Bolivia inaugura una planta de biodiesel para bajar costos a la subvención a combustibles fósiles

LA PAZ, Bolivia (AP) — El presidente de Bolivia, Luis Arce, inauguró el martes la primera de tres plantas de biodiésel con las que pretende reducir el gasto del Estado en la importación y subsidio de combustibles y evitar así un ajuste de precios al alza de esa gasolina.

La nueva infraestructura está dentro de las instalaciones de la estatal petrolera Yacimientos Petrolíferos Fiscales de Bolivia en el norte de la ciudad oriental de Santa Cruz y, según el anuncio del mandatario, tuvo un costo de 379 millones de bolivianos (unos 54 millones de dólares".

Los otros puntos que YPFB tiene en el país corresponden a megacampos de gas.

El gobierno prevé que la nueva planta produzca unos 1.500 barriles de biodiésel por día, que luego se mezclarán con diésel fósil para elevar el octanaje de esa gasolina y adaptarlo al parque automotor que no no puede funcionar exclusivamente con el biodiésel generado con etanol.

Arce aseguró que Bolivia ingresó a la industrialización en “un camino complicado”, pero justificó la estrategia en que el “desarrollo no puede depender de la importación” de combustibles fósiles.

“Lo más fácil es elevar precios, dejar que los precios regulen el mercado. Nosotros no queremos entrar a eso, porque cuando los precios suben el pueblo sufre”, agregó sobre el plan para reducir la dependencia de la importación de gasolinas. El mandatario ha manifestado en reiteradas ocasiones que en su gobierno no se tocará el precio de los combustibles. Además anunció incentivo a los agro productores bolivianos.

Bolivia importa la mitad de la gasolina que consume y hasta un 70% del diésel, según informes de la estatal Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos.

La importación de combustible se realiza a precios internacionales, pero que luego se vende en el mercado interno con un precio subsidiado de 3,72 bolivianos por litro de diésel (unos 53 centavos de dólar), más barato que el agua embotellada, que cuesta cerca de un dólar.

Según cifras oficiales, Bolivia importó el año pasado gasolina y diésel por 2.974 millones de dólares. De ese monto, 1.335,3 millones corresponden al diésel.

Los subsidios a los combustibles, que se elevan cada año por el crecimiento del parque automotor, son el mayor gasto del Estado y suponen un monto que ronda el 50% de lo que se importa.

Asimismo, la demanda interna del país es unos 35.000 barriles de diésel y 34.000 de gasolina al día, según estadísticas recientes de la petrolera estatal.

Con el proyecto de las tres plantas, el gobierno estima que la producción de biodiésel llegue a los 12.000 barriles al día y, según el ministro de Economía, Marcelo Montenegro, el Estado ahorrará hasta 400 millones de dólares.

En el país, existe una normativa que establece un porcentaje de mezcla de gasolinas con hasta un 12% con biocombustible, una cifra que el gobierno elevó recientemente para que se pueda llegar a una mezcla de hasta 25%, sujeta a estudios previos.

Desde 2018, Bolivia utiliza etanol, producido a partir de la caña de azúcar, para la mezcla con gasolina. Y ahora producirá biodiésel, a partir de soya, palma y girasol, entre otros.

El ministro de Hidrocarburos, Franklin Molina, explicó que el plan del gobierno para sustituir las importaciones de hidrocarburos incluye otras otras dos plantas de biocombustible. Se espera que la segunda planta entre en operación a finales de año en la vecina ciudad de El Alto. La tercera, de aceite vegetal hidrogenado, aún no tiene fecha establecida.

Molina aseguró que se crearán más de 600 fuentes empleo. “Y se reduce la contaminación”, añadió.

Desde 2022, Bolivia pasó de ser un país exportador de gas natural a importador de combustibles fósiles por un estancamiento de su industria de hidrocarburos nacionalizada en 2006.