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La leyenda del atrapasueños

Según un mito de origen indoamericano, el atrapasueños es capaz de permitir el acceso de los sueños buenos al subconsciente, e inhibir el paso de las pesadillas. / Foto: Thinkstock
Según un mito de origen indoamericano, el atrapasueños es capaz de permitir el acceso de los sueños buenos al subconsciente, e inhibir el paso de las pesadillas. / Foto: Thinkstock

Texto: Natalia Iscaro

A lo largo de la historia, los sueños han tenido diversos significados para cada civilización. Debido a su capacidad de inspirar, confundir y hasta perturbar, nuestros antepasados se dedicaron a ahondar las profundidades de sus misterios. Entre sus explicaciones, aún hoy subsiste una leyenda nacida en suelo indoamericano. Se trata del atrapasueños, un colgante con una red, cuentas y plumas, que se utiliza como un vehículo para el pasaje de los mensajes de los espíritus hacia nuestros sueños.

Para los indios, existían sueños buenos y malos. Y mientras los primeros atravesaban la red del atrapasueños y descendían por sus plumas hasta llegar a nuestro subconsciente, los malos quedaban atrapados en su red para luego desaparecer, al salir el primer rayo de luz matinal.

El origen

El nacimiento de este mito puede rastrearse en la civilización Ojibwe (también conocida como Ojibway o Chippewa), uno de los pueblos nativos más grandes de América del Norte. Para ellos, los sueños eran tan vitales que los niños recién nacidos no recibían un nombre hasta tanto el “nombrador” de la tribu lo soñaba. Esta persona era también responsable de ofrendarle al pequeño una red que debía colgarse sobre la cuna, y que lo protegía mientras dormía. Esto respondía a la creencia de que los niños eran especialmente vulnerables a los miedos nocturnos, y requerían un hechizo que protegiera sus sueños inocentes. De ahí el origen del atrapasueños. En el libro “Las costumbres de Chippewa (Ojiibwe)”, publicado en 1979, la etnógrafa Frances Densmore explica las tradiciones de esta civilización, y detalla la función del atrapa sueños: “Atrapa y retiene todo lo malvado, como la red de una telaraña atrapa y retiene todo lo que entra en contacto con ella”.

La leyenda

Fue la misma Densmore quien descubrió y detalló el origen del mito. Según este relato, transmitido de generación en generación, existió una mujer encargada de llevar el sol a su gente: su nombre era Mujer Araña. Esta tarea le resultaba sencilla al comienzo, cuando todas las personas vivían juntas en el mismo lugar. Pero cuando la población comenzó a expandirse hacia las cuatro coordenadas de la tierra, ella se inspiró en la araña para continuar cumpliendo su necesaria función. Tomó las plantas y telarañas cubiertas de rocío, y tejió un círculo que representaba al sol. Así nacieron los atrapasueños.

Los símbolos

La arquitectura del atrapasueños no es en casual: cada pieza tiene su sentido. En primer lugar, la red. Luego las cuentas: una central, representando a la propia araña tejedora, y otras esparcidas, para simbolizar a los sueños atrapados. Las plumas simbolizan al aire, esencial para la vida, y es a través de ellas que descienden los sueños buenos para llegar a los seres dormidos. En su forma originaria, una pluma representaba al padre (generalmente de un águila, símbolo del coraje) y otra a la madre (de una lechuza, señal de sabiduría). Aquellos que los indios entregaban a los bebés estaban hechos de cuerda, y su función era durar solo lo suficiente hasta que el niño se volviera adulto.

La profecía se extendió hasta nuestros días. Como un elemento decorativo, hoy el atrapasueños se consigue en diversos materiales, y se elabora con técnicas artesanales. Se cuelga en la pared, casi siempre sobre las camas, para cobijar los sueños.

Fuentes consultadas: Tecnología Nativa (www.nativetech.org)