Boca venció a Trinidense por la Copa Sudamericana con un golazo de tiro libre de Edinson Cavani que le borró la mala noche que pasaba

Edinson Cavani festeja su golazo de tiro libre, que le dio a Boca la victoria sobre Trinidense en Asunción, por la Copa Sudamericana.
Edinson Cavani festeja su golazo de tiro libre, que le dio a Boca la victoria sobre Trinidense en Asunción, por la Copa Sudamericana. - Créditos: @NORBERTO DUARTE

La jerarquía de Edinson Cavani rescató a Boca en una noche como para el olvido y lo puso nuevamente en carrera por la vanguardia del grupo D de la Copa Sudamericana. El equipo xeneize empezó abajo ante Trinidense en Paraguay, empató en el segundo tiempo con un gol de cabeza de Nicolás Figal y terminó de revertir el resultado a los 46 minutos con un espectacular tiro libre de su goleador y número 10. El triunfo le permite a Boca depender de sí para acceder a la etapa de octavos de final. Si vence a Fortaleza y Nacional Potosí en la Bombonera, sacará pasaje directo a esa rueda, sin pasar por la de dieciseisavos contra alguno de los terceros de zona de la Copa Libertadores.

Aunque todos los flashes se fueron con el uruguayo, lo mejor de Boca pasó por los defensores laterales. Dice Diego Simeone que, en el fútbol de hoy, lo más importante es eso: “Si tenés laterales buenos, tenés muchas chances de ganar. Si les cuesta, tenés dificultades”. Desde que Diego Martínez se convirtió en el entrenador de Boca, un aspecto característico que imprimió a su equipo fue la influencia de los laterales en el juego. El máximo exponente es Lautaro Blanco, que llegó en silencio y se volvió figura, aunque Luis Advíncula también ha aportado lo suyo. Este miércoles, en Asunción, el rosarino y el peruano volvieron a ser los más lúcidos de un conjunto que tuvo mucho la pelota pero que careció de ideas para romper el cerrojo defensivo del rival.

Axel Cañete derriba a Cristian Lema, que falló en la jugada del gol de Trinidense; el defensor de Boca venía de estar en la mira por sus errores en la eliminación a manos de Estudiantes por la Copa de la Liga.
Axel Cañete derriba a Cristian Lema, que falló en la jugada del gol de Trinidense; el defensor de Boca venía de estar en la mira por sus errores en la eliminación a manos de Estudiantes por la Copa de la Liga. - Créditos: @Jorge Saenz

Blanco y Advíncula fueron las principales armas de ataque de un Boca necesitado de puntos que defendió prácticamente con tres hombres: Cristian Lema, Figal y alguno de los dos Fernández, Ezequiel y Guillermo. De una incursión de Blanco surgió una de las controversias de la noche. El ex defensor de Rosario Central trepó por la izquierda, enganchó ante la marca de Alex Cañete y el paraguayo, desde el piso, pareció frenar la pelota con una mano. Tras cuatro minutos de protesta, ni el árbitro chileno Cristián Garay ni el colombiano Yadir Acuña, que estaba a cargo del VAR, consideraron que se debía sancionar penal. Antes, Boca había avisado con una media vuelta de Cavani que había salido lejos del arco y un remate de Kevin Zenón por encima del travesaño.

Animado por la derrota por 4-1 de Fortaleza en Bolivia contra Nacional Potosí (ese partido comenzó media hora antes que el de Boca), el cuadro argentino se plantó decididamente en campo ajeno, pero ofreció ventajas defensivas que pagaría muy caras. Sin Marcos Rojo (desgarrado), con Lema en bajo nivel y un Figal que bajó mucho el rendimiento después de la lesión, el visitante pasó más de un sofocón en Asunción.

El golazo de tiro libre de Edinson Cavani

Trinidense había avisado a los 16 minutos con un pelotazo largo de su arquero, Wilson Quiñónez, que había dejado al argentino Brian Andrada mano a mano con Sergio “Chiquito” Romero. Andrada definió por arriba del travesaño, pero tuvo revancha en la última ocasión de la primera mitad. En una acción similar, el ex jugador de Gimnasia La Plata, Ferro y San Martín, de Tucumán, sacó provecho de otra floja cobertura de Lema y esta vez no perdonó. Boca marcaba mal en ataque y en defensa y sufría cada embate del conjunto local, que apostaba todas sus fichas a la velocidad de los de arriba.

Sin embargo, el escenario cambió al inicio de la segunda etapa. Andrada, que había visto la tarjeta amarilla por haberse quitado la camiseta en el festejo (también ofreció disculpas de frente al público de Boca), tomó del pantalón a Equi Fernández y, amonestado por segunda vez, dejó a Trinidense con un jugador menos. Un pecado capital.

Otra vista del golazo del Matador

“Movete, xeneize, movete...”, bajó de la popular Norte de estadio La Nueva Olla, donde se ubicó el grueso de la hinchada xeneize. Quien captó primero el mensaje fue Martínez, que desarmó el doble 5 y mandó a la cancha a Luca Langoni, armando un 4-3-3. Boca adelantó sus líneas y encontró tempranamente el empate con el cabezazo de Figal, tras otro excelso centro de Blanco. Minutos después, Langoni simuló una falta de Quiñónez y el árbitro marcó penal, pero el VAR revirtió la decisión.

Compacto de Trinidense 1 vs. Boca 2

Los minutos pasaban y Boca se de Paraguay traía un empate que le servía muy poco. En lo futbolístico, en lo estadístico, en lo mental. Pero Cavani, que parecía peleado con el arco, sacó un conejo de la galera cuando Boca más lo precisaba. En la última acción, el uruguayo colgó la pelota en el ángulo superior derecho del arco de Quiñónez y le dio a Boca una victoria tan sufrida como necesaria. Un gol que vale mucho más que tres puntos, y que le devolvió el alma a un Boca obligado a festejar con un trofeo en las manos.