Por qué las mujeres que estudian ingeniería no son iguales a sus colegas varones

Jared Mauldin, estudiante de ingeniería mecánica. (Facebook/Jared Mauldin)
Jared Mauldin, estudiante de ingeniería mecánica. (Facebook/Jared Mauldin)

Su carta comenzó con una provocación, una afirmación que –en otros contextos- habría sido considerada realmente trasnochada, discriminatoria, ofensiva. Pero en realidad se trataba de una suerte de halago, de una elegante exposición de la verdad.

Todo comenzó cuando Jared Mauldin, estudiante del último año de Ingeniería Mecánica en la Universidad del Este de Washington, envió una carta al periódico de esa institución, The Easterner, para declarar, tajantemente, que a su juicio las mujeres que estudian ingeniería no son iguales a los varones que hacen lo mismo.

El escenario parecía puesto para estallar en llamas.

En su carta, Mauldin afirma sin tapujos al referirse a sus compañeras estudiantes de ingeniería que ellas y él no son iguales. Y no se trataba de un imitador de Donald Trump preparado para una arremetida sexista contra una profesional contestataria. La cosa iba mucho más allá.

Mauldin les dijo en su carta a sus compañeras que no importaba que ellas sacaran las mismas calificaciones académicas que él y que aunque él tiene la intención de tratarlas como sus pares en realidad no son iguales. Por extensión, su carta afirmó que en general las alumnas de ingeniería simplemente no son iguales a los estudiantes de esa ciencia.

Los dichos de Mauldin no serían sino una expresión de la realidad.

Según el joven, la diferencia radica en que él no tuvo que crecer en un mundo que lo desalentara de seguir estudios de ciencias, que le dijera que era “respondón” solo por exhibir dotes de liderazgo. Qué él no es igual a ellas porque nunca fue rechazado por sus colegas debido a sus intereses ni bombardeado con mensajes que afirmaban que lo importante era la apariencia. Que nunca fue visto despreciativamente por profesores que creían que no entendía algún tema en clase de ciencias o matemáticas a causa de su género.

En resumen, que él no ha tenido que enfrentar retos injustos y actitudes hostiles solo por ser mujer. Porque las mujeres que estudian ingeniería han tenido que enfrentar y conquistar mucho más de lo que él ha enfrentado en su vida. Por eso Mauldin afirma que él y sus compañeras ingenieras no son iguales: ellas tienen un espíritu y un ímpetu mucho más grande y debe ser reconocido.

La carta fue sin duda una muestra de caballerosidad pero también es una expresión de la realidad que aún enfrentan muchas mujeres universitarias en carreras técnicas y científicas. Como indicó The Huffington Post citando un estudio de Harvard, el sexismo en esos campos académicos es considerable: 557 mujeres científicas indicaron que se han visto en la necesidad de probar una y otra vez su valer, una presión a la que los varones no serían sometidos a la misma escala.

La carta originalmente publicada por Jared Mauldin en el periódico The Easterner de la Universidad del Este de Washington. (Facebook/Jared Mauldin)
La carta originalmente publicada por Jared Mauldin en el periódico The Easterner de la Universidad del Este de Washington. (Facebook/Jared Mauldin)

El propio Mauldin contó en su página de Facebook cómo una compañera suya, Holly Jeanneret, que era mucho mejor que él en cálculo, pero que por solo ser mujer era descartada como compañera de trabajo o tratada con severidad excesiva.

Mauldin, que de acuerdo al Huffington Post es también profesor de tecnología para alumnos de primaria, comentó que ha visto a muchas niñas y jóvenes padecer en sus estudios de ciencia y matemáticas porque se les trata diferente solo por el hecho de ser mujeres.

Y como él mismo señaló, muchas mujeres han señalado con énfasis y a mayor escala lo que él indicó en su carta, pero él quiso añadir su granito de arena para enfrentar un problema real: la presión desigual a la que se somete a muchas estudiantes en esos campos y las proezas cotidianas que ellas realizan para superar los obstáculos y lograr tanto o más éxito que sus colegas varones.

La conclusión de la carta es que un trato parejo sin importar el sexo de la persona es lo justo y pertinente.