Así se ha fraguado la última puñalada por la espalda a Boris Johnson: el enemigo en Reino Unido siempre está en casa

"Cuando juegas al Juego de Tronos, o ganas o mueres". Esta célebre frase de la serie Juego de Tronos bien puede aplicarse a la política británica, que durante años ha demostrado que las lealtades son cosa pasajera y que la ambición y los objetivos personales están muchas veces por encima del compañerismo o la colaboración.

El último ejemplo ocupa estos días las cabeceras de toda la prensa internacional. El primer ministro Boris Johnson lucha por mantenerse en el cargo después de que varios escándalos, entre ellos la celebración de una fiesta durante las restricciones en la pandemia, le hayan llevado a una situación límite, con su popularidad por los suelos (solo aprueba para el 23% de los británicos) y con miembros de su partido con serias dudas sobre su permanencia.

Boris Johnson y Dominic Cummings (REUTERS).
Boris Johnson y Dominic Cummings (REUTERS).

Y paradójicamente la persona que más está haciendo por la dimisión del antiguo alcalde de Londres es la misma que consiguió que llegara al número 10 de Downing Street: su asesor principal durante 16 meses y uno de los grandes ideólogos del Brexit: Dominic Cummings.

La situación política actual del Reino Unido no se puede explicar sin la presencia de este hombre de 50 años nacido en Durham. Un estratega brillante y ambicioso que parece decidido a acabar con la carrera política de Johnson a ritmo de filtraciones como venganza por su marcha en noviembre de 2020.

La relación de Cummings con el Partido Conservador viene de lejos, ya que en el año 2002 fue director de estrategia de Iain Duncan Smith y entre 2007 y 2014 asesoró a Michael Gove, dos pesos pesados de la formación.

Posteriormente su influencia siguió creciendo y fue nombrado director de la campaña a favor del Brexit que culminó con el referéndum celebrado en 2016. Precisamente a él hay que agradecerle el lema "Recuperar el control", que tanto caló entre los votantes euroescépticos.

Sus tácticas, basadas en el análisis de datos y en redes sociales, fueron tan exitosas que no fue ninguna sorpresa que Boris Johnson le reclutara como asesor principal en julio de 2019 y juntos lograron una holgada mayoría en las elecciones de diciembre de ese mismo año.

Cummings se convirtió en el primer ministro en la sombra, aquel que controlaba todo entre bambalinas y el que estaba detrás de las principales decisiones del Gobierno británico. Pero la relación entre ambos se fue deteriorando a medida que el enfrentamiento del asesor con la por entonces prometida de Johnson, Carrie Symonds, se intensificaba.

Boda de Carrie Symonds con Boris Johnson. (Photo by Rebecca Fulton / Downing Street via Getty Images)
Boda de Carrie Symonds con Boris Johnson. (Photo by Rebecca Fulton / Downing Street via Getty Images)

Tras una larga batalla interna y después de que el de Durham estuviera salpicado por una gran polémica tras saltarse el confinamiento en varias ocasiones, en noviembre de 2020 el asesor terminó dimitiendo. Sin embargo, una vez más se cumple el famoso refrán de se perdona, pero no se olvida.

Y en los últimos meses han ido apareciendo numerosas noticias y filtraciones sobre malas prácticas del Gobierno que llevan el sello y la firma de Cummings. La última es esa fiesta por la que el primer ministro ha tenido que pedir disculpas, pero antes ya hubo otras controversias.

En junio de 2021 publicó varios mensajes privados de Johnson y en octubre reveló que el exalcalde tenía pensado incumplir el Protocolo de Irlanda del Norte. Además, últimamente cada tres o cuatro semanas surge una nueva controversia con todo lujo de detalles. Antes de la fiesta, estuvo el origen del dinero de la decoración de la casa de Johnson.

Una fuente cercana al asesor reveló en el Daily Mail que "cada vez que Boris consiga recobrarse de un escándalo, ahí estará Dominic para golpearle otra vez. (…) Tiene un archivo repleto de datos, textos y correos electrónicos dañinos que irá publicando periódicamente para acabar con Boris Johnson".

Una situación que de confirmarse puede provocar que las próximas semanas se le hagan muy largas al primer ministro. Y es que si su situación ya es muy complicada tras la cadena de escándalos, una nueva polémica podría suponer una marcha anticipada.

La alianza Cummins-Johnson pronto se ha transformado en guerra y parece que quedan muchos capítulos por escribir.

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