva a sus líderes como los desahucia. En este sentido, tanto Johnson como Truss pueden dar fe de lo volátil que puede ser tener el apoyo de la formación. Y él, habiendo sido la tercera opción, digamos que actualmente no es garante de la estabilidad.

De hecho, para muchos diputados tories la opción correcta habría sido la vuelta de un Johnson que está actuando de una manera un tanto extraña. Tras conocerse la dimisión de Truss, el exalcalde de Londres volvió anticipadamente de sus vacaciones en el Caribe, lo que alimentó las teorías de un regreso a la primera línea. Los apoyos, desde luego, los tenía.

Sin embargo, el primer ministro durante tres años rechazó sumarse a la carrera para volver a liderar el país y a los tories, dejando un mensaje elocuente. "No se puede gobernar con eficacia a menos que se tenga un partido unido en el parlamento".

Toda una declaración de intenciones en la que deja claro que no volverá a liderar el partido a no ser que tenga un apoyo casi unánime al frente. Algo que no ocurre ahora mismo, de ahí que se eche a un lado y deje paso a Sunak. Una estrategia que se resume en esperar a ver qué pasa y dejar abierta la puerta para el futuro en condiciones más ventajosas.

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El nuevo primer ministro empieza su mandato con numerosas dificultades. El clima es de lo más crispado, la sociedad está harta de los vaivenes de los tories y exige elecciones y en el propio partido vuelan los cuchillos. Además, Sunak no está legitimado por las urnas, algo de lo que Johnson sí puede presumir.

Su popularidad también es más baja que la de su antecesor (25% frente a 30%) y adolece de un carisma que es una de las principales virtudes del exalcalde de Londres. También se le critica su alejamiento de la sociedad, ya que su mujer es hija de uno de los mayores oligarcas de la India, siendo el matrimonio extremadamente rico.

Rishi Sunak lo tiene complicado como primer ministro británico. (Photo by Dinendra Haria/Anadolu Agency via Getty Images)
Rishi Sunak lo tiene complicado como primer ministro británico. (Photo by Dinendra Haria/Anadolu Agency via Getty Images)

Boris Johnson, a la espera

Muchos factores en contra como para poder gobernar este barco. Lo previsible es que se la pegue, porque aunque consiguiera llegar vivo a unas hipotéticas elecciones, el desgaste de los conservadores es tan grande que resulta casi imposible plantearse una remontada de más de 30 puntos, que es lo que reflejan hoy las encuestas. De esta manera, podría protagonizar una de las peores derrotas de la historia de una formación que ahora mismo está huérfana de líderes.

Y es en este punto en el que Boris Johnson puede reaparecer. Con el partido hundido, con sus sucesores habiendo sido vapuleados, puede convertirse en el mal menor para la formación y el encargado de resucitarla. Conseguiría así, ser líder por aclamación.

Y realmente no es una mala estrategia, en un partido que se resiste a ir a comicios, pero donde previsiblemente las cosas se irán degenerando en los próximos meses, con la crisis energética y la inflación causando estragos, así como las consecuencias del Brexit.

En este sentido, en el pasado Johnson ya demostró que sabe esperar su momento. Tras el Brexit, decidió no presentarse y dejó el camino libre a Theresa May. Ahora puede hacer lo mismo.

Existe, lógicamente, otra opción y es que Sunak consiga una cierta estabilidad y Reino Unido prospere. El nuevo primer ministro se puede agarrar a que las encuestas señalan que un 36% tiene una opinión favorable de él, frente a un 30% de Boris Johnson. Unas cifras que ayudan a paliar un poco su poca sintonía con las bases del partido que el exalcalde de Londres sí tiene.

Aun así, estas cifras probablemente varíen rápidamente porque no es lo mismo haber estado tres años gobernando que empezar de cero. Y no se puede olvidar que sin haber disfrutado del cargo nada, ya hay un 64% de los encuestados que tienen una opinión desfavorable.

Sunak empieza su misión imposible, mientras que Boris Johnson aguarda su oportunidad. Habrá que ver qué ocurre en la inestable política británica las próximas semanas.

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